27 de diciembre de 2025

Todavía cantamos: A no bajar los brazos

 

Sábado 27. Dejamos atrás la Nochebuena y la Navidad, que en mi caso transcurrieron sin demasiado espíritu festivo, pero sí con la satisfacción de compartir la mesa familiar con mis seres queridos. Hace unos días pusimos manos a la obra para armar la Pelopincho, una tarea que llevó más tiempo de lo que pensábamos porque siempre falta algún tornillo o clavija, o cuesta encontrar todos los caños que sostienen la estructura. Una vez que lo hicimos, nos dimos cuenta de que la lona tenía un pequeño orificio por donde perdía agua, así que fue una complicación más hasta que encontramos la manera de taparlo provisoriamente. Pero lo importante es que ya está lista para poder refrescarnos un poco ahora que comenzó el verano y el calor se siente con mayor intensidad. Esta semana no hubo muchas noticias por cubrir, casi nada, a decir verdad. Voy a tener que sacar algún truco de la galera para seguir publicando contenido en las redes y en el diario digital. Sigo yendo a caminar al Parque, todavía me cuesta hacerme el hábito, porque justo cuando estaba más cerca de lograrlo, la temperatura empezó a subir, así que ahora tengo que ir por la mañana, bien temprano, o si no a la tarde, cuando ya baja un poco el sol. Lo que puedo rescatar es que, cada vez que voy, trato de dejar de lado cualquier problema o preocupación. Una vez que cruzo el puente de la calle Ameghino y llego al Parque, me concentro en hacer un recorrido mínimo de tres vueltas, que son casi cinco kilómetros. Vamos a ver si lo puedo ir ampliando.


A nivel provincial o nacional, tampoco hay muchas noticias de relevancia. Todos los días echo un vistazo a los principales portales, y hasta ahora lo único que predomina en los titulares es el affaire de los dirigentes de la AFA, con el Chiqui Tapia a la cabeza. Desde que el tema comenzó a ganar presencia en los medios nunca le presté mucha atención, así que no estoy al tanto de la investigación. Como no me voy de vacaciones a ningún lado, lo único que espero es que no haya cortes masivos de luz. Por lo menos tengo una radio a pilas, que compré hace poco pensando en llevarla en el bolsillo cuando voy a caminar, y que siempre viene bien para no perder contacto con lo que va sucediendo. En plena era del streaming, una radio portátil parece un artefacto anacrónico, pero sigue siendo útil para reemplazar el tiempo que dedicamos a mirar la pantalla del celular. El mayor desafío será transitar este verano tratando de sacar provecho a las horas de ocio. No es que yo quiera estar al pedo, sino que tiene que ver con lo que mencionaba antes: Una merma en la actividad que los periodistas del pueblo estamos acostumbrados a cubrir. En rigor de verdad, siempre ha sido así: Seguramente si leyera lo que he escrito hace un año atrás, me daría cuenta de que hay cosas que se repiten. Por otra parte, ya terminé la temporada del programa de tele. Ibamos a grabar el último programa del año la semana pasada, pero por razones ajenas a mi voluntad no fue posible, así que ya lo dimos por finalizado, no hay margen para conseguir un invitado y coordinar todo en esta coyuntura.


Como ya dediqué bastante tiempo a trazar un balance de este año, me voy a abstener de hacerlo nuevamente. A corto plazo, pienso que lo importante será buscar nuevos desafíos para estos meses de verano. Salvo que sea algo fuera de lo habitual, no me quejo del calor ni de los factores climáticos en general. Cualquier persona se ve afectada por lo que pasa a su alrededor y ello hace que el estado de ánimo vaya cambiando, hasta que uno comprende que sólo debería preocuparse cuando reconoce que no hizo lo suficiente. Habrá gente que me pueda criticar, pero no conocen nada de mi vida: Sólo ven mi imagen pública e ignoran todo lo que me pasa a diario, precisamente porque yo trato de mantener esas cuestiones en reserva. Cortázar lo resumió en una sola frase al afirmar que hay ausencias que representan un verdadero triunfo. La gente que me banca, que me acepta, que me valora, es la que merece un párrafo especial en el libro de mi vida. Los demás podrán ir o venir según les plazca, pero como yo no espero nada de ellos, eso evita que me vea decepcionado. Por otra parte, estos meses de transición hasta que llegue marzo los quiero dedicar a pensar en un nuevo aprendizaje. A diferencia de los años anteriores, esta vez tengo ganas de hacer un curso que tenga un enfoque más práctico, como tapicería o carpintería. Siempre es útil aprender algo que nos permita hacer alguna reparación en el hogar o reciclar muebles viejos. Desde que vengo haciendo cursos en el Centro de Formación Laboral, mi experiencia ha sido buena, los grupos que se forman son de personas adultas que quieren estudiar y que no están para perder el tiempo, y me parece importante que todos estemos persiguiendo el mismo objetivo. Mirando a futuro, es lógico suponer que, para tener definiciones más concretas, habrá que esperar. Hoy por hoy, no tiene sentido darle mucha rosca al asunto. Será cuestión de ver qué nos deparan los primeros capítulos de 2026, que suelen ser los más inestables porque a todos nos cuesta volver a arrancar con la rutina. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

24 de diciembre de 2025

Salud, dinero y amor para el 2026

Falta poco para cerrar una etapa. Para poner fin a un ciclo que a muchos de nosotros nos planteó dificultades. Y ahora, estamos ante un inminente comienzo que nos otorga una dosis de motivación especial para seguir. Lo que puedo afirmar es que, contrariamente a lo que yo imaginaba, logré varios objetivos en este 2025. Es complicado recapitular, pero si yo pienso en cómo arranqué el año, he avanzado bastante. El trabajo fue más intenso, y me dio la impresión de que hubo más actividades de toda índole que en el año pasado. Escribir regularmente en este blog me permite tener un registro de cada momento, sin que por ello se convierta en un diario íntimo. Este año no estuve tan ajustado con el dinero, lo cual a título personal es digno de mención porque al final de cada mes siempre llegaba con la soga al cuello. Por supuesto, eso no quiere decir que gane una suma exorbitante, simplemente pude equilibrar más los gastos corrientes y administrar mi economía.


Si hay algo que me quedó pendiente, es publicar mi segundo libro. Y por ahora, a menos que me otorguen un subsidio o que encuentre algún sponsor, creo que todo seguirá igual. Empecé a escribir con muchas pilas, entre 2022 y 2023, y luego no volví a tocar los manuscritos. Me planché, no se me caía una idea, estaba bloqueado. Así estuve boyando durante muchos meses, dedicándome solamente al trabajo y tratando de cumplir con la rutina cotidiana. Si voy a apostar a editar un segundo libro, la calidad literaria debe superar al anterior, de lo contrario no vale la pena. A priori, creo que los relatos están mejor elaborados, veremos qué pasa cuando haga la revisión final.


Como mencionaba al principio, hubo mucho trabajo. O quizás, lo que sucedió es que todo me costó más esfuerzo que antes. Nadie te va a venir a golpear la puerta, las notas tenés que conseguirlas vos. Hoy puedo afirmar que mi diario digital tiene presencia en todas las redes sociales. Me estaba faltando Instagram y era reacio a incorporarlo, pero me insistieron tanto que al final lo hice. La idea es ampliar la audiencia, y que los lectores puedan acceder al contenido por múltiples plataformas.


El paso del tiempo nos engaña, es un gran impostor. Me cuesta tener una mirada objetiva de todo lo que hice, y eso me hace pensar que fue mucho más de lo que puedo rescatar. Para el año que viene tengo previsto hacer algunos cambios, porque la verdad es que necesito bajar el nivel de estrés y de ansiedad. Es la oportunidad ideal para conectarse con uno mismo, y cada cual lo hará a su manera: Yoga, meditación, mindfullness. A mí me cuesta bastante concentrarme en un mantra y repetirlo mentalmente, me han explicado algunas técnicas de respiración pero no me dan resultado, seguramente no lo estoy haciendo bien. Lo que es útil es acompañar ese momento de relax con música, me parece que es un complemento que ayuda muchísimo a bajar un cambio. Hay que cuidar la salud, todos lo que tienen mi edad deberían hacerlo, ya somos gente grande y el envejecimiento es inevitable. Si cualquier obstáculo te preocupa o te altera, sin duda que la vas a pasar mal, porque no vas a tener estrategias para anticiparte a esa situación, amortiguando su efecto. Para muchos de nosotros, haber lidiado con todo eso y sentir que cumplimos con nuestro deber merece ser valorado. Sea como fuere, quiero agradecer a toda la gente que me ayudó, me acompañó, me brindó palabras de aliento, me motivó a continuar. A mi familia, a mis amigos, a todos los vecinos que me encontré por la calle y que me dijeron que les gustaba ver el programa de tele. Di lo mejor de mí para que los anunciantes de mi portal pudieran incrementar sus ventas. Y como hace más de 20 años, el compromiso por honrar la profesión sigue intacto. 


Hace unas semanas, cuando fui a cubrir una sesión del Concejo Deliberante, me cayó la ficha: Hace 22 o 23 años que hago lo mismo, y haber sumado experiencia es el principal aprendizaje que me llevo para el futuro. Como les habrá sucedido a ustedes, tuve que pagar un derecho de piso para ganarme un lugar, y hoy mi apuesta tiene que ver con consolidar lo que logré. Vamos a ver qué acontece en el verano, con la expectativa puesta en arrancar marzo de 2026 con todo. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

19 de diciembre de 2025

Cuando el vacío se convierte en una metáfora de la ausencia

 

Este mes no he escrito mucho. En los ratos libres del laburo surgen algunas ideas interesantes, pero lo más engorroso es darles la forma que yo pretendo. Bueno, en esos casos, lo que hago es escribir todo lo que me sea posible para luego seleccionar aquellos textos que me parecen mejor logrados. Ayer, después de bastante tiempo, pude dormir una siesta reparadora, la verdad es que me hacía falta un descanso para recuperar energías. Ahora lo que resta es ponerle pilas a la recta final del año. Espero cumplir con todos los compromisos pendientes y afrontar el nuevo ciclo que se avecina con renovadas expectativas. Si me pongo a recapitular, debo reconocer que me di mucha rosca pensando en el futuro y después de tanto tiempo, ahora sí estamos muy cerca de salir a la cancha por última vez. 

El mes pasado me sorprendió con un diagnóstico de pre diabetes: Siempre me he alimentado sin tener que resignar a nada en particular, y por primera vez en mi vida me veo en la obligación de implementar una dieta baja en grasas y en azúcares.

En realidad, uno sabe cuáles son los hábitos saludables y cuáles no, pero en mi caso nunca me propuse seriamente dedicarme al cuidado de mi salud, porque creí que estaba sano y que no era necesario. Para que los niveles de glucemia vuelvan a tener valores normales, no me queda otra alternativa que redoblar los esfuerzos, evitando el sedentarismo, los alimentos con grasas saturadas, el consumo de alcohol, y todo lo que ya conocemos. No me gusta tener que tomar pastillas para todo, a veces uno adopta esa costumbre inconscientemente porque cree que una medicación aporta soluciones en el corto plazo, pero es evidente que con eso no alcanza. Es lógico suponer que si te quedás en la cama mirando el techo y lamentándote por lo que te tocó en suerte, nada va a cambiar. 


Desde hace varios meses, incluso antes de que me dieran el diagnóstico, empecé a incorporar las caminatas en el Parque. En esta época del año, cuando ya aprieta el calor, será un gran desafío poder sostenerlas. En principio, voy a tener que cambiar de horario, porque yo estaba acostumbrado a ir a caminar a la hora de la siesta. Con estas temperaturas que estamos teniendo últimamente, y que superan los 30 grados, no es la mejor opción. Lo cierto es que un día promedio, se pueden destinar aunque sea una hora o dos para cumplir con una rutina de actividad física. En el verano, la vida pueblerina entra en una meseta, y eso hace que yo disponga de más tiempo libre. Como viene la mano, dudo que me vaya a tomar vacaciones en algún lugar. Lo más beneficioso que puedo hacer es aprovechar para ponerme al día con todas las cosas que fui postergando. Por ejemplo, la lectura. Tengo mucho material que quedó inconcluso, y si me organizo bien, creo que estoy en condiciones de hacerlo. Para mejorar en la escritura, un factor clave es leer a los grandes escritores y conocer los recursos que utilizaron para dar vida a sus obras literarias.


Faltan seis días para Navidad, y no es una placa roja de Crónica TV. Creo que antes, hace varios años, yo le daba más bola a todo el tema de la Fiestas. Es inevitable pensar en “la mesa larga”, cuando todavía estaban vivos nuestros abuelos y sentíamos que no había tantas preocupaciones, quizás todo parecía más simple porque los más chicos no teníamos que planificar nada, de eso se encargaban los adultos, que compraban el lechón y todo lo que se suele consumir para estas fechas, además de elegir el lugar donde íbamos a compartir la cena de Nochebuena y la víspera de Año Nuevo. Es posible que, a la distancia, como ocurre con todo, se tienda a idealizar la mística de aquellos encuentros. Seguramente en aquella época no se nadaba en la abundancia: Había crisis económica al igual que ahora, pero no se notaba, o uno no lo percibía. A decir verdad, no me pongo a reflexionar sobre esto todo el tiempo, pero sí escucho a menudo una frase que no sé si es del todo cierta: “Eramos felices y no lo sabíamos”. No le dimos valor a esos momentos donde todo parecía estar en perfecta armonía porque dábamos por sentado que siempre sería así, y hoy vemos que no hay forma de dar marcha atrás, los años maravillosos quedaron sepultados por la fugacidad del tiempo. Como mencioné al principio, si nos situamos en el contexto, probablemente había bolsillos flacos, pero teníamos a nuestros seres queridos con nosotros. Hoy vemos que daríamos cualquier cosa para que volvieran a estar compartiendo la mesa navideña, o cualquier otra fecha. No hay plata que los traiga de regreso, lo único que nos queda es el recuerdo, las anécdotas, las fotos, no mucho más.


En los años ’80, mi hermano y yo éramos niños, y jugábamos con lo que teníamos a nuestro alcance, no nos desvelaban los juguetes caros, aprendimos a crecer disfrutando de lo que teníamos, con aquello que nuestros padres pudieron brindarnos. En el verano, había cortes de luz todo el tiempo, y había que buscar algo para pasar la tarde. Sin energía eléctrica y con el termómetro en rojo, si no tenías algo para refrescarte te derretías. No es fácil tener plena conciencia de esos escasos y breves momentos en los que uno está disfrutando de la felicidad. Cuando hablamos del pasado, nos embarga la nostalgia y la sensación de que hemos dejado mucho en el camino. Es lo mismo que ver una foto: Gente mucho más joven, distintos peinados, ropa colorida, algunos fumando un cigarrillo. Para aquellos que han tenido que lamentar recientemente la pérdida de un ser querido, estas Fiestas tendrán una connotación diferente: La silla vacía. Aquel lugar donde se sentaba el abuelo o el tío para la cena de Nochebuena, es una metáfora de la ausencia. Ha quedado vacío como un mausoleo o un santuario, su histórico ocupante no volverá, y los deudos no pueden evitar pensar en esa dolorosa certeza. Está claro, entonces, que no todos reaccionan de la misma manera en este tramo final del año. Por lo tanto, lo único que nos queda es seguir adelante, aceptar que tendremos que atravesar por un período de duelo, y apostar todas las fichas a 2026. Como hemos visto, no es conveniente que nos engañemos creyendo que todo tiempo pasado fue mejor. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

 

 

16 de diciembre de 2025

La sexta temporada llega a su fin: ¿Qué se puede esperar de 2026?

Comenzamos a transitar la segunda quincena del mes. Hoy me toca grabar un nuevo programa para la tele, que estimo que será uno de los últimos de la temporada, ya que no nos queda mucho margen en lo que resta del año. Durante este ciclo me costó bastante sostener una regularidad y tratar de no repetir invitados. Para el 2026 espero continuar, pero creo que es necesario actualizar un poco el formato, y si algunos de los futuros invitados son artistas o músicos, me gustaría que pudieran difundir lo que hacen en el estudio. Es decir, que puedan cantar o ejecutar un instrumento. Lo que pasa es que el espacio es chico, y tenemos algunas limitaciones técnicas. Veremos cómo se puede resolver.


Ha pasado mucho tiempo desde el debut. Fueron seis años que tuvieron un poco de todo: En mi rol de conductor, creo que en ese lapso he podido mejorar, sobre todo para que lo que salga al aire tenga un resultado más prolijo. No me interesa lucirme haciendo una pregunta o metiendo algún comentario casual, porque entiendo que dentro de una entrevista, el protagonista es el invitado. A lo largo de 6 años, me ha tocado de todo: Gente que no tiene ninguna intención de hablar, otros que son lo opuesto y hablan hasta por los codos, algunos más amables y simpáticos, otros que no se sueltan del todo y que prefieren mantener distancia del periodista.


El laburo de producción, que por lo general no se ve, puede llegar a ser agotador. Hay que contactarse con la persona que pensás entrevistar para invitarla a participar, a lo cual seguramente te preguntará qué temas se van a abordar en el ciclo. Superado ese obstáculo hay que consensuar o negociar un horario, cuando se llega a un acuerdo, hay que decirle al productor si tiene disponibilidad para grabar, y en caso de que la respuesta sea negativa, se vuelve a foja cero. Si la persona que vas a entrevistar es un amigo o conocido, tenés una mayor libertad respecto de los temas que van a surgir en el desarrollo del programa. En cambio, si no la conocés lo suficiente, es más útil anotar algunas preguntar para no ir tan “crudo”. Cuando hay muchos cabos sueltos o no tenés nada preparado, aumentan las probabilidades de que las cosas salgan mal, porque después te enredás solo, o quizás una pregunta que a priori daría para ser respondida más ampliamente, termina reducida a un monosílabo.


En los 20 años que llevo de profesión, he hecho muchas entrevistas, mayormente para la gráfica, y siempre uso el grabador para registrar la conversación. Cuando llego a mi casa, hago una transcripción y voy puliendo ese material. Cualquiera que se dedique a los medios está expuesto a una mayor presión, porque tiene un alcance masivo y llega a una audiencia heterogénea. En el ejercicio del periodismo no todas son rosas. Si no podés esgrimir argumentos sólidos o convincentes, cualquier discusión que haya que dar puede significar una derrota. No es relevante si el periodista está de acuerdo o no con lo que dice el entrevistado. Pero si se trata de un dirigente político, o un sindicalista, por citar algunos casos, es normal que surjan diferencias de criterio, o que aparezcan dentro del diálogo aquellas preguntas básicas que el común de la gente se hace cuando quienes integran la clase política viven con todo el lujo y ostentación uno se pueda imaginar, sin poder justificar su patrimonio. Los políticos en general tienen un “speech” armado y es difícil que se saquen el cassette, pero si entendemos que la función del periodismo es ser esclarecedor en la polémica, podemos advertir con mayor claridad por qué no puede haber preguntas que ese dirigente o funcionario se niegue a responder. Yo veo a muchos colegas de los canales de noticias buscando sacar chapa de paladines de la justicia, y la verdad es que se puede preguntar lo que sea necesario con respeto, sin la intención de sobresalir, como mencioné antes.


Si un funcionario de la Muni va al estudio, hay que transmitirle las quejas y reclamos de los vecinos, porque los lobenses estamos pagando tasas cada vez más altas para solventar los servicios que se prestan desde la Comuna. Creo que la actual gestión hoy tiene muy poco para ofrecer. Cuando asumieron en 2015 se notaba que había otro impulso, pero desde aquella época han pasado 10 años y parece lo único que hacen es la plancha. El desgaste y la falta de iniciativa son notables, aunque debo reconocer que el área de Cultura ha crecido muchísimo, con actividades casi todos los fines de semana, sumado a la oferta de cursos y talleres gratuitos. No obstante, para que más gente pueda aprovecharlo, deberían utilizar otros canales de difusión que no sean solamente las redes sociales. En ese sentido, la cartelera de funciones de cine y teatro también hay que promoverla desde otros medios para apostar a una audiencia más amplia.


Retomando lo que decía al comienzo, y pese a las dificultades que se presentaron, puedo decir que estoy cerrando la sexta temporada de “Café Doble” con buenas perspectivas. No fue un año fácil, y para salir en cámara tenés que estar con tu mejor semblante. Si el año que viene se da la posibilidad de continuar, será una buena ocasión para implementar algunos cambios, sin desvirtuar el espíritu que siempre ha tenido el ciclo. Tengo dos meses de receso para pensar, así que todo está por verse. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

9 de diciembre de 2025

Manual de supervivencia política

 

Todavía no me cayó la ficha de que estamos en la recta final del año. Sí, ya sé que en los meses previos escribí algo parecido, pero ahora puedo afirmar sin temor a equivocarme que estamos muy cerca de finalizar un ciclo del cual cada uno tendrá una lectura diferente. A pesar de que en mi caso no ha sido un año para el recuerdo, sí es cierto que lo empecé con pilas, había un largo trecho por recorrer y muchos proyectos por delante. No sé qué pasó después, pero cualquier tarea cotidiana me comenzó a costar mucho esfuerzo, perdí las ganas y el entusiasmo por muchas cosas. Yo era consciente de lo que estaba sucediendo, pero no le encontraba la vuelta para recuperar la motivación. Eso hizo que tuviera que exigirme más de lo habitual para poder cumplir con mi trabajo, ya que no podía darme el lujo de estar al pedo y boicotear mi principal fuente de ingresos. Si tengo que recapitular, yo diría que a mediados de año sentí la necesidad de recuperar el impulso para encarar los meses que restaban con otra perspectiva. Creo que es oportuno agradecer a mi familia y a mis seres queridos que me bancaron en esa etapa, cuando me había puesto más insoportable. Bueno, la cuestión es que de a poco fui avanzando, me costó mucho incorporar la actividad física a mi rutina, y como dije antes, la gente que te quiere nunca te va a dejar caer. Si no me hubieran insistido, difícilmente hubiera podido dar el primer paso. Ahora que lo pienso bien, estoy en una edad en la cual el objetivo a alcanzar es la casa propia. Son pocas las personas que ganan lo suficiente como para destinar una porción de su sueldo al ahorro. Pero más allá de eso, hay que intentar achicar gastos, y seguramente si uno es más estricto en ese sentido, haya más plata disponible para ilusionarse con el techo propio o cualquier proyecto similar. Sin dudas, llevará tiempo. Pero si no empiezo a hacerlo ahora, voy a llegar a los 50 en la misma situación.


Mañana me toca cubrir la asunción de los nuevos concejales y consejeros escolares. A diferencia de otros años, trataré de escribir algo breve, porque si me pongo a desgrabar o transcribir los discursos de cada uno, no termino más, y es tiempo desperdiciado porque casi nadie se va a tomar el trabajo de leerlos. Veremos qué acontece, a mí la política local ha dejado de interesarme. Si bien en esta instancia no se renueva el Ejecutivo, pasan los años y Lobos sigue posicionado en el mismo lugar. No soy el único que tiene esa percepción, sólo que en mi caso lo digo despojado de toda pertenencia ideológica. Ese estancamiento es sumamente frustrante, y no voy a seguir despotricando porque ya lo he dicho antes y no quiero ser redundante. Estamos hablando de un gobierno municipal que ya lleva 10 años. Quizás cuando recién arrancaron la gestión, tenían un poco más de iniciativa, pero hoy yo no veo ninguna señal de progreso. A partir de mañana, por primera vez, habrá más concejales de la oposición que del oficialismo. Es decir que ya no tendrán una mayoría automática, por lo cual habrá que buscar consensos o acuerdos. Creo que, entre aquellos concejales que resultaron electos, hay muchos que tienen las condiciones como para destacarse en su rol. Lo que no deberían hacer es traicionar con sus actos el voto de la gente. En las elecciones de septiembre, La Libertad Avanza perdió en toda la provincia, es algo que no se puede soslayar. Si los bloques de la oposición tienen la voluntad de trabajar para conseguir nuevas ordenanzas, pueden hacerlo, porque numéricamente son mayoría. Durante la campaña hubo muchas promesas, como ya es habitual, pero lo que yo noté es que los candidatos hacían propuestas en base a atribuciones que son propias de un Ejecutivo. Por supuesto que se puede mejorar: En salud, en educación, en planes de viviendas. Pero si no explican de dónde va a salir la plata, es pura demagogia electoralista. Lo mismo cabe si hablamos de la calidad del agua corriente. El desafío es mejorar el servicio tener que recurrir a la implementación de nuevas tasas que asfixian al contribuyente. Nos estamos viendo pronto. Seguramente, en los próximos días habrá novedades para este boletín. Punto final.

6 de diciembre de 2025

Desprejuiciados son los que vendrán (Parte 2)

La semana transcurrió con una agenda bastante cargada. Son las últimas actividades antes de entrar en el receso de verano. Ya hemos tenido varios días calurosos, que yo padezco particularmente porque a pesar de mis esfuerzos, enseguida empiezo a sudar y eso me provoca un poco de vergüenza si estoy en un lugar público. No tengo la menor idea de cuál es la causa, pero ya no me sorprende, porque todos los veranos tengo que lidiar con esa incomodidad. Ultimamente, cuando voy a entrenar al gimnasio o al caminar al Parque, termino bañado en transpiración, y ni siquiera puedo mitigarla con una ducha fría. Pero bueno, es lo que hay, el verano aún no comenzó y eso me hace pensar que queda un largo camino por recorrer. 


Lo que más me gusta de la temporada estival es que los días son más largos, con unos atardeceres espectaculares, ideales para sacar la reposera a la vereda como hacían nuestros abuelos.  Antes no era tan común como hoy que un hogar contara con una pileta o piscina, por eso en mi infancia las piletas del Aero Club o del Club Rivadavia eran muy populares, era un lugar de encuentro para las familias, que llegaban temprano, almorzaban en el predio, y pasaban casi todo el día. Si bien las piletas públicas siguen existiendo, ya no tienen la concurrencia de antes. Aquellos veranos sí que eran bravos. Parezco un viejo diciendo esto, pero los cortes de luz eran mucho más frecuentes, el aire acondicionado era un lujo de unos pocos, ni siquiera los bares más chetos contaban con uno para refrescarse un poco. Por supuesto, si ibas a un bar tenías que consumir algo y tampoco era habitual que uno fuera a tomar un café o lo que fuere. Pese a que ahora la plata no abunda, creo que hace unas décadas se notaba más, yo veía a los más pitucos creyéndose los grandes señores porque paraban siempre a tomar algo y no se les conocía un laburo que los sacara de la parsimonia y la buena vida de los boliches. En casa no había mucho para hacer, porque ya habían terminado las clases, y todo el tiempo que pasábamos en la escuela se convertían en horas muertas que los más grandes de la familia destinaban a dormir la siesta. Eso es algo que se mantiene: Hasta el día de hoy, en las primeras horas de la tarde no anda un alma por la calle, y eso se vuelve más notorio en enero.


Muchos de los que se quejan de eterna crisis argentina se van de vacaciones, los negocios también cierran por una semana o quince días, de manera que la vida pueblerina transcurre a media máquina hasta que asoma marzo en el almanaque. Pero también hay que reconocer que la ciudad ha crecido mucho, se han formado nuevos barrios donde antes sólo había terrenos baldíos, y eso hace que uno vea caras nuevas todo el tiempo, gente que no es oriunda de Lobos pero que decidió venir a radicarse acá, o que tienen una casa quinta para pasar el fin de semana.


En una nota anterior, yo destacaba la forma en que se van insertando los recién llegados. En ese sentido, Lobos no es reacio al forastero, todo lo contrario. Por lo general, se adaptan mejor que los nacidos y criados. Hay varios que conozco que no reúnen ningún mérito o condición, pero sin embargo, han sido bien recibidos. Enseguida se meten en el circuito de los clubes, en ambientes supuestamente selectos, y logran infiltrarse en lo más recóndito del jet set vernáculo. La mayoría no tiene tanta guita como se supone, pero acá se vive mucho de las apariencias, a diferencia de las grandes ciudades donde nadie conoce la cara del vecino que habita un departamento en el mismo piso que el tuyo. Además, los millonarios de verdad no se juntan con la chusma, ya que viven en barrios como Nordelta o en algún edificio torre de Puerto Madero. Están a otro nivel, claramente. Y seguro que pasan el verano en Punta del Este o en un balneario top que no está al alcance de cualquiera. Varias veces me he preguntado qué tiene Lobos como para que la gente de afuera decida radicarse acá. Es un pueblo tranquilo, podríamos decir, pero no hay nada que lo distinga del resto de los municipios de la provincia.


La cuestión es que yo he visitado algunos pueblos vecinos, y enseguida te sacan la ficha, no es tan fácil integrarse a la comunidad si uno lo compara con lo que sucede acá. Seguramente, al cabo de unos meses esa actitud reticente cambia, pero en un comienzo lo que predomina es la desconfianza. En síntesis, lo que queda en claro es que, con algunos pases de magia, cualquier forastero puede ir trepando para ser miembro de la más codiciada sociedad lobense. Pero habría que definir qué hábitos son propios de la gente que tiene guita, sobre todo cuando no hay muchos lugares donde se pueda ostentar que pertenecés a una clase alta. Otro punto a tener en cuenta, es diferenciar al nuevo rico de aquel que siempre tuvo un buen pasar económico, porque toda su familia cuenta con un patrimonio holgado. La ostentación del lujo está ligada a cómo hayas obtenido tu riqueza. Pero si hay algo que podemos afirmar con convicción, es que para ese segmento de la población, la ola de calor y los avatares climáticos no constituye un problema. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

3 de diciembre de 2025

Sólo una vuelta más...

 

Primeros días de diciembre. Se nota que hay más movimiento en la calle, más afluencia de clientes en los comercios, y seguramente es un factor estacional, que tiene que ver con esta etapa del año que estamos transitando. Cuesta creer que hayamos llegado al capítulo final, con menos de 30 días por delante, que serán frenéticos, por todo lo que conllevan las Fiestas en el imaginario popular. Ya habrá tiempo para hacer un resumen de 2025 si es que cabe, pero más allá de eso, lo que me parece interesante es destacar que hemos podido seguir adelante pese a que no fue un escollo fácil de sortear. La economía arrancó tranquila, pero eso duró apenas unos meses, luego ya hubo sobresaltos que impactaron en el bolsillo promedio, que no sé si vale la pena enunciar. Hubo que votar dos veces, y los resultados de ambos comicios fueron dispares: En primera instancia se impuso el peronismo, y parecía que esa tendencia se iba a repetir en la votación de octubre, pero contra todo pronóstico, ganó La Libertad Avanza. El tema es analizar si esos procesos electorales traerán cambios en la vida cotidiana. El oficialismo, con el triunfo conseguido, tendrá más poder para aprobar determinadas leyes que sí pueden modificar las reglas de juego. La flexibilización laboral no es un proyecto nuevo: Hace varios años que los sucesivos gobiernos buscan introducir cambios en la Ley de Contratos de Trabajo, lo cual para muchos de nosotros representa una merma en los derechos del laburante, otorgando al empleador más facultades para despedir personal sin tener que pagar ninguna compensación o indemnización. También es posible que se avance para aumentar la edad de los futuros jubilados, que de 65 años podría pasar a 70 en el caso de los varones, y de 60 a 65 en las mujeres. Todo este paquete que vulnera el sistema de seguridad social, según la opinión de varios analistas, responde una necesidad de cumplir con las metas del FMI. Googleando un poco, uno puede advertir que desde la administración Milei hace unos cuantos meses que estos proyectos han trascendido las reuniones de gabinete para ser materia de discusión en distintos ámbitos.  

Para no hacerlo demasiado extenso, volvamos a lo que nos convoca. Con la llegada inminente del verano, habrá gente que se sentirá agobiada por todo lo que tuvo que afrontar a lo largo del año, como también están aquellos que ya van pensando en algún destino para vacacionar. Por supuesto, el segmento mayoritario está integrado por quienes nos quedaremos acá, sobrellevando el calor y los mosquitos, con el precario alivio que puede brindar un ventilador de pie o –en el mejor de los casos- un chapuzón en la Pelopincho. En mi caso, honestamente no estoy pensando en irme de viaje, como tampoco estuvo en mis planes en los ciclos anteriores. Quizás si algún amigo me lo propusiera y pudiéramos compartir gastos, sería más viable. No es tan fácil como agarrar la ruta y salir: Tendría que buscar a alguien para delegar todo el laburo que insume el diario digital, y por supuesto, es entendible que nadie trabaja gratis. Veremos qué acontece, tal vez surge alguna oportunidad sobre la marcha que me permita hacer un viaje corto sin tener que ausentarme por varios días.  

Si me quedo acá, se supone que no voy a gastar tanta guita como sucedería si me fuera a la Costa o a otro punto turístico. Salir de mochilero, con una carpa y poca plata en el bolsillo, sólo es una buena opción si lo tomás como una aventura. Pero cualquier persona que priorice el descanso, se trasladará en auto o en micro, tendrá que reservar un hotel o alquilar un departamento, y recién con todo eso resuelto se podrá ir tranquilo a la playa. Es probable que los precios de Brasil sigan siendo más bajos que los de la costa argentina, de hecho en el verano pasado, muchos lobenses eligieron vacacionar allí. Lo fundamental es hacer números antes que poner el pie en el acelerador. Bueno, la realidad nos demuestra que hoy tenemos que hacer números para todo, porque es la forma más eficaz de conocer cuánto se gasta por día. Si la meta es ahorrar, es necesario hacer un recorte total, y para tener una buena administración, un factor clave es tomar nota de cada uno de los egresos. Claro que, más de una vez, la cuenta que uno hace arroja cifras “en rojo”, porque por más ajustes que se hagan, no se pueden reducir los costos fijos que todos conocemos: Alimentación, impuestos, remedios, y otras erogaciones que se suman en caso de poseer un vehículo o de tener hijos en edad escolar.

 

Con respecto a las Fiestas, creo que serán distintas para mí, porque con los niveles de glucemia que tengo, no podré comer casi nada de lo que se acostumbra para estas fechas: Mantecol, turrones, pan dulce, budines… En fin, será cuestión de intentar mantener una dieta adecuada para ver si en el próximo chequeo que me haga hay alguna mejoría. Cuando pasás los 40, ya empezás a preocuparte más por tu salud, porque sabés que estás más expuesto a padecer enfermedades que vienen con los años. A veces me llama la atención que haya tantos nutricionistas que inculcan hábitos supuestamente saludables, cuando vivimos en un país tan desigual, donde mucha gente no tiene para comer. De qué dieta les van a hablar, si están excluidos del sistema, y nadie se preocupa por ellos. Esa es la primera consecuencia palpable del modelo libertario: Argentinos que se endeudan para comer, pagar el alquiler, llegar a fin de mes, que hacen lo imposible para no ver afectada su calidad de vida. Cada vez más gente en situación de calle, que no puede salir adelante porque perdió su trabajo y ya no hay un mercado laboral que le posibilite una reinserción. Por eso, creo que la discusión que debe darse está relacionada con el impacto social del modelo. Cada persona que pierde su empleo se convierte en un nuevo desocupado, es obvio decirlo, pero el Estado no asume un rol que tenga que ver con la contención. Si nos fijamos lo que ha pasado con los discapacitados, es más que evidente que no se puede pedir a las autoridades que gobiernen con un sentido social. Y si los derechos adquiridos, según ellos, son una patraña de la izquierda o del socialismo, sería bueno mirar a los países más desarrollados, que nunca dejaron de brindar asistencia a sus ciudadanos más vulnerables. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

Todavía cantamos: A no bajar los brazos

  Sábado 27. Dejamos atrás la Nochebuena y la Navidad, que en mi caso transcurrieron sin demasiado espíritu festivo, pero sí con la satisfac...