27 de diciembre de 2025

Todavía cantamos: A no bajar los brazos

 

Sábado 27. Dejamos atrás la Nochebuena y la Navidad, que en mi caso transcurrieron sin demasiado espíritu festivo, pero sí con la satisfacción de compartir la mesa familiar con mis seres queridos. Hace unos días pusimos manos a la obra para armar la Pelopincho, una tarea que llevó más tiempo de lo que pensábamos porque siempre falta algún tornillo o clavija, o cuesta encontrar todos los caños que sostienen la estructura. Una vez que lo hicimos, nos dimos cuenta de que la lona tenía un pequeño orificio por donde perdía agua, así que fue una complicación más hasta que encontramos la manera de taparlo provisoriamente. Pero lo importante es que ya está lista para poder refrescarnos un poco ahora que comenzó el verano y el calor se siente con mayor intensidad. Esta semana no hubo muchas noticias por cubrir, casi nada, a decir verdad. Voy a tener que sacar algún truco de la galera para seguir publicando contenido en las redes y en el diario digital. Sigo yendo a caminar al Parque, todavía me cuesta hacerme el hábito, porque justo cuando estaba más cerca de lograrlo, la temperatura empezó a subir, así que ahora tengo que ir por la mañana, bien temprano, o si no a la tarde, cuando ya baja un poco el sol. Lo que puedo rescatar es que, cada vez que voy, trato de dejar de lado cualquier problema o preocupación. Una vez que cruzo el puente de la calle Ameghino y llego al Parque, me concentro en hacer un recorrido mínimo de tres vueltas, que son casi cinco kilómetros. Vamos a ver si lo puedo ir ampliando.


A nivel provincial o nacional, tampoco hay muchas noticias de relevancia. Todos los días echo un vistazo a los principales portales, y hasta ahora lo único que predomina en los titulares es el affaire de los dirigentes de la AFA, con el Chiqui Tapia a la cabeza. Desde que el tema comenzó a ganar presencia en los medios nunca le presté mucha atención, así que no estoy al tanto de la investigación. Como no me voy de vacaciones a ningún lado, lo único que espero es que no haya cortes masivos de luz. Por lo menos tengo una radio a pilas, que compré hace poco pensando en llevarla en el bolsillo cuando voy a caminar, y que siempre viene bien para no perder contacto con lo que va sucediendo. En plena era del streaming, una radio portátil parece un artefacto anacrónico, pero sigue siendo útil para reemplazar el tiempo que dedicamos a mirar la pantalla del celular. El mayor desafío será transitar este verano tratando de sacar provecho a las horas de ocio. No es que yo quiera estar al pedo, sino que tiene que ver con lo que mencionaba antes: Una merma en la actividad que los periodistas del pueblo estamos acostumbrados a cubrir. En rigor de verdad, siempre ha sido así: Seguramente si leyera lo que he escrito hace un año atrás, me daría cuenta de que hay cosas que se repiten. Por otra parte, ya terminé la temporada del programa de tele. Ibamos a grabar el último programa del año la semana pasada, pero por razones ajenas a mi voluntad no fue posible, así que ya lo dimos por finalizado, no hay margen para conseguir un invitado y coordinar todo en esta coyuntura.


Como ya dediqué bastante tiempo a trazar un balance de este año, me voy a abstener de hacerlo nuevamente. A corto plazo, pienso que lo importante será buscar nuevos desafíos para estos meses de verano. Salvo que sea algo fuera de lo habitual, no me quejo del calor ni de los factores climáticos en general. Cualquier persona se ve afectada por lo que pasa a su alrededor y ello hace que el estado de ánimo vaya cambiando, hasta que uno comprende que sólo debería preocuparse cuando reconoce que no hizo lo suficiente. Habrá gente que me pueda criticar, pero no conocen nada de mi vida: Sólo ven mi imagen pública e ignoran todo lo que me pasa a diario, precisamente porque yo trato de mantener esas cuestiones en reserva. Cortázar lo resumió en una sola frase al afirmar que hay ausencias que representan un verdadero triunfo. La gente que me banca, que me acepta, que me valora, es la que merece un párrafo especial en el libro de mi vida. Los demás podrán ir o venir según les plazca, pero como yo no espero nada de ellos, eso evita que me vea decepcionado. Por otra parte, estos meses de transición hasta que llegue marzo los quiero dedicar a pensar en un nuevo aprendizaje. A diferencia de los años anteriores, esta vez tengo ganas de hacer un curso que tenga un enfoque más práctico, como tapicería o carpintería. Siempre es útil aprender algo que nos permita hacer alguna reparación en el hogar o reciclar muebles viejos. Desde que vengo haciendo cursos en el Centro de Formación Laboral, mi experiencia ha sido buena, los grupos que se forman son de personas adultas que quieren estudiar y que no están para perder el tiempo, y me parece importante que todos estemos persiguiendo el mismo objetivo. Mirando a futuro, es lógico suponer que, para tener definiciones más concretas, habrá que esperar. Hoy por hoy, no tiene sentido darle mucha rosca al asunto. Será cuestión de ver qué nos deparan los primeros capítulos de 2026, que suelen ser los más inestables porque a todos nos cuesta volver a arrancar con la rutina. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

No hay comentarios.:

Todavía cantamos: A no bajar los brazos

  Sábado 27. Dejamos atrás la Nochebuena y la Navidad, que en mi caso transcurrieron sin demasiado espíritu festivo, pero sí con la satisfac...