10 de julio de 2008

El alimento nuestro de cada día

Estoy harto de escuchar a los opinólogos o a los "pseudoanalistas políticos" de siempre, hablar de lo que ellos consideran es una crisis mundial de alimentos. O bien, del encarecimiento de ellos como consecuencia de la explosión demográfica que se da en los países de mayor tasa de natalidad, que suelen ser los más pobres. Sinceramente, ¿qué esperan estos señores que uno haga al respecto? Es decir, contra las retenciones, por ejemplo, te podés manifestar, a favor o en contra, pero si te dicen que en el mundo hay escasez de alimentos, uno tiene todo el derecho a decir: "¿Y qué querés que haga?". Te tiran la noticia como si tal cosa, y en base a eso elaboran informes untados con ese desagradable barniz progresista que tienen los analistas de política internacional, que se creen depositarios de un saber superior que no está al alcance del resto de los mortales, que -según ellos- viven preocupados por asuntos muy mundanos como para enterarse de lo que sucede en esos Foros de mierda como el de Davos, o el ultrapromocionado foro de la FAO, organismo dependiende de la ONU que durante muchos años (por no decir todos) estuvo al pedo, y del cual súbitamente brotan verdades que son reveladas a un grupo selecto de mandatarios del mundo, entre los cuales se encontraba nuestra Presidenta.
Podría seguir adelante con este post, pero no me voy a dejar ganar por la indignación que me lleve a descarrilar. Aunque les confieso que cuando escucho hablar a los chantas de cualquier naturaleza y especie no puedo evitar desenmascararlos de una u otra manera, por estar ocupando un lugar que le correspondería a una persona capacitada e idónea para opinar y analizar pormenorizadamente un determinado hecho de interés público.

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...