19 de septiembre de 2010

Todos respiramos el mismo aire

Despunta la primavera en la ciudad. Sin temor a suponer que "todo tiempo pasado fue mejor", creo que antes la vida era más sencilla. Cada uno sabía lo que tenía que hacer y cuál era su rol en la sociedad. Y si no lograba dedicarse a aquello que lo hiciera feliz, agachaba la cabeza y trabajaba de lo que fuera, porque no existían esas boludeces de orientación vocacional. La gente tenía otro concepto de la dignidad, y como no todos podían estudiar en una universidad, graduándose de licenciados o doctores, laburaban de lo que podían. Por supuesto que dedicar toda tu vida a un trabajo que no te gusta es ingrato, pero la gente antes ni se ponía a hacer esas conjeturas: simplemente lo hacía. Todos hemos escuchado alguna vez frases como: "Siempre quise estudiar abogacía, pero terminé pegando ladrillos y haciendo revoques. Es lo que me tocó".

Esas palabras no fueron pronunciadas por un fracasado, ni por una persona que lamenta todos los días de no haber podido cursar estudios superiores. Son palabras de una persona digna, que no esperó a que el Estado la asistiera, sino que hizo lo que pudo para sobrevivir, comer, mantener una familia, y respirar del mismo aire que todos. El tipo acepta que no pudo estudiar, le da bronca, quizás cargue con ese karma toda su vida, pero sabe que en este país no todos podemos ser abogados ni escribanos, y a su manera, él contribuyó con su esfuerzo a hacernos comprender algo mucho más profundo. Y es que con su vida, lejos de las tarjetas de crédito y de la estupidez mediática que nos quema la cabeza y nos tiene cada vez más perturbados, hizo algo para que esta sociedad funcione. Si vos sos un albañil, hacés bien tu trabajo, y ganás suficiente como para vivir, sos un tipo digno. Mucho tan digno que los corruptos de mierda, que los ñoquis que cobran sin laburar, que los inútiles para todo servicio que ocupan cargos públicos con oficina y secretaria y tienen la caradurez de querer enseñarnos cómo tenemos que vivir.

Para el que nace en el seno de una familia pudiente, y que tiene un sentimiento de pertenencia hacia las clases acomodadas con acceso a toda clase de privilegios, el pobre es un estorbo. O ni siquiera eso: intentan simular que no existen, porque como las personas de guita tienen sus countries, sus clubes exclusivos, y sus bares temáticos, en el ambiente en que se mueven evitan la molestia de toparse con un pobre. Creo profundamente en el concepto de la "pobreza digna". Porque pobreza, hasta hace unas décadas, no era sinónimo de marginalidad y delito.

Me molesta que subestimen a los pobres. Podés subestimar a un ignorante, pero si considerás que pobreza e ignorancia están ligados, estamos en problemas, y tengo miles de ejemplos para refutarte. De hecho, y para concluir, me parece más ignorante Ricardo Fort que cualquier cartonero que recorre todas las noches las calles de Buenos Aires.

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...