26 de octubre de 2010

Lo perduable, lo efímero, lo valioso, lo decadente


Pues bien, se nos ha informado hasta que hartazgo que mañana nos aguarda un día diferente. Un nuevo Censo de Población y Vivienda, que resulta a todas luces necesario de realizar periódicamente, pero en esta ocasión con la sospecha de que los datos serán prolijamente manipulados por el INDEC. Espero, al menos, que como la mayoría de la gente conoce las cifras ilusorias del organismo, lo hagan con sutileza y no "dibujen" cifras imposibles de concebir. De más está decir que los censistas cumplirán con su tarea y no tienen ninguna responsabilidad con el procesamiento de los datos y el manejo posterior de la información que se recoja.
Recuerdo mi experiencia como censista, en noviembre de 2001. Yo en aquel tiempo todavía ejercía la docencia, concretamente en la Escuela Nº 19 de Empalme Lobos (Barrio Magnasco) como Profesor de Inglés. Me tocó censar la zona periférica al establecimiento donde me encontraba trabajando, y del mismo modo procedieron el resto de los docentes y directivos de la escuela en cuestión. Encontré gente analfabeta, viviendo en condiciones deplorables, y supuestamente, tenía que preguntarle a esa persona que estaba totalmente excluida cuántos ambientes tenía su casa, si las paredes estaban revocadas, el material de los pisos, las características del baño, y otras tantas pelotudeces que en este momento prefiero olvidar porque me indigna de sólo pensarlo. Partamos de la base que hacerle una pregunta semejante a un vecino que vive en una casilla, totalmente olvidado por las autoridades de turno, que llevaba su miseria a cuestas con dignidad y resignación, era poco menos que una vergüenza. Por mi trabajo en el censo de 2001 (que duró dos días) me pagaron 50 pesos/dólares. Justo cuando la Presidencia de De la Rúa agonizaba y faltaba un mes para que se produjera la debacle total que todos conocemos. La gente de condición humilde, es a mi criterio la más solidaria, porque comparte lo poco que tiene. Fueron dos jornadas de un calor asfixiante, y en varios lugares me invitaron a comer, o a tomar algo fresco. Por supuesto que rechacé el convite, no por hacerme el exquisito sino porque prefería terminar de completar las planillas lo más rápido y eficazmente posible y me costaba ubicarme con los nombres de las calles. Lo último que voy a decir respecto a lo que acontecerá mañana, es que pretender sacar un rédito político de un censo es un acto canallesco, para éste o cualquier gobierno que acometa tal tarea. Pedirle dignidad y escrúpulos a un político parece una utopía, pero también es prudente esperar los resultados antes de dar por sentado, como quizás lo esté haciendo yo, que la realidad será totalmente distorsionada.

Ya he perdido el interés en comprar determinadas cosas, prefiero empezar a redescubrir todos los libros y los discos que tengo desde hace tiempo. Por otra parte,  hace rato que me cansé de bajar música porque las bandas que prometen un atisbo de novedad no son más que un reciclado de todo lo que se generó musicalmente mucho antes, en las décadas del '60 y '70. Metallica fue (y lo sigue siendo) un fraude, lo mismo que Guns N' Roses, mal que les pese a algunos. Sin embargo, no voy a ser tan hipócrita como para decir que nunca los escuché y que los GNR escribieron algunas páginas notables. Escasas, pero notables al fin. Pero si hacemos uso del sentido común, no hace falta ser un erudito para pensar que dentro de 20 años, y estoy siendo generoso en el plazo, nadie se acordará de ellos. Los Beatles, Los Rolling Stones, Pink Floyd, Bob Dylan, Jimi Hendrix y The Doors son inoxidables y resisten el paso del tiempo. 

Todos los pendejos que con natural entusiasmo se compran su primera guitarra para castigar al vecindario con sus rudimentarios acordes, le deben buena parte de ese impulso por crear algo a los "próceres" de hace 40 años. Tal vez parezca que estoy siendo algo cínico con las nuevas generaciones, pero es esa la intención. Como suelo decir, tengo la impresión de que "ya está todo inventado". Un abrazo, y nos estaremos viendo pronto. Punto final.

Crónica de una sociedad en ataque de nervios

Comenzamos la semana. Ayer saltó la térmica y media casa permaneció a oscuras mientras intentaba escribir estas líneas. Así que tuve que int...