4 de noviembre de 2011

Lluvia de viernes


Es recurrente escuchar, en boca de fans o críticos supuestamente especializados, que una banda se ha vuelto "muy comercial". Este argumento es discutible, desde luego, y en particular esa apreciación se ha adjudicado al nuevo disco de Coldplay, "Mylo Xyloto". Es cierto que hay una evolución en la banda que muestra un concepto diferente y un estilo más amigable con la rotación radial. De hecho, el álbum incluye un tema interpretado por la cantante pop Rihanna, llamado "Princess of China", algo que resultaba impensado en los comienzos de Coldplay. Pero a mi criterio, el disco está bueno. No es para aplaudir de pie ni para rasgarse las vestiduras, pero está bueno. Debo admitir que al principio me sorprendió, porque naturalmente no era lo que estaba acostumbrado a escuchar. Los temas son más cortos y se nota que está más producido. Pero no todo cambio es en sí mismo contraproducente, al menos para mí.

Si tomamos el caso de Linkin Park, encontramos a una banda que comenzó siendo casi nü metal, y que ahora intenta hacer discos conceptuales. Pero aquí me parece que es distinto, porque precisamente lo que han hecho va en una dirección contraria a lo que constituye la esencia de su popularidad. El negocio de la música se ha vuelto muy complejo, y hoy los artistas ganan más por las giras que hacen que por las regalías de la venta de discos. De todos modos, nunca me interesó demasiado ver a una banda en vivo, porque la versiones de los temas de estudio adquieren una metamorfosis que puede ser bastante decepcionante para el tipo que compró el disco y se tomó el trabajo de escuchar cada uno de los tracks. Los interminables solos de guitarra, las arengas al público, el falso virtuosismo, y la afectación al cantar son el común denominador de una banda top cuando toca en un estadio.
En esta tarde lluviosa de viernes, se me ocurrió reflexionar sobre cómo cambia nuestra percepción de las cosas de acuerdo con factores condicionantes, y la música no es una excepción. En tiempos en que los productores y los ingenieros de sonido son más relevantes que los propios artistas que graban un disco, hay algo que se está perdiendo, y es ese sonido fresco, grabado en una primera toma, sin arreglos infinitos ni sobregrabaciones que estropean el resultado primigenio de una sesión en un estudio. Punto final.

Disco recomendado del día:
Coldplay, "Mylo Xyloto" (EMI, 2011).

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