Falta poco para que se cumpla el primer aniversario de la gestión de Macri. El balance es desigual, porque muchas de las promesas de campaña (recordemos la "Pobreza Cero", slogan que se repitió hasta el cansancio), están lejos de concretarse. El país se encuentra en franca recesión, con caídas en todos los índices de la economía. La inflación no se ha podido controlar con ninguna estrategia, y aunque no es lo más importante, se decidió poner fin a "Fútbol para Todos". Con lo cual, para ver los partidos habrá que pagar, como era antes. Insisto, esto último no es prioritario, y no le va a cambiar la vida a la mayoría de los argentinos. Pero lo que se podía haber hecho, es buscar el modo de seguir con la transmisión gratuita y conseguir sponsors para que ésta sea rentable, del mismo modo que vemos publicidades en cualquier deporte televisado. Se ve que esta alternativa no fue del agrado del ideario macrista.
La gente ya está cansada del latiguillo de "La pesada herencia recibida", aún cuando sea cierto. Porque todos sabemos que la situación actual en que nos encontramos no es consecuencia de 12 meses, sino de 12 años. Sin embargo, el Presidente está para gobernar, no para buscar pretextos o excusas, ni mucho menos para aplicar incrementos desmesurados en las facturas de luz y gas. Podemos discutir si los subsidios a las empresas estaban mal implementados, o si constituían una gran carga para el erario público. Podemos conversar todo lo que quieran. Lo que no se puede hacer, es aplicar un aumento del 400 % de un día para otro, sin tener en cuenta una segmentación que analice cuánto paga el usuario de Capital Federal y cuánto el de Jujuy, por citar un caso.
Por supuesto, uno trata de ser optimista, dentro de los límites de lo razonable. Entre las medidas acertadas, el levantamiento del cepo al dólar y la Ley de Reparación Histórica para los jubilados podrían forman parte del escaso saldo a favor de este Gobierno. Y todos sabemos que este ha sido un año de transición, como dije en otra oportunidad, por lo cual deberemos esperar hasta 2017 para ver algún tipo de avance, si es que desde la Rosada toman debida nota de las necesidades de los sectores más postergados. Dado que hay elecciones, y que siempre se busca un rédito político para conseguir votos (ha sucedido con todos los partidos políticos), el electorado será quien juzgará a esta gestión, en las urnas, que es la única manera de avalar o "castigar" un determinado modelo de gestión. Punto final.
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