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22 de diciembre de 2016
Nuestra Laguna corre peligro
Resulta inadmisible que, por negligencia o falta de cintura política, la Laguna, principal atractivo turístico de nuestro partido, haya caído en desgracia. Se ha convertido en un enorme charco de barro y peces muertos. El nivel actual del espejo de agua es bajísimo, y ello, sumado a las altas temperaturas y la consecuente evaporación, trajeron consecuencias que eran totalmente previsible. Las autoridades deberían saberlo, y si no lo saben asesorarse ante los organismos competentes. El argumento de que Hidráulica de la Provincia estableció un determinado nivel no deja conforme a nadie, no se puede permitir que desde un ente que no conoce en absoluto cómo es la Laguna de Lobos, nos vengan a decir qué tenemos que hacer. El malestar es creciente, y totalmente justificado, en la población. Porque esto no viene de ahora: la decisión de destruir las parrillas de la Costanera Pública, que fue repudiada por la mayoría, se consumó sin ningún reparo hasta que desde el Municipio decidieron dar marcha atrás con la medida. Tarde, como siempre. El acceso a la Laguna, la Av. Costanera, son impresentables, llenas de baches y mugre. Si no dejás el tren delantero del auto o no pinchás una goma, podés considerarte afortunado. ¿A qué turista pensamos seducir o atraer con un panorama tan desolador? ¿Vamos a matar a la gallina de los huevos de oro? Como no tengo compromisos políticos con nadie, todo lo que ha sucedido me parece un atropello al patrimonio de todos los lobenses.
Evidentemente, los funcionarios tienen un concepto erróneo de lo que debiera ser el turismo, imaginándose una suerte de "reserva natural" cuando históricamente Villa Logüercio y sus habitantes obtienen buenos ingresos de la explotación turística o de lo que el visitante gasta cuando llega. Para eso hay hosterías, restaurantes, o supermercados. Pero no todos pueden pagar para comer un asado, entonces cómo vamos a destruir parrillas impidiendo que lo hagan, en qué cabeza cabe. Quieren comparar a la Laguna con la Reserva Ecológica de Costanera Sur, y no hay ningún argumento sólido que pueda sostener algo semejante. La desidia, el hacer oídos sordos, la falta de un plan sustentable, trae como consecuencia estos resultados: una Laguna que da lástima, que no brinda ningún incentivo al turismo, que está padeciendo de la escasez de "pique", precisamente porque los peces se están muriendo y la pesca es una actividad que siempre distinguió a nuestra Laguna. Ojalá que cuando entremos de lleno en la temporada, alguien verdaderamente capacitado tome cartas en el asunto para evitar la debacle de nuestro recurso turístico. Punto final.
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