23 de julio de 2019

Mi único competidor soy yo mismo

A veces pienso en cómo hacer rendir más cada día, "sacarle el jugo", exprimirlo como si fuera una naranja. Por eso desde hace unos meses me levanto más temprano, desayuno con unos mates, entro a los portales de noticias, busco algún texto interesante para publicar en mi diario digital..en rigor de verdad, son cosas que siempre hice, pero estoy en una etapa en la cual pretendo que cada día traiga consigo, al menos, algo digno de ser contado. Así fue como nació este blog, allá por 2005, con notas que quizás giraban en torno a otras cuestiones que en aquel momento eran de mi interés. Hoy puedo decir que son pocas las cosas que me generan interés o admiración, porque vas perdiendo la capacidad de sorpresa, o de asombro, como suele decirse. Si viviste 40 años, hubo mucho que ya  escuchaste, ya leíste, o viste, entonces tus horizontes se orientan a obras más complejas. Este año se dio la oportunidad de hacer televisión, algo que anhelaba, y me di cuenta de la masividad que tiene, porque mucha gente que antes ni me saludaba ahora me reconoce por la calle porque me vio en la tele. Por supuesto, estamos hablando de un modesto canal de cable, ¡no soy una celebridad! Ni quisiera serlo, porque perdería intimidad. 

El trabajo, además de esfuerzo y sacrificio, requiere tener temple. Porque la gente se cree con derecho a insultarte y decirte cualquier cosa por una red social, y no podés caer en la bajeza de responder a esos agravios. Poco me importa lo que se diga sobre mí, mientras no afecte a mis seres queridos. Sin embargo, lo que más hace falta, es constancia. Rebobinar la cinta, pensar cómo empezaste y adónde llegaste, darte cuenta de que todo eso (mucho o poco) fue mérito tuyo, sentirse satisfecho pero no bajar la guardia nunca. Porque los elogios son peores que los agravios: es más fácil que te los creas. Uno mismo debe ser consciente de sus capacidades, aunque el resto del mundo sostenga lo contrario.

Yo sé lo que puedo hacer y aquello que me limita, de hecho todos tenemos limitaciones. Por ello, desconfiá de los que te soban el lomo, y empezá a creer que vos podés porque valés como persona. Si todos tuviéramos las mismas aptitudes, no habría distintas profesiones o formas de realizarse laboralmente. No me imagino mi vida fuera del periodismo porque es lo que mejor sé hacer. Pero si algún día la guita no me alcanza o mis ingresos no repuntan, habrá que trabajar de lo que sea, y como sea. Punto final. 

Las preguntas obvias también merecen ser respondidas

Con el paso del tiempo, vamos cambiando. Eso no es novedad, lo novedoso es cómo interpretamos ese proceso. El destino nos lleva a enfrentarn...