7 de enero de 2020

Recrudece el delito, por más cámaras que pongan

Caluroso día post-Reyes en Lobos. Luego de algunos días de ausencia, retomo el contacto habitual en el blog, que en este 2020 cumplirá 15 años. Han pasado muchas cosas en esta década y media a la que hago mención. Cuando leo las primeras notas que escribí, siento el peso del tiempo transcurrido, y la falta de preocupaciones que tenía en los comienzos. Con el tiempo la vida se complejiza, se vuelve difícil de abordar, se sale de cauce. Eso sucede, en parte, porque vos tampoco sos el mismo, y no sería bueno si lo fueras. Los años traen consigo experiencia y un modo diferente de analizar la realidad, un poco despojado de la ingenuidad que todos supimos tener.

La ciudad cada vez tiene más delitos e inseguridad, y pese a que existen cámaras en abundancia (más de 60), muchos casos no logran esclarecerse, para impotencia y bronca de quienes fueron víctimas de estos hechos. Por ejemplo si tenés un comercio y te rompen la vidriera para robarte, tenés que dejar todo como estaba hasta que lleguen los peritos. Lo que se dice, un día perdido, a quién le vas a vender algo si todavía no calculaste el perjuicio económico que te provocaron. 

Hay zonas de la periferia que son "tierra de nadie", aunque sería injusto estigmatizar y decir que los robos y atracos sólo ocurren allí, ya que quienes viven en el Centro no están exentos de sufrir el despojo de sus bienes. Es evidente que muchos robos tienen una "inteligencia previa", vale decir que los delincuentes no eligieron una vivienda o un local al azar. Conocen los movimientos, saben cuándo hay gente y cuándo no. Y si hay ocupantes en la casa, están preparados para reducirlos de distintas maneras, maniatándolos, o encerrándolos en un cuarto pequeño, que puede ser el baño. Si no los amedrentan con un arma y viven para contarlo, padecerán las secuelas de tener que vivir en un estado de alerta permanente. 

Hace varios años, por motivos que nadie sabe, catalogaron a Lobos como "la ciudad más segura". Esta denominación totalmente subjetiva y carente de veracidad sólo hizo que más chorros y carteristas perpetraran su accionar a toda hora, y los funcionarios municipales de turno se apresuraron a aclarar que ellos nunca habían dicho que éramos la ciudad más segura, lo cierto es que sonaba tentador como slogan para la gilada. Pues bien, cambiamos de gestión municipal, hubo un período en el cual se logró mejorar en la prevención del delito, y ahora estamos igual que antes. La mayoría de los negocios no permiten que sus potenciales clientes ingresen con casco o capucha, dado que ello dificulta identificar rostros en caso de que sean malvivientes. Hoy por hoy, cualquier kiosquito tiene una cámara o varias, por lo cual deduzco que su costo no debe ser elevado. Antes, eran contados los negocios que habían tomado esa medida de seguridad. 

Lo que debe impulsarse y convertirse en ordenanza, es que los padres de los menores respondan patrimonialmente por éstos en los daños que ocasionen, y que si rompen un vidrio, el banco de una plaza, un cesto de basura, o lo que fuere, paguen el costo que demanda reponerlo. De lo contrario, el dinero seguirá saliendo del bolsillo de los contribuyentes que no están al margen de la Ley. Punto final. 

Las preguntas obvias también merecen ser respondidas

Con el paso del tiempo, vamos cambiando. Eso no es novedad, lo novedoso es cómo interpretamos ese proceso. El destino nos lleva a enfrentarn...