22 de enero de 2020

Villa Gesell


Es inadmisible comprobar cómo una noticia que nunca nos hubiera gustado escuchar, el asesinato de un joven en Villa Gesell a manos de rugbiers, se haya convertido en un fenómeno social sin precedentes, al punto tal que la ciudad balnearia ha cobrado pésima fama  no sólo por ese crimen aberrante, si no por otros que ocurrieron con anterioridad pero que recién ahora se dan a conocer. TN abusó el boicot a Villa Gesell, hablando de “violencia y descontrol en la playa”, y difundiendo videos filmados con celulares de hechos similares que –sospechosamente, como decíamos al comienzo- salieron del ostracismo o del desinterés que había por lo que pasa en la salida de los boliches NO SOLO de Gesell, sino de la mayoría de la Costa Atlántica.

Podríamos decir que la violencia se produce por un exceso de alcohol antes de ingresar a los boliches, sumado a lo que se consume en dichos locales. Lo importante es no descuidar la mirada y darnos cuenta de que estigmatizar a una ciudad de la Costa es de un reduccionismo evidente. En Mar del Plata se suelen dar peleas peores, y más frecuentes, a la salida de bares y discotecas. Por no mencionar los robos de pungas y carteristas, que son una constante en “La Feliz” pero se incrementan en la temporada turística. Sin embargo, no deja de ser desolador para el alma que un chico de 19 años, con toda la vida por delante, haya sido golpeado salvajemente por una patota que vuelve a poner sobre la lupa el comportamiento violento de los rugbiers. Porque estas lacras que lo mataron a golpes, flaco favor le hacen al deporte que practican, el cual inculca muchos valores como el compañerismo y la solidaridad.

Prima más el acto (escupir, pegar, romper, robar), que la palabra. El habla es lo que nos distingue del resto de los animales y nos permite dirimir las diferencias que podamos tener sin necesidad de comportarnos con brutalidad. Parece ser que no podemos evitar ir al choque con el otro. Pero esto, en un sentido amplio, ha sido una constante de la Argentina siglo XXI: la falta de diálogo y la incapacidad de resolver nuestros problemas sentándonos a la misma mesa. Punto final.


Las preguntas obvias también merecen ser respondidas

Con el paso del tiempo, vamos cambiando. Eso no es novedad, lo novedoso es cómo interpretamos ese proceso. El destino nos lleva a enfrentarn...