16 de marzo de 2020

El milagro argentino

Disculpen si consideran que mi proceder es un poco infantil, pero decidí no ver más televisión ni entrar a los portales de Internet, salvo por razones de trabajo. No puedo ser cómplice de esta locura que se está viviendo. No estoy preparado para afrontar un aluvión de información que no aporta nada nuevo en rigor de verdad, ya que las medidas de prevención son conocidas por todos. No voy a salir en estampida a comprar al supermercado litros de lavandina o de alcohol sólo porque otros lo hagan, en primer lugar porque mi presupuesto no me da para hacer grandes compras, y en segundo lugar porque no es de mi interés hacerlo. Acumular mercadería al pedo como si viniera el fin del mundo no es la idea, y si nos regimos por la ley de oferta y demanda, los miserables y especuladores de siempre aumentarán los precios cuanta más gente busque todo un arsenal de desinfectantes. 

Necesito priorizar mi salud mental antes que cualquier cosa, por lo tanto no soy un cobayo o un hámster que durante horas está idiotizado mirando una pantalla y dejando que nos la cuenten como ellos quieren. Todos sabemos cómo cuidarnos, basta de agitar fantasmas donde no los hay. Lo más frustrante es que esto recién empieza. Soy responsable de mis actos al igual que cada uno de ustedes, y por lo tanto no voy a dejar que me vendan cualquier "pescado". Es la primera vez en mi vida que no quiero pensar en el futuro. El hecho de hacerlo no me provoca miedo, sino ansiedad e incertidumbre. Pero como dice el título de una conocida canción, "Me puedo programar". La mente domina todo. Si vos sos la vieja en chancletas chusma del barrio ("me dijeron que...", "me enteré que...") vas a propagar rumores infundados y vas a alimentar este desconcierto. Hace falta una dosis, pero no de medicamento alguno: una dosis de razón. De pensar antes de actuar. De cuidarte sin caer en la desesperación. No me cabe ninguna duda de que mucha gente está entrando en una profunda depresión, en buena medida consecuencia del discurso uniforme de los medios dominantes. Vos tenés el control de la tele: podés ver una película o poner Crónica TV las 24 hs. Te aseguro que un poco de distensión en estos momentos no te va a venir nada mal. Gracias por vuestra atención, punto final y es la última nota que dedico a este tema. 

Idas y vueltas hacia el mismo lugar

  Mañana de domingo. Como me suele pasar durante todos los primeros fríos, estoy apestado, pero eso no es más que una anécdota. La semana te...