22 de junio de 2023

Invierno cruel

 Este invierno que recién comienza promete ser más crudo e inclemente que los anteriores. Habrá que desandar estos tres meses previendo temperaturas bajo cero, y seguramente alguna ola de frío polar. A diferencia de los últimos años, lo que estamos viendo hasta ahora es que la cantidad de días nublados, con humedad, y baja sensación térmica bien puede considerarse un preludio de lo que vendrá. Puede parecer una gansada despotricar contra el frío o el calor porque son fenómenos naturales, y en todo caso habría que indagar más en lo que representa el cambio climático para darle sustento a un análisis bien documentado. Pero la cosa es simple: Si te enfermás de una gripe o una neumonía, deja de ser un comentario casual entre transeúntes, porque las consecuencias se vuelven palpables y evidentes. Estamos hablando de salud, ni más ni menos. El bien más preciado y el que menos valoramos.

 El sol asoma de a ratos, como jugando a las escondidas, muy tenue, y aun cuando el cielo aparece despejado, no logra aliviar de modo significativo el viento helado que te golpea en la cara, una llovizna persistente que en realidad no es más que el resultado de los bancos de niebla frecuentes, por lo cual no se consuma en un chaparrón. Hasta ahora, estoy padeciendo el frío versión 2023 como una inusual estocada. Y cada uno busca mantener templado los recovecos de su casa de la forma que esté más acorde a su presupuesto, ya sea con un calefactor convencional, con una estufa garrafera, o con un caloventor. Comprar leña puede resultar costoso en la actualidad. Pero nada se compara a la posibilidad de tener un hogar (es decir, un sitio para hacer fuego), porque los troncos que se van arrojando a las llamas, si la construcción tiene un buen tiraje o otras especificaciones, duran bastante e irradian el calor necesario para alcanzar a todos los ambientes de una vivienda promedio. 

Para las farmacias, el invierno es la "temporada alta" en términos de ventas, precisamente porque nos enfermamos con mayor frecuencia, donde tenés antibióticos, antigripales, y medicamentos similares que se recetan o bien son de venta libre, y uno los consume para evitar tener que ir al médico. No vamos a engañarnos.

Tengo unos amigos que viven en la Patagonia y cada vez que conversamos me cuentan del viento constante, de las nevadas, un clima sumamente inhóspito pero está claro que ya se han acostumbrado porque no son turistas, hace años que viven allí y está dentro de lo normal para esa región del país. En PBA es distinto, hemos tenido inviernos muy cálidos, pero que sólo tienen valor para un insípido anecdotario, cada ciclo es diferente. Dentro de poco tiempo, vamos a tener que sacar bufandas, gorros, y todo tipo de accesorios para salir a la calle sin pescarnos ninguna peste. Sí, señores, es un invierno cruel, pero sigue siendo mejor que perder la capacidad de encontrarle la vuelta a cada nuevo capítulo del año. Y aunque no tenga mucho que hacer al respecto, no dejo de pensar en quienes pasan las noches a la intemperie, o en condiciones deplorables. No es un consuelo estúpido, es la realidad. Que en la Argentina haya personas en situación de calle es profundamente inmoral, y es obvio que nadie lo hace porque le guste cagarse de frío, sino porque estamos ante el fracaso del Estado como tutela de los derechos básicos de los ciudadanos, que son vulnerados (o ignorados) desde tiempos inmemoriales.   

Anochece muy temprano (no es novedad en esta época), y cuando llega esa instancia, si tengo la opción de quedarme "guardado", no salgo hasta el día siguiente. Trato de hacer rendir el tiempo, para poder cumplir con todo lo que tengo previsto realizar antes de que caiga la tarde. Si no es posible, no hay problema por eso, hay que estar en el lugar que corresponda, no me quedo paralizado ante una contingencia climática. Me cebo unos mates antes de salir si tengo 15 o 20 minutos disponibles, y después de eso continúo con todo lo que me toque cubrir periodísticamente, o con los trámites que me queden pendientes. En líneas generales, intento no quejarme por boludeces, pero cuando se van acumulando se transforman un cuello de botella. Son nimiedades, como si se tratara de una piedra en el zapato, pero es que van cayendo una atrás de otra, no alcanzás a tapar un agujero que te encontrás con otro.

Deberíamos entender que el tiempo de los demás no es igual o coincidente al tuyo, por lo cual yo puedo estar haciendo algo importante para mí que la otra persona ni lo tiene en cuenta. Es habitual recibir demandas de alguien a quien no le pudiste cumplir con una entrevista que te pidió o lo que fuere, por más que uno sea responsable, puntual y respetuoso. El error que tiene esa persona, es pensar que yo estoy disponible únicamente para destinarle espacio a lo que pretenda expresar, y que carece de todo interés para el resto de los mortales. Por eso uno de los defectos que menos soporto de parte de terceros es la vanidad, sumado al egocentrismo. Buen punto, que sería un tema largo de desarrollar sin caer en un exabrupto. Lo que les puedo asegurar es que, cuando una nota me interesa, me he quedado esperando todas las horas que fueran necesarias hasta que un determinado "funcionario" me recibiera. Mientras el cuerpo aguante, lo seguiré haciendo, aunque lo ideal sería no someterse a una amansadora semejante. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

 

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