30 de junio de 2023

Activarse

Comienza un nuevo mes, se abre un nuevo ciclo, que en esta ocasión se presenta como la previa a un proceso electoral. Esto último no es novedad para nadie a menos que vivas en un tubo, pero no es menos cierto que a veces preferimos no pensar... En ciertas cosas, diría Luca Prodan.

No siempre podemos hacerle frente a lo que la vida nos depara, pero en todo caso, si conservamos algo de voluntad, es un ejercicio mental interesante aprovechar esta coyuntura para indagar qué es lo que pretendemos como sociedad en un sentido amplio, desde el que vive en la Recoleta hasta quien tiene un rancho en Tilcara. Creo que nunca se hizo algo con un espíritu realmente con enfoque amplio. Estamos acostumbrados a referirnos a la propia sociedad como si nos fuera ajena: Es decir, desde el lugar de individuos, ni siquiera como ciudadanos.

Durante la pandemia escribí varias notas sobre esto, porque más allá de los estragos que causó en todos los órdenes, puso a prueba la capacidad tan desigual y disgregada de la población para acatar reglas y hábitos que nunca habíamos vivenciado. Y no faltaron quienes tenían un temor exacerbado ante lo que nos descolocó por completo. Pero no es el objetivo referirme nuevamente a eso ahora.

Si cualquiera de nosotros tuvo que atravesar una circunstancia excepcional y traumática y luego sigue comportándose igual que antes, todo hace suponer que algo no funciona bien, y si continuamos votando a los mismos que nos sumieron en el fracaso, no queda mucho que esperar. No sé si llegará el día en que nos pondremos de acuerdo en lo que queremos dejar definitivamente atrás. Una gestión de gobierno que, desde la Casa Rosada, hace agua por todos lados, y que no estuvo a la altura de lo que las autoridades consideraban la antítesis. Vale decir, el macrismo. Ambos gobiernos fueron pésimos, el de Aberto F. termina en diciembre y dudo de que en 6 meses pueda revertir la inoperancia que comenzó su gestión en 2019. Sin embargo, Alberto no me parece ningún estúpido y por eso sigo sin comprender por qué aceptó ser candidato cuando sabía que lo iban a sacudir por todos lados como una bolsa de boxeo.

Durante años dimos por sentado que nos merecía o nos correspondía el acceso a determinadas cosas, que (hoy) vemos que no tenemos. Inclusive, derechos consagrados por las leyes y la Constitución. Están en los papeles, pero no se los ve en la vida cotidiana y nadie garantiza su cumplimiento. 

Claro que indignarnos al pedo y sin motorizar un proyecto superador, no nos asegura ninguna mejora en la calidad de vida. Progresivamente hemos caído en una decadencia que se da en todos los órdenes: Es real y palpable. Cada día vivimos peor, incluso aquellos que ganan buena guita.

Es obvio que no tenemos el poder suficiente para revertir en un corto plazo cuestiones estructurales y carencias gravísimas. Pero aceptar mansamente que las cosas "son como son", es lo más parecido a la resignación que se pueda conocer. Uno mismo debe buscar la forma de bajarse del caballo antes de terminar en una estrepitosa caída, pero sin por ello creer que nos salvaremos solos. Buena parte de lo que estoy diciendo se va a reflejar en caso de que haya un ausentismo notable en estas elecciones, como ya ha sucedido en otras provincias. No es descabellado suponer un deja vu a octubre de 2001, cuando sólo fue a votar el 75 % del padrón en medio de un descontento generalizado y totalmente comprensible.

La cuestión es que, tarde o temprano, nos damos cuenta de que es momento de darle una vuelta de tuerca a la historia. Aceptar que somos protagonistas, asumir la responsabilidad de laburar a conciencia, y comprender que nuestros problemas personales no pueden ser resueltos por otros. Al resto de la gente no les importan un carajo, simplemente porque cada uno vive en sus cosas.

 Hay que dejar de ser nostálgicos. Por ejemplo, a mí me encantan los Beatles, pero desde 1970 no existen más. Sólo quedan los discos y las películas que hicieron. Hay que abrir un poco la cabeza y aceptar lo nuevo, pero no con cualquier bazofia que aparezca con aires de novedad. Siempre surgen cosas que valen la pena.

Hay que aprender a ser más componedor y tolerante ante lo que nos depara el presente, porque la música no es la misma, ni el cine, ni las películas en general. Todo lo que está surgiendo, proviene de motivaciones más complejas de lo que se suele conjeturar. Hay fenómenos sociales que marcan tendencia en las expresiones artísticas, como lo fue en su momento la cumbia villera, que llegó a ser degradante porque rozaba la apología del delito. Pero ese es un caso que tomé intencionalmente de algo llevado al extremo. 

En líneas generales, llegará un punto en que estaremos demasiado viejos y enfermos, y nos arrepentiremos de todo aquello que no hicimos cuando teníamos lucidez y juventud. Pero, para finalizar, estaría bueno afirmar lo siguiente: Ser “joven”, no es un pretexto para hacer estupideces o no hacerse cargo de nada. Es un recorrido hacia un camino que, si lo transitás con inteligencia, te puede conducir a los objetivos por los que tanto luchaste. Los plazos y los tiempos irán variando según cada uno, pero seguirán estando en tu ADN, digamos, si continuás peleándola con lo recursos que tengas a tu alcance. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

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