10 de julio de 2023

Entretenimiento

Como periodista o simple observador de lo que sucede a diario, suelo preguntarme qué es lo que los lectores esperan encontrar cuando visitan un blog (sea éste o cualquier otro). A nivel global, los blogs comenzaron siendo un espacio de opinión y de análisis, pero en la actualidad se han multiplicado de tal manera que es posible hallar de un amplio espectro. Hay varios destinados a difundir un hobby que el usuario desea compartir o dar a conocer. En mi caso, no me detendría a visitar páginas donde sólo se suben fotos, porque si vamos al caso ya tenemos bastante con FB e Instagram. Dicho sea de paso, es increíble comprobar cómo Facebook, en una era de cambios constantes, ha logrado seguir vigente durante casi 20 años, ya que se fundó en 2004. Hay una película, "La red social", que narra con bastante fidelidad cómo fue mutando lo que empezó como un juego de estudiantes de Harvard, y hoy embolsa ingresos millonarios en concepto de publicidad. Instagram es muy invasivo porque como ahora casi todo el mundo está apostando en ese producto (de la misma empresa) para promocionarse, la verdad es que las escasas veces que ingreso a IG con la finalidad de publicar una foto que me gusta y ver la de mis seguidores, cada dos por tres aparece una publicidad de cosas que ni siquiera me interesan y que están basadas en los algoritmos y en tu historial de navegación.

Es decir que, para mi gusto, puede parecerme una tontería que una persona haya creado un blog con fotos de varios objetos, platos de comida de algún lugar exótico que tuvieron la suerte de visitar, pero nada de texto. Hay un público para todo, y en base a ello yo también puedo ver si me resulta interesante o no. Pero el punto medular de esta nota es aprender a aceptar determinadas cosas que no van a cambiar por mucho empeño que pongamos. Y no me refiero ni a la política, ni a las eleccione. Esto no implica resignarse, sino -por ejemplo- dejar de tomarnos tan en serio cuando algo no nos sale bien.

Para hacerla corta: Es obvio que como seres adultos, somos los únicos responsables de nuestras vidas, y por lo tanto debemos hacernos cargo de lo que nos toque pasar, y de las cagadas que nos mandamos. Es difícil plantearlo de un modo tan categórico, porque conozco personas que sufren la soledad y el abandono de quienes decían ser sus amigos, o que ya son adultos mayores y necesitan delegar las tareas comunes a cualquier vivienda, obviamente sin disponer de la guita para hacerlo. No pueden darse el "lujo" de deprimirse (en entrecomillado el válido porque, lejos de ser un lujo, es un padecimiento).

Como verán, cambié de tema enseguida sin darme cuenta: Empecé hablando de los blogs e inmediatamente ello me hizo pensar en la persona que está detrás de cada uno de ellos, redactando, ya sea apostillas propias de lo que nos sorprende en lo cotidiano, hasta aventuras amorosas inconfesables. Es que, en definitiva, la diversidad de la sociedad se pone de manifiesto en el modo de expresarse que sus integrantes tienen. En Internet cada cual se expresa a su manera, por eso está bien que haya más control ante el contenido discriminatorio o violento, ya que no podemos seguir alimentando el odio. Creo que le pedimos a las redes sociales y a las aplicaciones en general más de lo que está en condiciones de ofrecer, cuando en definitiva quienes creamos este caos hemos sido nosotros. Ironías de la vida.

Desde hace por los menos 15 años, cuando el uso de Internet se volvió masivo en los celulares y tablets, se ha producido una saturación tal de información que lo único que se ha conseguido es aportar datos falsos e imposibles de chequear con una documentación respaladatoria, además de crear un escenario psicosis colectiva y confundir a la gente con sugerencias o recomendaciones que responden a los influencers, y tienen fines comerciales. Yo he escrito aquí sin importar mi estado de ánimo o el tiempo disponible, pero por supuesto que todo fluye mejor cuando estás relajado, tranquilo, y corrigiendo algún error de tipeo. Si lográs eso, el resultado final del "post" (o de una nota periodística) probablemente resulte de acuerdo a tus expectativas. 

Anoche, mientras hacia "zapping radial", buscando alguien que tuviera algo interesante para decir, me puse a pensar en que ya se ha consumido más de la mitad de este 2023, casi de un modo inevitable surge la cuestión de las asignaturas pendientes, de aquello que nos habíamos propuesto el 1º de enero y que transcurridos siete meses no pudimos concretar, ya sea por nuestra propia impotencia o bien por factores externos. Pero pese a todo, como sostengo siempre para apuntalar mi amor propio, la vida siempre da revancha. Y la gente desagradable recibirá su castigo, pero no seré yo quien me vaya a dedicar a que beban de su propia medicina, sino la vida misma. Punto final.

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