23 de julio de 2023

Siempre hacia adelante

Domingo 23. Hacía varios días, más de lo acostumbrado, que no escribía nada nuevo por aquí. En ese lapso pensé en distintos temas, pero cuando encontraba un momento propicio para redactar, estaba tan agotado que lo postergaba por tiempo indeterminado. Hasta ahora, es uno de los domingos más tranquilos de los últimos meses. Me levanté tarde, me permití hacerlo porque necesitaba un descanso reparador. No puse el despertador del celular porque, como hoy la actividad por cubrir fue casi nula, no tenía que cumplir con un horario concreto durante la mañana. Siempre sostengo que cuando estás tranquilo y no te dejás llevar por la ansiedad (que varía según cada persona), hay muchas más probabilidades de que el devenir de la jornada tenga un buen resultado.

La semana pasada, cuando grabé el programa de TV y el invitado vio la apertura que es habitual previo a mi intervención, no pudo dejar de comentar: "¡Qué joven que estabas!". A decir verdad, me resultó curioso porque esas imágenes de la intro son pequeños clips desde que el mismo programa comenzó a emitirse, en 2019. Cuatro años pasaron, no es tanto, sin embargo no es el primero que me lo dice. Tengo más canas, eso es evidente, pero si vos me decís que transcurrieron 10 años, es obvio que uno se da cuenta del envejecimiento y todo eso. Tengo 44 y no sé si es un número significativo, depende para qué. No estoy en mi mejor estado físico, eso es imposible de negar. Pero todavía no ha llegado la hora en que me transforme en un viejo decadente o senil. 

Es probable que ustedes que me están leyendo, si han llegado a cierta edad, comiencen a replantearse diversas cosas: Metas, proyectos, qué voy a hacer en el tiempo que me resta por vivir. En relación a esto último, corremos con desventaja, porque no lo sabemos. Sin lugar a dudas yo podría ampliar el espectro y hacer mucho más de lo que estoy haciendo. Pero aunque parezca una contradicción, también siento que he hecho suficiente. Cuando vas creciendo, pasando los 18, te tenés que hacer cargo de un montón de responsabilidades y obligaciones que antes no tenías, porque tus padres te mantenían o eran ellos quienes asumían esas obligaciones hacia tu persona. Me costó mucho llegar al lugar donde estoy, y no por ello me quedo vegetando en una zona de confort. Mi objetivo ha sido forjar un estilo propio, apelar a una mirada original y desacartonada de la realidad pueblerina, escuchar lo que dice la calle. No sé si lo he conseguido en todos los casos, pero sigo transitando el mismo camino hasta el día de hoy. No espero ni elogios ni aplausos: Hago mi laburo como corresponde, con una impronta particular porque es mi modo de hacerlo, y otros de seguro encontrarán el suyo. 

Lo que a mí me apasiona, para otro puede resultar una estupidez, y viceversa. A veces me detengo a pensar que posiblemente me termine jubilando con la mínima, si es que llego a esa edad, y es ahí cuando comprendo lo poco empáticos que somos con nuestros adultos mayores, con la burocracia, y todo el tramiterío para conseguir medicamentos, porque está claro que nadie de 70 años toma pastillas para drogarse, sino por su salud. Lo que hoy es tendencia, obviamente dentro de 25 o 30 años quedará obsoleto. Nadie puede vaticinar qué ocurrirá con el PAMI, si seguirá existiendo, o será un perro con el mismo nombre y distinto collar. 

No hay forma de predecir que pasará con los futuros jubilados como yo. Dependerá, también, de los gobiernos que estén y de las políticas públicas que adopten. Lo único que puedo decir, es que con 44 abriles encima, no he tenido que usar anteojos o lentes hasta el momento: No me ha atacado la presbicia, algo que no es un dato menor porque todo lo ligado a la oftalmología suele ser bastante costoso. Perder un par de anteojos recetados, como sucede en el común de los casos por tratarse de un objeto que uno puede olvidarse en cualquier lado, es desagradable al bolsillo promedio.

Cada uno juzgará si realmente vale la pena planificar tu vida a mediano o largo plazo. Lo que puedo afirmar, a título personal, es que si evitás magnificar sus expectativas, las cosas salen mejor llegado el caso. La ansiedad me juega en contra más de lo aconsejable, pero hay que aprender a lidiar con eso. Si no fuera por mi obstinación, por repetir reclamos hasta el infinito, habría muchos derechos que me corresponden a los que no habría podido acceder debido los extensos tiempos que demanda cualquier trámite en la administración pública (y el desgano general de sus empleados). Precisamente por eso, cuando encontrás uno que te atiende como un ser humano y se comporta de un modo amable, esa persona es ponderada y se vuelve una rareza, casi una novedad, porque no es lo que se espera desde el momento que sacás un turno para lo que se te ocurra, como obtener un certificado, documentación personal o de un vehículo.  

A casi tres semanas para el cierre de la campaña política, todo puede suceder. Lo de Sergio Massa es tragicómico y roza lo patético, por no emplear calificativos más contundentes. Se ha convertido en juez y parte: ¿Cómo puede defender la gestión de un país empobrecido siendo a su vez el candidato presidencial del kirchnerismo? ¿Cómo sacará de la varita mágica los millones de dólares en reservas que se dilapidaron del BCRA para contener al dólar blue, sin ningún éxito? Massa va pendulando entre un discurso "nacional y popular" que sea del gusto de la tribuna, y otro de un perfil más técnico para negociar con el FMI, que no le dará un centavo a menos que cumpla con las metas de ajuste que son de larga data. Y sí, es así, muchachos: Les guste o no, van a tener que hacer un ajuste para que llegue un desembolso y evitar un default antes de octubre. 

He visto encuestas dando vueltas por ahí, que son totalmente insólitas y poco creíbles. Hay que ser un poco más serio si tenés un medio de prensa, y no publicar algo semejante si no tenés la menor idea de cómo se lleva a cabo una encuesta en una consultora, porque te podés comer tremendo garrón. Además, mucha gente suele responder lo opuesto a lo que tiene previsto hacer, es decir que te pueden nombrar cualquier candidato porque no les interesa responder preguntas de ese tipo, que sólo conducen a hacerte perder el tiempo. Por lo menos podrían darte 1.000 pesos o algún descuento en los comercios a modo de compensación. Otro dato a tener en cuenta, es que no es lo mismo que te llamen a cualquier hora para una encuesta telefónica, a que lo hagan de manera presencial. Si me llaman de un número extraño, no atiendo el celular o bien corto de inmediato. En cambio, si te enganchan cuando salís del supermercado o de otro lugar donde circula mucha gente, es más difícil zafar. Nos estaremos viendo pronto. Punto final. 

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