17 de julio de 2023

¿Qué estoy haciendo acá?

¿Qué es un blog? En resumidas cuentas, es una página de Internet en la cual el creador publica algo relacionado a sus hobbies o intereses: Fotos, cuentos, reflexiones, comentarios, y que por lo general lo hace sin fines comerciales. Aunque ya no abundan como antes, existen blogs que se destacan por su calidad y que, desde ese pequeño lugar, permitieron a su autor ganar notoriedad. De hecho, están aquellos que habiendo ya trascendido o triunfado en lo suyo, continúan subiendo notas, imágenes o lo que fuere, a ese diminuto rincón dentro el ciberespacio que los posicionó y les allanó el camino hacia un público de mayor alcance o masividad.

Más de una vez he dicho que, aunque me queje por situaciones puntuales que me fastidian, la vida ha sido demasiado generosa conmigo. Puedo trabajar de lo que me gusta, administrar un portal de noticias que de a poco fue ganándose un lugar destacado en la comunidad. Para poder laburar de lo que me apasiona, resigné la posibilidad de estudiar otras carreras que suelen ser mejor remuneradas y que son más convencionales. Eso no significa que viva “por amor al arte”: Siempre traté de que mi trabajo se vea recompensado con el dinero de los auspiciantes. Ahora estoy en una etapa en la que ya no salgo a buscar nuevos avisos, excepto algún potencial cliente que por la facturación que tiene me pueda pagar una suma importante. El resto es chiquitaje, pero -por supuesto- nunca viene mal: Cada uno acepta pagar la tarifa que se acordó oportunamente, y la mayoría comprende que es necesario ajustar cuando ya la inflación hace que el valor original haya quedado reducido a unos pocos pesos. La verdad es que no me interesa saber cómo se manejan otros medios en cuanto a su cartera publicitaria, sí sé que en determinados casos muchos se manejan por canje. Pero lo voy a dejar ahí, no me interesa hablar de la plata que gano ni la que ganan los demás. 

No es más inteligente el que se considera a sí mismo que lo es. Ni mucho menos, aquel que se lo hicieron creer un grupo de aduladores. Es el mismo personaje que se jacta de algunas páginas que leyó por ahí, un charlatán de barrio al estilo de Dolina. Hay gente que tiene un ego terrible, y terminan volviéndose insoportables. No me considero vanidoso, y tampoco me llevo bien con la gente que hace alarde de sus viajes, del supuesto encuentro con alguna celebridad, de anécdotas inventadas y totalmente inverosímiles. Inclusive en un pueblo chico donde se supone que "nos conocemos todos", parece que te quisieran dar cátedra, y te explican por qué (según ellos) tal cosa es de tal manera. 

Los soberbios son escoria, lobos con piel de corderos, por eso merecen mi desprecio. El mismo desprecio que ellos tienen para el resto de los mortales, puesto que se consideran en un sitial superior. Vaya uno a saber quién les hizo creer que son más que los demás. Así van por la vida, siempre con algo que los haga objetos de atención, frecuentando lugares que consideran que les otorgarán prestigio, o leyendo algún diario supuestamente "progre". Cuando voy a presentaciones de libros o exposiciones de distinta índole, es habitual encontrarse con alguno de esos 'vende humo'.

Hay algunos rasgos que permiten identificarlos  y que facilitan tomar distancia de ellos: Buscan sacar chapa de modernos, o bien de bohemios. Se dicen a sí mismos pioneros y precursores. Son sujetos que se jactan de su sensibilidad artística, que el común de la gente no ve en ningún lado, porque es un invento. En fin, no faltan tampoco palabras que encajaban más o menos bien entre los porteños de los '80 para distinguir a un grupo urbano por su sectarismo deliberado y supuestamente "cool".

 Nada más sensato que ubicarte como lo que sos: Una persona que ejerce su individualidad dentro de la sociedad. Por supuesto que hay personas extremadamente lúcidas e inteligentes, pero por lo general no necesitan demostrarle a nadie que lo son, o ni siquiera les interesa. Esa sencillez es lo que los hace más grandes. El inteligente se adapta, navega en aguas turbulentas. El piojo resucitado, se deja llevar por algún elogio aislado que le hicieron creer. Todos tenemos algo de necedad, y de vez en cuando, alguna dosis de inteligencia. Precisamente, quien peca de soberbio, recurre a palabras grandilocuentes, se cree el centro del Universo, le gusta que lo mencionen como una fuente calificada “dar cátedra” sobre alguna de las pocas cosas que realmente conoce. Esos tipos dan asco, porque son incapaces de asumir sus propias limitaciones, que coincide en el afán de destacarse, porque les encanta ser nombrados, decir que les entregaron un premio sin que nadie se los pregunte, o hablar de sí mismos en tercera persona. Siempre he pensado que tanto la falsa modestia como la megalomanía, son extremos claramente patológicos. Imagínense a Borges diciendo: “Bueno, escribí dos o tres libritos y me fue bien”, jamás diría eso, porque sabía de su talento pero a su vez era ácido e irónico para humillar a quien lo quería desacreditar. Hablaba de otros escritores en las entrevistas que daba cuando ya era una figura reconocida mundialmente, rara vez lo hacía con su propia obra.  

Pero lo cierto es que, si nos referimos a estos especímenes que mencioné en los primeros párrafos, lo mejor es salir corriendo. Porque al igual de lo que suele decirse de las brujas, "que los hay, los hay". Punto final.

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