28 de noviembre de 2025

El tramo final de 2025 nos deja sin aliento, pero valió la pena haberlo recorrido

 

Último viernes de noviembre, un ciclo que se caracteriza por la llegada del calor y por las escasas dosis de paciencia que nos quedan. Durante el transcurso de esta semana trabajé bastante, mucho más de lo que esperaba. No lo digo con ánimo de queja, sino poniendo en valor lo que significa brindar una buena cobertura periodística. Eso implica también invertir en los insumos que son de uso cotidiano. Por ejemplo, estoy tratando de conseguir una nueva cámara de fotos, ya que en los últimos meses me la venía rebuscando con el celular. Como el resultado no es el que yo pretendo, habrá que destinar algunos mangos a un equipamiento que sea acorde con un medio de prensa en crecimiento y expansión. 


Desde que LOBOS 24 dio sus primeros pasos, allá por 2017, mucha agua ha corrido bajo el puente. Son casi 10 años, sin contar todo lo que vino antes, y que permitió, paulatinamente, sentar las bases para apostar a un nuevo desarrollo. Hoy el común de la gente lee menos, o se informa a través de las redes sociales. Esa realidad plantea un desafío enorme para los portales de noticias, que debemos apelar a varias estrategias que contribuyan a mantener el tráfico de visitantes y sostener la audiencia. Por eso es que el complemento gráfico es tan importante. Fotos, videos, todo lo que pueda sumar a la experiencia de leer una noticia como antes se hacía masivamente con los diarios impresos.


Retomando el comienzo de este posteo, por lo general, tan pronto como voy a cubrir un evento o actividad, llego a mi casa y empiezo a escribir, a seleccionar las mejores imágenes, porque siempre tuve en claro que el lector se merece un acceso integral a ese hecho que uno está describiendo en cada noticia. Siempre lo consideré un trabajo, porque yo no me quedo en la comodidad de difundir sólo aquello que me interesa. No todas las personas se sienten atraídas ante un mismo hecho, es algo que mencioné brevemente en el post anterior. Las cosas son como son, pero uno como periodista puede hacer su aporte para que resulte más atrayente, sin tergiversar ni modificar nada. Si nos ponemos a pensar, un café literario o muestra de artes plásticas, o la presentación de un libro, tienen un alcance limitado, a menos que el protagonista sea una persona extremadamente conocida y popular. Pero no por eso le vamos a restar el espacio que uno cree que merece ocupar. 


En resumen, podríamos decir que todo es noticia. Hace unos días le comentaba a una persona la tarea que yo hago, y no podía creer que casi todo el laburo lo hiciera yo solo. Desde redactar, sacar las fotos, subir el contenido a las redes, hasta hacer las cobranzas a los clientes, y mucho más que en este momento me olvido de subrayar. Y bueno, es así, mientras me dé el cuero lo seguiré haciendo, y dentro de unos años veremos si tengo la posibilidad de delegar en algún redactor, sobre todo para ampliar la cobertura de la sección deportiva. Lobos es una ciudad con muchos clubes y una gran variedad de disciplinas. Por ese motivo, no siempre se puede cumplir con todos. Están aquellos lectores que su muestran muy exigentes, pero ignoran todo lo que hay detrás de un medio profesional. Por ejemplo, yo nunca me pondría a criticar a un comerciante por los productos que vende o por el servicio que presta. Si no me convence, no voy más y listo, hay muchos peces en el agua como para insistir en caer dos veces en la misma red.


Si en determinado momento de la vida uno se propone reinventarse, previamente tendría que haberse "inventado" y forjar los cimientos de su personalidad. Lo segundo es consecuencia de lo primero. Y la personalidad de cada uno es compleja, no sería adecuado reducirla a dos o tres aspectos salientes. Tampoco tiene que ver con el temperamento o carácter, eso es otra cosa. Podés tener un carácter firme, y eso no te da derecho a andar con una actitud prepotente o pisoteando a los demás. 

 

Si tu intención es recuperar el envión, tal cosa no es posible sin antes realizar una autocrítica honesta. Mirate al espejo y reflexioná sobre vos mismo con honestidad. Hasta que vos no te des cuenta de lo qué estás haciendo mal, te lo puede decir todo el mundo pero no le vas a dar bola. Otro dato clave: Para que un día te rinda y puedas sacar mejor provecho de él, entre otras cosas, es fundamental un buen descanso. No se trata de dormir hasta cualquier hora, sino de recuperar fuerzas para que la rutina no se te haga tan desgastante. Es cierto que no deja de ser placentero trabajar de lo que uno eligió. Pero, sea como fuere, nos cansamos igual que el resto de los laburantes. El hartazgo es una forma de cansancio que se traduce en la indiferencia, en que todo te dé lo mismo, lo cual es peligroso. Uno se agota de escuchar las mismas boludeces todo el tiempo, las mismas canciones, los mismos programas de radio o de TV. Cuando vos asumís que probablemente vayas a ejercer la misma profesión por el resto de tu vida, te entra un poco de "insatisfacción a futuro". Te llena de dudas pensar en cómo vas a sostener una estructura laboral por tiempo indeterminado, cuando todo cambia tan rápidamente.


Pero claro, cuando tenés presiones de todos lados, lo único que aparece es el impulso de descargar esa bronca que se fue conteniendo y acumulando. Ante esa situación, es útil repetir como un mantra lo siguiente: "tanto lo bueno como lo malo que me ocurra es de mi exclusiva responsabilidad, por lo cual debo hacerme cargo de ello". En lo personal, este momento es una etapa necesaria para consolidar y afianzar todo lo que se hice durante tantos años. No soy quién para darle consejos a nadie, pero pienso que todos deberíamos hacer lo mismo.


Hay personas que tienen esa capacidad de dejar sus disgustos y complicaciones cotidianas en la puerta de su casa, pero no siempre se puede lograr esa abstracción. En última instancia, lo que sí me parece atinado hacer, es comentar, brevemente y sin cargar las tintas: "Hoy me pasó esto". No es saludable enroscarse al pedo, ni darle una dimensión superlativa a cualquier contratiempo que haya que sortear. No se puede hacer catarsis constantemente para que tu entorno sea el depositario de tus preocupaciones. Creer que nuestros problemas ameritan una consideración especial hacia terceros es un enfoque equivocado. Habría que hablar menos y escuchar más: Si todos actuáramos de ese modo, estaríamos dando un gran paso para ser más empáticos.


Y para concluir, debemos entender algo fundamental: Muchas veces cometemos la impertinencia de juzgar a alguien sólo por lo que vemos en la superficie. Así como hay gente brillante con una apariencia cuestionable, también abundan los charlatanes que nunca en su vida han movido un dedo en esforzarse para conseguir un logro significativo. La conclusión es la siguiente, a mi modo de ver: Lo mejor que te puede pasar es ser consciente de dónde estás parado, para que todo lo que provenga de los oportunistas y ventajeros te tenga sin cuidado. Cuando uno ha descubierto quién es, no necesita de la aprobación de los demás para reforzar esa percepción. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

25 de noviembre de 2025

Tiempo de recoger lo sembrado, pensando en lo que vendrá

 

Luego de cuatro días feriados, ya era momento de que se acabara la joda para volver a la actividad, aunque yo me mantuve ocupado durante todo ese período. Este martes, el movimiento que se vio en la calle fue notable, sobre todo en la zona céntrica, cerca de los bancos. Pensé que me iba a llevar más tiempo unos trámites que tuve que hacer, pero ya para media mañana había podido terminar con todo. El domingo fui al desfile por el Día de la Tradición, y me quedé casi dos horas sacando fotos a los carruajes y jinetes, esquivando los montículos de bosta que se iban acumulando en la calle para no fallar en la pisada. Este tipo de eventos me demandan una exigencia mayor porque tengo un celular que no saca fotos muy nítidas, y sumado a la poca luz, los problemas se incrementan. Desde que se me rompió la cámara digital, hace varios meses, me tengo que arreglar con el teléfono. En fin, lo que rescato es que pude prever esa situación. A mayor cantidad de material, más margen iba a tener para elegir las imágenes que yo quisiera. Bueno, la cuestión es que cuando llegué a mi casa tuve que laburar bastante con el editor de fotos para corregir (en la medida de lo posible) la calidad de las imágenes. El texto de la nota surgió más rápido, pero la premisa era ilustrarlo con todo lo que la cámara había registrado. Teniendo en cuenta esos factores, el resultado no estuvo mal, hice lo mejor que pude con las herramientas que yo tenía a disposición. 


Si trabajás en un medio de prensa y no pensás en los lectores, estás al horno. Todo el esfuerzo que uno pueda hacer como periodista está destinado a brindar una cobertura completa de cada hecho. Por supuesto, uno ya sabe qué tipo de noticias tienen más alcance e impacto: Accidentes, operativos policiales, salidas de bomberos. Obviamente, esa información tiene que estar, pero yo elegí darle lugar a otros contenidos: Me parece que es más desafiante escribir sobre la movida cultural que tiene Lobos, o hacer entrevistas que nadie tiene porque a esos vecinos nadie les ha otorgado un espacio. Por la experiencia que tengo en más de 20 años de profesión, no abunda la gente que se tome el trabajo de desgrabar un audio, de darle forma a un texto para que sea legible y sencillo. Casi nunca tengo faltas de ortografía, ni errores burdos, pero así ha sido desde que empecé con esto. Cualquier persona que tenga incorporado el hábito de la lectura siempre va a tener la ventaja de escribir y expresarse mejor.


Cuando hay una conferencia de prensa, y hablan tres o cuatro funcionarios, lo primero que hay que entender es que el lector no tiene tiempo para leer una parrafada sin sustento. Por lo tanto, es necesario sintetizar y resumir todo lo que sea posible, pero hacerlo con criterio. Es decir, no a riesgo de que se desvirtúe el sentido. A veces se abordan varios temas, o alguien hace una pregunta a los oradores. Hay que estar atento porque de una simple pregunta pueden surgir declaraciones interesantes. Si no hay producción periodística, se nota enseguida, ya que va a ser mucho más difícil y tedioso comprender lo que el redactor escribió. Termina siendo una ensalada, un rejunte de frases sueltas que no están situadas dentro de ningún contexto. Yo diría que cada uno tiene sus trucos y sus secretos al momento de escribir, y eso está buenísimo. De lo contrario, lo que pasaría es que todas las crónicas serían iguales, como salidas del mismo molde. Con los años, creo que logré tener mi impronta, una forma de redactar con la que me siento cómodo y que también ha tenido una valoración positiva de los lectores. En todo trabajo, uno nunca deja de aprender. Aunque haya logrado afianzarme en mi proyecto, tengo en claro mis limitaciones. Ser consciente de tus puntos flojos es lo mejor que te puede pasar para no meter la pata o asumir riesgos innecesarios.


Hoy por hoy, con lo complicado que está el mercado laboral, aquellos que podemos laburar de lo que nos gusta tenemos que valorar esa posibilidad. Es decir, yo puedo contarles que escribir una determinada nota me insume mucho tiempo, pero es lo que elegí hacer, no es algo que me lleve a quejarme. Si pudiera volver el tiempo atrás, no cometería tantos errores, haría las cosas de una forma diferente, disfrutaría más de lo cotidiano, no me enroscaría tanto al pedo. Pero bueno, no tenemos a Marty Mc Fly entre nosotros, así que divagar sobre la historia contrafáctica me parece una tontería. Quizás, el hecho de haber recorrido un camino desde cero, transitando dificultades como todo el mundo, es lo que a uno le permite hacer una pausa y recoger lo sembrado. Voy a seguir metiéndole pilas a esto, y veremos si para 2026 se pueden incorporar más recursos a la tarea diaria. Hoy, buena parte del tráfico en las redes sociales pasa por Instagram, por lo cual tendré que adaptarme a eso, aunque me parezca más sencillo publicar en Facebook. Nos estamos viendo pronto, con más novedades en la trinchera. Punto final.

22 de noviembre de 2025

No dejes que nada te impida avanzar

 

Lo más difícil de emprender un camino de realización y bienestar personal es sostenerlo a lo largo del tiempo. Yo tengo una idea bastante clara de lo que quiero hacer, pero debo lidiar con mis propias dudas y excusas. Son pulsiones negativas que se interponen para que ese deseo de mejorar vaya perdiendo fuerza. Cuando hoy fui al Parque, antes de almorzar, no tenía demasiadas ganas. Entonces, no creía posible que pudiera mantener mi marca de 5 kilómetros de caminata. Pero, contra todos los pronósticos, no sólo cumplí con esa meta, sino que incorporé casi un kilómetro más. Eso no es todo: Por primera vez en muchísimos años, me largué a correr durante el último tramo del circuito. Sé que todo lo que estoy mencionando carece de interés para el lector promedio, pero en lo que a mí respecta, pude demostrarme que podía, que estoy en condiciones de redoblar la apuesta. Debo reconocer que para determinadas actividades soy bastante haragán, todo esto lo hablé en terapia, pero siempre tuve en claro que era yo quien debía tomar una decisión. La comodidad nos atrae porque no exige ningún esfuerzo: Cuando nos sentamos a ver televisión, o pasamos horas boludeando con el celular, asumimos una actitud pasiva, simplemente nos dejamos llevar por lo que sucede en una pantalla. En cambio, escribir, caminar, correr, crear una obra de arte, es todo lo opuesto. Hay que empezar desde cero.


Hace unos meses, cuando muy tímidamente adopté el hábito de las caminatas, me preguntaba qué era lo que llevaba a cientos de vecinos a recorrer diariamente el espacio verde. En mi caso, descubrí que podía desconectarme durante el tiempo que permanecía allí, y dedicar esos momentos para mí, sin necesidad de mirar el reloj ni de preocuparme por cumplir con un horario estricto. Si bien fue una decisión mía, también influyó que mucha gente me insistiera y me rompiera las bolas sobre los beneficios que iba a poder conseguir. De no ser así, todavía seguiría estancado y dándome rosca por lo mal que me van las cosas, sin haber hecho nada en concreto para ponerme las pilas.


Las primeras semanas iba casi por obligación, y no daba más de una vuelta al Parque. Me parecía un gran esfuerzo, no sólo por la distancia en sí, sino por haber vencido mi resistencia a llegar hasta ese lugar. Sin embargo, aprendí la mayor parte de todo era una cuestión de tiempo, de práctica, y de entrenamiento. Yo no compito con nadie, lo único que pretendo es sentirme bien, y si me quedo en mi casa mirando el techo sé que no lo voy a lograr. No sé si tiene algo que ver, pero creo que me hizo reflexionar sobre mi futuro quitándole toda carga de angustia o dramatismo. No tengo la aspiración de dejar un legado, ni que la gente me recuerde cuando yo ya no esté en este mundo. Hay mucho de vanidad en ese anhelo por trascender. Los humanos tenemos una existencia ínfima y silenciosa, incluso aquellos que han dejado una huella en la historia son sepultados por el olvido de las próximas generaciones. No tiene mucho sentido pensar en cómo nos recordarán. Pero sí me gustaría que mientras estoy vivo me consideren una buena persona.


Por lo general, trato de evitar cualquier conducta que pueda molestar o perjudicar a alguien. Por supuesto, a veces no puedo evitar que me embarguen el resentimiento, la bronca, o la envidia. Sobre todo cuando me veo decepcionado ante una persona que creí conocer y que traicionó mi confianza. Bueno, esto no es nada nuevo, es la vida misma. Por lo tanto, es más frecuente de lo que uno supone. Siempre he sido de muy bajo perfil, y eso hace que la gente se sorprenda cuando pongo a la consideración pública alguna expresión ligada al arte. Me pasó cuando presenté mi primer libro: Tardé mucho en publicarlo porque quería seleccionar bien los relatos que iban a estar incluidos. Y en los días sucesivos, muchos vecinos me hacían comentarios como si yo no hubiera escrito nunca en la vida. De hecho, la mayoría no sabe de la existencia de este blog, pero no es algo que me importe. Quizás algunas de mis reacciones también  generen sorpresa, pero lo que nadie ve es que son consecuencia de haber soportado mucho malestar. Visto de ese modo, quizás no sea bueno adoptar una postura tolerante en el largo plazo, porque vas acumulando toda esa bronca hasta que al final explotás de la peor manera, y cualquier pavada es motivo suficiente para encender la mecha. En resumen, considero que para recuperar la confianza en uno mismo es importante hablar más de lo que nos provoca el autobiocot. Qué pasa cuando nosotros mismos nos convertimos en nuestro peor enemigo. Si no creemos en lo que somos capaces de hacer, siempre vamos a tener que luchar con ese lastre que nos frena y nos limita. ¿Acaso nos falta una dosis de amor propio y convicción en lo que queremos alcanzar? Es para pensarlo. Nos estamos viendo pronto. Punto ,³final.

21 de noviembre de 2025

Es momento de bajar un cambio y tomar nota

 

Viernes feriado. Decidí hacer un paréntesis sin escribir nada nuevo en los últimos días, ya que fueron complicados, y no podría hacer una síntesis adecuada sin mencionar determinados detalles. El lunes me levanté a las 6 para llegar temprano al Hospital, ya que debía hacerme un control de glucemia, que no arrojó el resultado que cualquier paciente sano esperaría. Si bien no tengo diabetes, lo cierto es que los valores son bastantes elevados y yo creía que mi salud física estaba dentro de los parámetros normales. Más allá de que ese tipo de noticias no son gratas para nadie, siempre es mejor que uno pueda disponer de esa información cuanto antes, para empezar a hacer cambios en la dieta. Nunca me vi en la necesidad de cuidarme demasiado en la alimentación, tampoco representaba un problema para mí tomarme una cerveza o comer una picada de vez en cuando. De hecho, lo que me llama la atención es que cuando creo que mi vida está más o menos encaminada, siempre sobreviene algún desbarajuste que cambia por completo los planes.

 

Lo que menos quisiera es tener que incorporar otra medicación para mantener la glucemia bajo control. Lo adoptaría como un último recurso si ningún otro paliativo funciona. Una buena alternativa sería abocarme por un tiempo a hacer una alimentación saludable para luego realizar un nuevo análisis de laboratorio, y así poder comprobar si esos cambios de hábitos dieron buenos resultados. La verdad es que no me quiero quemar la cabeza, las recomendaciones son sencillas, hay que comer más verduras, evitar todo lo que tenga azúcar o grasas en exceso, reducir el consumo de alcohol. Es decir, todo lo contrario a lo que venía haciendo hasta ahora. Eso sí: Cuando llegué al consultorio, estaba tan atónito y bloqueado mientras la doctora me explicaba mi situación, que muchas cosas de las que me dijo no las recuerdo con precisión. El factor sorpresa me liquidó. Pero, como mencioné antes, me queda el consuelo de saber que pude recibir un diagnóstico precoz. Todo comenzó cuando fui a hacer una nota por el Día Mundial de la Diabetes, el viernes pasado, hace ya una semana. Ese día, desde el servicio de endocrinología habían instalado un stand en la entrada del Hospital donde se podía acceder a folletería y a controles gratuitos de presión y glucemia. Y como no tenía nada que perder, era una buena oportunidad para que yo también me hiciera un breve chequeo. En cuanto a la presión, no fueron valores para preocuparse, pero la glucemia sí estaba bastante alta, teniendo en cuenta que yo ya había desayunado. Fue entonces que al día siguiente me hice un análisis de curva de tolerancia de glucosa en ayunas, y ya con esos datos se pudo arribar a conclusiones más concretas. Con los hechos consumados, no valía la pena caer en lamentos. Es lo que me tocó. Es una enfermedad crónica, sí, pero no terminal. Tomando ciertos recaudos se puede llevar una vida normal. Una de las cosas de las que me jactaba cuando era más joven era que podía comer de todo sin engordar, pero es evidente que ya no puedo hacerlo más. Con los años el organismo te va pasando factura y hay que adaptarse a esa nueva realidad.

Por lo tanto, no me quedará otra opción que tomar nota de lo que los médicos me dijeron, y empezar a transitar un proceso que no me lo esperaba en absoluto. Falta un mes para que termine el año y sería una pena descuidar otros objetivos por esta noticia que acabo de recibir. Por lo pronto, lo único que sé es que no puedo delegar en nadie la responsabilidad de cuidarme. Ya tengo una edad en la que tengo que hacerme cargo de mi propio bienestar. Pese a este panorama poco alentador que acabo de expresar, algo en mí hace que me sienta optimista hacia el futuro. Si no me hubiera visto obligado a comer más sano, las consecuencias iban a empezar a aparecer tarde o temprano. No sé, pienso que el diagnóstico todavía es muy reciente como para poder asimilarlo. Aún no tomé conciencia de que deberé implementar cambios radicales para el resto de mi vida. Pero reitero: No hay mal que por bien no venga. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   

12 de noviembre de 2025

Hasta que vos no cambies, nada va a cambiar

 

Mitad de semana. En este posteo, retomo algunas ideas que había comenzado a plantear en la nota anterior, porque me parece que se pueden hacer varias lecturas o interpretaciones. La verdad es que estoy en una edad en la cual ya no quiero perder más el tiempo. Si miro hacia atrás, siento que perdí 10 o 15 años de mi juventud por no tener objetivos claros o por hacer planes cortoplacistas. No es casualidad que otras personas de mi misma edad hoy estén mejor posicionadas, y seguramente todo lo que tienen lo han logrado con esfuerzo y constancia. Cabe hacer la salvedad de que en el común de los casos no son brillantes ni tienen un talento descollante, pero pudieron progresar con algo tan simple como ponerles pilas a sus proyectos. Si hay un factor clave para emprender todo lo que viene después, es cuidar la salud. Por mucha guita que tengas, no vas a llegar muy lejos si no estás en condiciones de desarrollarte con plenitud. Por eso hay que reiterar la importancia de la salud mental en la vida cotidiana, que merece ser equiparada al mismo nivel de relevancia que la salud física.


Una vez una persona que me conoce bien me dijo: “Mientras vos no cambies, nada va a cambiar”. Tenía razón, aunque la frase no fue muy precisa respecto a los cambios que debería adoptar para alcanzar un mayor bienestar. Pero así como los demás te conocen, se supone que uno mismo también se conoce lo suficiente como para saber qué clavijas tiene que ajustar. Yo puedo decir que muchos hábitos que empecé a incorporar últimamente me están dando resultado. Pero es necesario esperar y no bajar los brazos. Como soy bastante impaciente, la ansiedad me juega en contra, y hay que entender que vivimos en una sociedad donde cualquier proceso demanda un tiempo considerable. Quedarse en la cama pensando boludeces no te aporta nada, es una cuestión de sentido común, porque tu mente sigue activa y esos vericuetos te llevan a lugares que no son lo que vos querés, los que te hacen bien. Por supuesto, una persona que está atravesando por un cuadro depresivo no puede salir adelante fácilmente si no cuenta con la ayuda de un entorno que la sostenga en ese trance. También podemos mencionar a quienes sufren fobias o ataques de pánico, son víctimas de un miedo irracional tan discapacitante que te bloquea de tal manera que ni siquiera podés salir a la calle. Estaría bueno que empecemos a hablar más de estas situaciones porque son más frecuentes de lo que parece. En una nota anterior, yo decía que esos trastornos o enfermedades posiblemente existan desde hace siglos, antes de que lo hiciera la psiquiatría y la psicología. Alguien que nació en la Edad Media, por dar un ejemplo burdo, no tenía acceso a ninguna contención o tratamiento, su destino era permanecer encerrado en un manicomio hasta que se moría. No había ninguna chance de que se recuperara y que pudiera hacer una vida normal. En ese sentido, hoy contamos con bibliografía, con estudios, ensayos clínicos, mucha información disponible que permite poner en el debate la salud mental y romper con los estigmas y prejuicios.


En los grandes medios, estos hechos son noticia cuando alguien de la farándula admite haber padecido estos problemas. Por eso es un gran avance que haya gente como Gastón Pauls que hable abiertamente de sus adicciones, de lo difícil que es salir, que tenga la voluntad de dejar un mensaje para ayudar a otros. Lo que tu entorno percibe no siempre es un reflejo de lo que sos. Mucha gente que nos rodea consume drogas y si no fuera porque algunos de ellos lo han reconocido públicamente, uno nunca se lo imaginaría. Tendemos a pensar que las adicciones están ligadas a drogas ilegales como la cocaína, pero permítanme afirmar que las drogas consideradas sociales, como el tabaco o el alcohol, también hacen estragos. Por otra parte, hay médicos que recetan a sus pacientes una cantidad desmesurada de pastillas, supuestamente para que éstos se sientan mejor, pero el resultado termina siendo perjudicial porque los efectos adversos son superiores a los potenciales beneficios que surgen de administrar esa medicación. Yo he visto algunas veces a personas dopadas por pastillas y sinceramente es una sensación muy desagradable. Es como verlo hoy por hoy a Charly García, que ni siquiera puede expresarse con fluidez. Ahí tenés el caso de una figura pública a la cual supe admirar muchísimo, pero que desde hace 20 años está totalmente quemada, hecha un despojo. En fin, no es mi intención ponerme a hablar de Charly en este momento. Sólo lo tomé como un caso en el cual resulta evidente que los años de excesos le pasaron factura, pero que además el tratamiento de rehabilitación lo dejó en un estado lamentable. Si empezamos a aceptar que cualquiera puede pasar por trances que ponen en jaque el bienestar mental, estaríamos dando un gran paso hacia una sociedad que tenga una mirada más empática y no tan careta. Es decir, propiciando que los vínculos que cada uno va estableciendo no se vean resentidos por el padecimiento de una enfermedad que tiene a la contención como uno de sus pilares para emprender una recuperación. Los libros de autoayuda son un gran negocio, más allá de que algunos puedan tener un enfoque interesante. En muchos casos, ni siquiera están escritos por profesionales idóneos, y su presencia en las listas de best sellers sólo contribuye a banalizar estas problemáticas que afectan a buena parte de la población. No niego que hemos avanzado, pero debemos entender que indagar en las causas de una enfermedad es más complejo de lo que se cree.


Para no hacerlo más largo, podemos afirmar que encarar un cambio en el plano personal implica cuestionarse actitudes y conductas que seguramente dábamos por sentado. A lo largo de mi vida, mi prioridad ha sido siempre ser auténtico, mostrarme tal cual soy. Habrá gente que no esté de acuerdo, pero en mi caso eso no es negociable. No me parece lógico adoptar una impostura para fingir ser otro, y tampoco debe ser saludable sostener ese engaño por tiempo indeterminado. Pero se supone que cada uno sabe cómo actuar. Sea como fuere, hay algo que es rigurosamente cierto: Si nos quedamos sentados esperando un cambio hacia afuera, estamos perdiendo el tiempo. Se trata de un proceso interior, y cuanto antes pongamos manos a la obra, más resilientes seremos en el futuro. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

7 de noviembre de 2025

El más cuerdo siempre termina siendo el más delirante

 

Viernes en la ciudad. Está por finalizar una semana que transcurrió sin mayores novedades, pero a esta altura del año no creo que tengamos muchos hechos relevantes para mencionar. Estoy tratando de organizar mi tiempo para poder rendir en mi trabajo de la mejor manera posible y destinar unas horas al descanso. Hoy publiqué una entrevista que hice a un funcionario del Municipio. La verdad es que no tengo nada para reclamar porque la idea de hacer una nota fue mía, lo que pasa es que yo no pensaba que se iba a extender tanto, fueron de más de 20 minutos de audio, con un palabrerío confuso que tuve que desgrabar y editar. Por supuesto, yo esperaba encontrarme con algo más interesante, pero no había forma de prever cómo iba a ser el desarrollo de la conversación. A veces las cosas no salen como uno lo imagina. Sea como fuere, lo importante es seguir generando contenido propio, porque en definitiva eso es lo que marca la diferencia.

Hay que aprender a templar el espíritu y mantener la calma. Ultimamente tengo mucha ansiedad y estrés, ya hace unas semanas que vengo así, y más allá del malestar, no creo que tenga sentido quejarse. Llegado el momento lo hablaré con un médico, y mientras tanto, las únicas opciones no farmacológicas que se me ocurren para bajar un cambio son continuar con las caminatas y el entrenamiento en el gimnasio. Hasta no hace mucho, cuando tenía algún problema de salud, o quería conocer los efectos de alguna medicación, buscaba en Google, pero la verdad es que no está bueno diagnosticarse por Internet. No sirve de nada, porque te das manija al pedo creyendo que tus síntomas tienen que ver con una determinada enfermedad. Ahora que lo pienso bien, antes de que termine el año me tengo que hacer un chequeo de rutina, para asegurarme de que todo esté en orden. Sin dudas, la salud es el capital más preciado que podemos tener, mucho más valioso que el dinero. Yo estoy en una edad en la cual ya debo tomar algunos recaudos, por eso es atinado realizarse análisis clínicos como una forma de actuar sobre la prevención y la detección de los factores de riesgo.

Me parece un gran avance que se haya comenzado a dar valor a la salud mental. Antes la gente pasaba toda su vida padeciendo algún trastorno de ese tipo y nunca recibía la atención profesional que le hacía falta. No era habitual hablar de depresión, de fobias, de ataques de pánico, o lo que fuere. Había muchos prejuicios, y por eso muchos prefirieron ocultar su condición, se tuvieron que resignar a sufrir en silencio. En ese aspecto podemos decir que hemos progresado como sociedad. Afortunadamente, cada vez son menos los pacientes que transcurren toda su vida internados en un neuropsiquiátrico. En la mayoría de los casos no representan un peligro o una amenaza para terceros, más allá de que su comportamiento sea distinto al del resto. Todavía hay que seguir en este camino para desmitificar por completo a las enfermedades mentales. Nadie está exento de que en determinado momento le chifle el moño. Ojalá aprendiéramos a ser más empáticos, e intentar comprender lo que al otro le toca afrontar. Hoy disponemos de abundante bibliografía, hay muchos estudios clínicos, nuevos enfoques, y todo ello es un gran paso para naturalizar y poner en el tapete aquello que durante muchos años permaneció escondido en algún lugar. Hacer terapia es una elección que tiene que ver con el bienestar, no es un capricho para perder el tiempo. Pero muchas veces cuesta dar con el profesional adecuado para sentirnos cómodos durante la consulta. Si hay un punto para destacar, es que todos nos merecemos la oportunidad de salir adelante. Es normal atravesar por una crisis en una determinada etapa de la vida, no siempre estamos preparados para sobrellevar una carga que pone en jaque nuestras fuerzas. Si aceptamos que no podemos solos, vamos a empezar a adoptar un criterio diferente respecto de la conveniencia o no de pedir ayuda.

Hoy por hoy, no es extraño que tengamos un familiar, un amigo, o un conocido que la está peleando para salir de una depresión. La vida tiene muchos momentos de quiebre que nos ponen a prueba constantemente. Si una persona perdió a un ser querido, es lógico, casi diríamos predecible, que se sienta tan mal que caiga en una depresión, y todo lo que ustedes deseen agregar. Pero no es la única razón por la cual el desgano, la falta de motivación y las crisis nerviosas empiezan a afectar el funcionamiento de nuestra mente. La insatisfacción, el estancamiento, el no encontrarle sentido a nada, son algunos de los síntomas de un cuadro depresivo. Obviamente, yo no soy psicólogo ni psiquiatra, pero lo que trato de explicar es que es posible padecer una patología de este tipo por fuera de los casos más obvios y esperables. Es un tema que da para hablar largo y tendido, y cuanto más se hable y se difunda, más preparada estará la sociedad para no estigmatizar ni juzgar al pedo. Bueno, amigos, seguramente si estoy con pilas para el próximo posteo, vamos a seguir analizando estas cuestiones, y el posicionamiento erróneo que se ha hecho de la salud mental durante años. Por eso, hay que continuar haciendo docencia para que demos un paso más hacia la aceptación de la salud mental como un cúmulo de patologías que no se ven, pero que le joden la existencia a millones de personas en el mundo. Punto final.  

 

2 de noviembre de 2025

A no aflojar: La rueda sigue girando

 

Arrancamos noviembre. No falta mucho para que termine el año, y cada uno podrá hacer su balance o evaluación de este ciclo. Yo por el momento prefiero no decir demasiado, a priori me parece que ha sido un año difícil, pero que todavía puede depararnos sorpresas.


Los últimos días de octubre estuve bastante complicado económicamente. Surgieron gastos imprevistos y no me quedó otra que arreglarme con la plata que tenía en la cuenta del banco. Otro factor que influyó fue que todavía no cobré ni un peso de lo que me corresponde por el plan de empleo en el que estoy inscripto. Estoy consultando en los foros de las redes sociales, pero al parecer todos los beneficiarios están en la misma, así que sólo resta esperar. No es una suma que me vaya a cambiar la vida, pero por supuesto que todo ayuda, además de que yo laburé más de lo habitual para ganarme el derecho a cobrar esa guita.


Lo único que sé es que no quiero pasar por una situación similar en noviembre, me refiero a terminar con la lengua afuera. Nunca tuve la ambición de ganar mucho dinero, sólo quiero disponer de lo necesario para transitar el día a día, teniendo en cuenta que, cuando finalizan las cobranzas, hay que arreglarse con los fondos que uno recaudó hasta ese momento. Pensándolo bien, en años anteriores estuve más corto de efectivo que ahora, así que en ese sentido ha habido un cambio positivo. Pero hay que situarse dentro de un contexto. Es posible que yo antes gastara más plata en boludeces, y es importante contemplar esas cuestiones antes de efectuar una comparación. Pero si uno se propone una mejor administración, lo que hay que hacer es anotar todo, día tras día, aunque te parezca una pavada haber ido al kiosco a comprar un atado de cigarrillos. Es decir, hay que aprender a llevar una contabilidad casera. Creo que es una estrategia útil para tener más presente cualquier gasto que pueda surgir. Por suerte, no tengo deudas, es algo que siempre he tratado de evitar. La última vez que saqué un crédito fue para comprar una nueva computadora, porque no disponía de toda la plata para pagarla al contado. Son cosas que pasan: Me puse las pilas, pagué todas las cuotas en término, y ya está. Si en el futuro tengo que hacer una compra que no puedo postergar, veré cómo me las rebusco. Al igual que si fuera un presupuesto, hay que tener una partida para hacer frente a gastos corrientes, como pueden ser los insumos. Es el costo que vos tenés por hacer tu trabajo, y por lo tanto eso no te puede faltar. Por ejemplo, una imprenta necesita sí o sí contar con tinta y papel. Y cada rubro tendrá lo suyo.


Como les puede suceder a cualquiera de ustedes, si yo tuviera un registro más eficiente, seguramente llegaría más holgado a fin de mes. Básicamente, aprendería a reconocer e identificar esas erogaciones superfluas que uno ya tiene incorporadas y de las cuales (a veces) cuesta mucho prescindir. Todo lo que hay que hacer es poner manos a la obra, no está mal darnos un gusto, pero si aquello que nos gusta representa un gran desembolso de nuestros ingresos, habrá que dejarlo para otra ocasión. Hoy por hoy, lo que uno cobra todos los meses ya no rinde como antes. Es lo que nos toca, ya he dedicado varias notas del blog a hablar sobre eso, y es evidente que no va a cambiar en el corto plazo.  


En fin, vamos a dar vuelta de página. Para este mes que recién comienza tengo las mejores expectativas. Siempre surgen hechos inesperados que implican una exigencia mayor a la que imaginábamos, hay que lidiar con eso, de lo contrario la vida sería previsible, rutinaria, y aburrida. En los primeros párrafos de este posteo yo mencionaba que este año no ha sido sencillo de afrontar, porque siento que no alcancé muchos logros en el plano personal. Atravesé por varios bajones, hubo momentos en que no tenía ninguna motivación de emprender nada, estaba bloqueado. Pero lo que rescato es que, pese a ello, seguí adelante con mi trabajo, y en la segunda mitad de 2025, sumé el hábito de las caminatas y del gimnasio. Cubrí las dos elecciones que hubo en septiembre y en octubre, con la premisa de brindar a los lectores la mejor calidad periodística. La campaña electoral me provocó mucho estrés, pero estoy satisfecho con lo que pude lograr. Nunca me quejaría de mi laburo, porque es lo que elegí hacer. Por lo tanto, si ante determinada coyuntura hay que esforzarse más, habrá que hacerlo para obtener un mejor resultado.


Por eso el desafío es levantar la puntería en los dos meses que restan, para encarar el próximo período con otra perspectiva. En esta época es frecuente pensar en el paso del tiempo, y aunque el envejecimiento es inevitable, hay diversas formas de transitarlo. Lo único valioso de ese proceso es adquirir experiencia, tener objetivos más claros. Cuando uno recién empieza a darle forma a un proyecto, hay mucha ilusión, pero también abundan las expectativas irreales. Si conocés tu target, eso representa un gran paso, porque su esfuerzo va a ir orientado a la gente que consume tus productos o servicios. En mi caso, un servicio informativo a través de un portal Web no tiene una gran audiencia de adolescentes. La gente que se pone a leer una noticia o a ver las fotos debe tener de 30 años para arriba. Entonces, si vamos a indagar en lo que significa el paso de un año a otro, podemos llegar a varias conclusiones. Inexorablemente seremos más viejos, pero aun así podemos encontrar aspectos interesantes para poner del otro lado de la balanza. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

Sólo una vuelta más...

  Primeros días de diciembre. Se nota que hay más movimiento en la calle, más afluencia de clientes en los comercios, y seguramente es un fa...