21 de noviembre de 2025

Es momento de bajar un cambio y tomar nota

 

Viernes feriado. Decidí hacer un paréntesis sin escribir nada nuevo en los últimos días, ya que fueron complicados, y no podría hacer una síntesis adecuada sin mencionar determinados detalles. El lunes me levanté a las 6 para llegar temprano al Hospital, ya que debía hacerme un control de glucemia, que no arrojó el resultado que cualquier paciente sano esperaría. Si bien no tengo diabetes, lo cierto es que los valores son bastantes elevados y yo creía que mi salud física estaba dentro de los parámetros normales. Más allá de que ese tipo de noticias no son gratas para nadie, siempre es mejor que uno pueda disponer de esa información cuanto antes, para empezar a hacer cambios en la dieta. Nunca me vi en la necesidad de cuidarme demasiado en la alimentación, tampoco representaba un problema para mí tomarme una cerveza o comer una picada de vez en cuando. De hecho, lo que me llama la atención es que cuando creo que mi vida está más o menos encaminada, siempre sobreviene algún desbarajuste que cambia por completo los planes.

 

Lo que menos quisiera es tener que incorporar otra medicación para mantener la glucemia bajo control. Lo adoptaría como un último recurso si ningún otro paliativo funciona. Una buena alternativa sería abocarme por un tiempo a hacer una alimentación saludable para luego realizar un nuevo análisis de laboratorio, y así poder comprobar si esos cambios de hábitos dieron buenos resultados. La verdad es que no me quiero quemar la cabeza, las recomendaciones son sencillas, hay que comer más verduras, evitar todo lo que tenga azúcar o grasas en exceso, reducir el consumo de alcohol. Es decir, todo lo contrario a lo que venía haciendo hasta ahora. Eso sí: Cuando llegué al consultorio, estaba tan atónito y bloqueado mientras la doctora me explicaba mi situación, que muchas cosas de las que me dijo no las recuerdo con precisión. El factor sorpresa me liquidó. Pero, como mencioné antes, me queda el consuelo de saber que pude recibir un diagnóstico precoz. Todo comenzó cuando fui a hacer una nota por el Día Mundial de la Diabetes, el viernes pasado, hace ya una semana. Ese día, desde el servicio de endocrinología habían instalado un stand en la entrada del Hospital donde se podía acceder a folletería y a controles gratuitos de presión y glucemia. Y como no tenía nada que perder, era una buena oportunidad para que yo también me hiciera un breve chequeo. En cuanto a la presión, no fueron valores para preocuparse, pero la glucemia sí estaba bastante alta, teniendo en cuenta que yo ya había desayunado. Fue entonces que al día siguiente me hice un análisis de curva de tolerancia de glucosa en ayunas, y ya con esos datos se pudo arribar a conclusiones más concretas. Con los hechos consumados, no valía la pena caer en lamentos. Es lo que me tocó. Es una enfermedad crónica, sí, pero no terminal. Tomando ciertos recaudos se puede llevar una vida normal. Una de las cosas de las que me jactaba cuando era más joven era que podía comer de todo sin engordar, pero es evidente que ya no puedo hacerlo más. Con los años el organismo te va pasando factura y hay que adaptarse a esa nueva realidad.

Por lo tanto, no me quedará otra opción que tomar nota de lo que los médicos me dijeron, y empezar a transitar un proceso que no me lo esperaba en absoluto. Falta un mes para que termine el año y sería una pena descuidar otros objetivos por esta noticia que acabo de recibir. Por lo pronto, lo único que sé es que no puedo delegar en nadie la responsabilidad de cuidarme. Ya tengo una edad en la que tengo que hacerme cargo de mi propio bienestar. Pese a este panorama poco alentador que acabo de expresar, algo en mí hace que me sienta optimista hacia el futuro. Si no me hubiera visto obligado a comer más sano, las consecuencias iban a empezar a aparecer tarde o temprano. No sé, pienso que el diagnóstico todavía es muy reciente como para poder asimilarlo. Aún no tomé conciencia de que deberé implementar cambios radicales para el resto de mi vida. Pero reitero: No hay mal que por bien no venga. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   

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