18 de junio de 2010

La trayectoria del balón imaginario













Viernes con llovizna y frío en la ciudad. Quería aprovechar esta oportunidad para pedir disculpas a quienes me envían consultas vía mail, por no poder responderlas con la brevedad que yo quisiera. A veces me olvido de revisarlos, pero tengan por seguro que todos los mensajes son leídos y respondidos dentro de lo posible.

Resulta evidente que todos, de una u otra manera, estamos pendientes del desarrollo del Mundial. O al menos, de los partidos de la Selección. Mientras esto ocurre, deberíamos indagar en la historia de Sudáfrica, sede de este evento, y que según los cronistas que transmiten desde allí, se trata de un país con profundas desigualdades sociales. La hipótesis que resulta más coherente es que Joseph Blatter, número 1 de la FIFA, necesitaba de los votos de los países africanos para continuar en el cargo, y ofreció a cambio que el próximo Mundial (es decir, éste) se celebrara en el continente más pobre del planeta.
Creo que deberíamos replantearnos nuestras prioridades. Es cierto que un Mundial constituye un evento que se da cada cuatro años y que permite que se enfrenten equipos que nunca se han visto las caras, como Inglaterra y Argelia. Pero la vida continúa, y hay muchas personas que no pueden darse el lujo de interrumpir su jornada laboral para ver un partido.

Tema 2: Días atrás, se registró un prolongado apagón en buena parte de la ciudad. Di un paseo por el centro de a la tardecita (como acostumbramos decir los pueblerinos) porque estaba harto de quedarme encerrado en casa con la sola compañía de una radio a pilas. El panorama era desolador, parecía un pueblo fantasma. Muchos dueños habían decidido cerrar sus puertas porque no tenían forma de mantener sus locales iluminados. Había que circular con mucha precaución porque los semáforos no funcionaban y una tenue llovizna complicaba las cosas aún más para el automovilista. Todo era caos y confusión, revolver entre los cajones buscando alguna vela milagrosa, pilas para las linternas, o en el mejor de los casos alquilar un grupo electrógeno. 

Por si todo esto fuera poco, en muchas estaciones de servicio había falta de combustible, elemento esencial para que un generador de energía pueda funcionar. Sinceramente, no me importan las explicaciones que EDEN pueda dar con los hechos consumados, no me interesa en absoluto qué carajo pasó, lo que sí puedo decir es que un corte de luz por varias horas es inadmisible. Con decir esto no estoy descubriendo nada nuevo, pero no pierdo las esperanzas de que los entes reguladores, tanto a EDEN como a cualquier empresa que presta un servicio básico, les apliquen una multa ejemplar. Nos estamos viendo pronto, amigos. 


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  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...