Junio siempre ha sido un mes especial para mí. En principio, porque en estos días celebro con íntima satisfacción un nuevo aniversario de la creación de este blog. Ha corrido mucha agua bajo el puente, pero siempre ha prevalecido la voluntad de seguir, de resistir con este proyecto que propone indagar un poco sobre nosotros mismos. En esta mañana de lunes, nublada y con mucho frío, nada mejor que evocar los comienzos de esta aventura que fue el blog. Trato de mantener una forma coherente de pensar, pero como siempre sostengo, todos tenemos contradicciones, y quien lea un texto de 2005 se encontrará con que difiere sustancialmente de mi pensamiento actual.
Muchas veces no tengo ganas de escribir, o llego muy cansado del estudio y el trabajo. Pero trato de buscarle la vuelta para seguir actualizando este espacio y consolidarlo como una alternativa diferente. Cuando apareció este blog, no había revistas culturales de distribución gratuita, casi no existía Facebook, y nuestro modo de comunicarnos era diferente. Fíjenese cómo en el transcurso de unos pocos años hemos asistido a una revolución tecnológica sin precedentes, ya sea por su impacto como por su magnitud. Ojalá que no nos dejemos arrastrar por las mareas y que aprendamos a diferencias la hojarasca de lo verdaderamente importante.
