25 de julio de 2016

Esta tarde vi llover...

Lluviosa tarde de lunes en Lobos. Un momento para tomar un té, leer un buen libro, hacer una pausa del cotidiano trajín. Para pensar en el futuro pero sin descuidar el presente, que es lo único que nos sostiene. El presente es el cimiento con el cual edificaremos lo que vendrá. Más allá de las variables económicas que puedan llevarnos a dar un golpe de timón, por supuesto. Me encanta la lluvia (de vez en cuando, claro), porque es una excusa perfecta para quedarte en tu casa, o para activar el "bocho" más allá de la rutina diaria. Por supuesto, si tenés trámites y mandados que hacer y un paraguas hecho bosta como el mío, que se le salen todos los alambres, esa visión romántica del asunto deja de ser tal. Pero Lobos todavía parece detenerse, estar a media máquina en determinados días, como ayer domingo, que la ciudad lució desierta hasta bien entrada la tarde. Y hoy, como suele suceder, a pesar de las condiciones climáticas adversas, muchos vecinos arrojaron basura irresponsablemente, para que después aparezcan "nadando" por la calle. Hay que tener un poco de respeto por el trabajo del recolector, que por cierto no es nada grato. 
Todo es susceptible de análisis según el prisma con que usted, lector, desee verlo. O es un día horrible y destemplado, o quizás una oportunidad para despojarse de nimiedades y ejercer un espíritu más crítico sobre muchas cosas que nos afectan y que podemos corregir. Punto final.

Crónica de una sociedad en ataque de nervios

Comenzamos la semana. Ayer saltó la térmica y media casa permaneció a oscuras mientras intentaba escribir estas líneas. Así que tuve que int...