2 de octubre de 2016

Los futuros jubilados, en problemas

Domingo lluvioso en la ciudad. Todavía no tomé conciencia de que faltan apenas dos meses para que termine en año, para que este asqueroso 2016 se vaya de una buena vez. Octubre trae siempre esperanzas y expectativas, ya sea en los años electorales o en los que no hay comicios. Pero me puse a pensar en los futuros jubilados, como yo, y tantos otros que integran el sector activo. Dado que la mayoría de nosotros no somos Diputados, Senadores, ni Intendentes -mucho menos ministros-, luego de 30 o 35 años de aportar, deberemos lidiar con un sistema perverso para que nos reconozcan todo lo que aportamos durante más de tres décadas, y en muchos casos tendremos que continuar trabajando para pagarle a un abogado que se dedique a la faz previsional. Esto último no lo veo necesariamente mal, lo que me resulta inverosímil es el maltrato perpretado por el Estado hacia los viejos (vamos a decir las cosas como son). El hecho de que personas que están postradas en una cama deban esperar, quién sabe hasta cuándo, para que les reconozcan el trabajo de toda una vida, porque ya no les da el cuerpo para seguir. No basta con brindar facilidades en los trámites por Internet, en principio porque no todos los jubilados disponen del servicio, no todos pueden ir al banco o a donde sea a escanear sus huellas digitales como si fueran refugiados del Holocausto. No señores, no es así, déjense de joder con Internet, que funciona excelente para muchas cosas, pero no para nuestros viejos. Señores de ANSES: Expliquen, hagan docencia, vayan por los barrios que tienen personal de sobra, repartan manuales indicando cómo poder jubilarse, sobre todo los que aportaron a diferentes cajas o empleadores. Y de una buena vez, que la oficina de Lobos funcione como la de Saladillo, que sea una UDAI, una unidad integral de atención para liquidar expedientes. 

No nos olvidemos también están lo que no aportaron y laburaron de buena fe, creyendo que el patrón lo haría como corresponde por Ley, y los cagaron. Hay que hacer una moratoria en serio, caso por caso, para determinar quién laburó de verdad y quién se va a jubilar habiendo sido un vago durante 30 años. Esto es posible, no es utópico de llevar a cabo. Porque de lo contrario, se genera una nueva grieta o división entre la sociedad, entre un sector que considera que otro no merece los beneficios jubilatorios. 

Quizás por eso me molesta que se generalice y que el pensamiento común de los que se jubilaron sin aportes es que fueron "vagos". Vayan a ver cuántos peones de albañil, cuántos changarines, tienen recibo de sueldo. Controlen, no juzguen, honren al Estado que los puso en su lugar. Controlen las licencias o "carpetas médicas" que se extienden por tiempo indefinido, los que hacen tareas pasivas en una oficina cebando mate o revisando una pila de papeles y en realidad están mejor que un pibe de 18 años. Fíjense quiénes conforman las Juntas Médicas, con qué criterio otorgan las licencias, si hay negligencia o no. Es la única manera de parar con los abusos y de garantizar que los futuros jubilados recibamos la retribución que nos corresponde. Punto final. 

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...