26 de marzo de 2017

Fin para una semana llena de golpes de efecto

Domingo por la mañana en la ciudad. Finalizando una semana en la cual hubo mucha convulsión política, chusmerío, y los típicos golpes de efecto que buscan el aplauso o el repudio de la tribuna. Todos los años, cuando se acerca el 24 de marzo, hay polémica respecto a los Derechos Humanos, y creo que, aunque nadie quiere un Golpe de Estado, todavía se sigue con esa controversia en torno al rol de la guerrilla en los '70, a la lucha armada, y a toda la masacre que sobrevino después. Me molesta la manipulación de los DD. HH., que un sector se considere con la autoridad a decir lo que (a su criterio) es verdadero, sin abrir la posibilidad al debate. Me fastidian las peleas entre Bonafini y Estela de Carlotto, dos mujeres que más allá de sus méritos, deberían dejarse de joder y dar un ejemplo de convivencia, ya que están unidas por el dolor. Me hastía que se intente imponer una visión, una forma de pensar, ya que cada uno es libre de pensar y decir lo que quiera. Lo curioso de todo es que la izquierda, que dice representar a los trabajadores y desposeídos, cuando hay elecciones obtiene un 1 % o 2% de los votos. A nadie le interesa ni le importa lo que digan, son revolucionarios de café, que salen a la calle con pancartas rojas creyendo que estamos en la Unión Soviética. Nunca van a tener el poder político real, ni capacidad para tomar decisiones por más que pueda entrar algún boludo del palo de ellos al Congreso. 

Por momentos la discusión se torna tan burda y desgastante, que uno quisiera buscar un buen libro, sentarse a la sombra de un árbol, y olvidarse de todo hasta que pasen las elecciones. Estamos viviendo una situación en la cual nos desviamos de los temas esenciales, como es la posibilidad de tener una casa o un laburo, y caemos invariablemente en boludeces. Da pena, sinceramente, que un país con mentes tan brillantes y que dieron tanto por la ciencia y la educación, se convierta en un circo romano, donde cualquiera se cree con autoridad para "linchar" verbalmente al otro. Pero como suele suceder, se esconde la basura bajo la alfombra, hasta que haya un accidente o una noticia que tape esto. Fíjense que ya desapareció de los medios la tragedia del recital del Indio Solari. Estuvo tres o cuatro días en los diarios, y listo, a otra cosa, quizás no hubo suficientes muertos para el morbo que los lectores exigen. Pero nadie dicr nada, porque cada uno cuida su quintita, y seguramente este "músico" adorado por las masas que se escapó de Olavarría en un jet privado seguirá haciendo de las suyas. Punto final. 

"No me sueltes la mano", dijeron los senadores

Viernes por la tarde en la ciudad. Estoy tranquilo, pero también somnoliento, así que procuraré escribir lo que tengo en mente. Observo que ...