2 de marzo de 2017

Que haya una tregua en marzo y la inflación afloje

Jueves lluvioso y con tormenta eléctrica. Marzo suele ser un mes agotador, pero en esta oportunidad tengo buenas expectativas, que van acompañadas de proyectos y atar "cabos sueltos". No voy a opinar demasiado sobre el discurso de Macri ante el Congreso porque no lo vi, tenía cosas más importantes que hacer en ese horario. No obstante, leyendo luego la cobertura que hicieron los medios, las palabras del Presidente tuvieron sabor a poco. No hubo una autorcrítica sincera, sino palabras tibias, promesas y arengas de que el país a progresar, algo que hasta ahora no se percibe, sino todo lo contrario. Está bien, por supuesto, trazar un reseña de la gestión, pero desde que tengo uso de razón los discursos de este tenor son muy pobres en contenido, excepto la militancia del PRO, a la mayoría de la gente no le interesa en absoluto permanecer una hora frente de la tele para escuchar más de lo mismo.

Si se terminó la recesión, como dijo el Ministro de Hacienda, que me lo demuestre con hechos, no con números. Hasta ahora no hay ninguna señal de que ello haya ocurrido, pero se apunta (es evidente) a generar un falso optimismo en la sociedad, me hace acordar al famoso "shock de confianza" del gobierno de la Alianza. Y mientras todo esto sucede, sigue el quilombo de los docentes, y sin juzgar a nadie creo que la negociación partiria será ardua, y que los gremios terminarán arreglando por mucho menos que sus pretensiones. Invariabelmente, cuando llega febrero empiezan las manifestaciones, las protestas, los días sinc la clase en las aulas. Días perdidos, porque el Gobierno tiene que garantizar 180 días de clases y si esto continúa por este camino dudo que se pueda cumplir al respecto. Todos los reclamos son válidos, de cualquier gremio, rubro o actividad. Pero como mencioné antes, son los sindicalistas quienes se llenan los bolsillos sin representar cabalmente a sus afiliados, por lo tanto, que Baradel diga que lo amenazan, me parece una estupidez. Que haga la denuncia y listo, como cualquier ciudadano que es intimidado por expresar públicamente su pensamiento. Punto final.   

"No me sueltes la mano", dijeron los senadores

Viernes por la tarde en la ciudad. Estoy tranquilo, pero también somnoliento, así que procuraré escribir lo que tengo en mente. Observo que ...