Viendo con tristeza lo que está sucediendo en Venezuela, no puedo más que indignarme ante la actitud mayoritaria de la comunidad internacional. Ante todo, reconozco que el país caribeño está atravesando una situación crítica, pero es vergonzoso, más aún que los disparates de Maduro, que un personaje de la extrema derecha se autoproclame Presidente sin haber sido elegido por el pueblo, lo cual -como es natural- fue recibido con beneplácito por Yanquilandia y otros países sumisos que se apresuraron a reconocer a este tipo como nuevo mandatario. No me cabe ninguna duda de que hace tiempo, en Venezuela hay agentes de la CIA infiltrados (lo hicieron por la frontera con Colombia), porque la ambición por dominar ilegítimamente a un país soberano no conoce límites. Y Macri, en lugar de preocuparse por los problemas que atravesamos a diario todos los argentinos, y una recesión que nos agobia, se regodea calificando a Maduro de "dictador" para quedar bien con el establishment. Por supuesto, nadie es inocente en este juego, y es un secreto a voces que Trump facilitó las negociaciones con el FMI a cambio de este pronunciamiento repudiable. Sí, también me pareció un poco grotesco verlo a Maduro anunciando que rompía relaciones con EE. UU., cuando si los yanquis lo quisieran, te pulverizan en diez minutos.
Insisto, la situación del pueblo venezolano es dramática, pero de ningún modo justifica el intervencionismo en cuestiones que sólo sus propios habitantes y dirigentes deberán resolver. Macri se imagina una Venezuela "estilo Bolsonaro", que concuerde con su ideario neoliberal. La Argentina podría haberse pronunciado de un modo neutral y no emitir condena alguna al supuesto régimen. Digo "supuesto", porque no estamos hablando de la Alemania nazi o de la Unión Soviética. Maduro fue elegido presidente en comicios que el resto de los países desconocieron, vale decir, desconocieron el resultado electoral. Y aún con todo el fraude y la corrupción que haya podido haber en esas elecciones, lo cual es muy probable, yo tengo una posición opuesta a la de nuestra Cancillería. Al igual que en la Argentina de Alfonsín, en Venezuela militares insurrectos se sublevaron y buscaron de mil maneras su derrocamiento.
Lo más razonable, a mi modo de ver, sería que intervenga la OEA y que se realice un nuevo llamado a elecciones con todas las garantías constitucionales. Haciendo zapping en la tele, me quedé embobado viendo el grado de cinismo de la CNN y otras cadenas de noticias al estilo de Fox News, titulando con mucho entusiasmo "Una primavera en Venezuela". Lejos está de la primavera un país al borde de la guerra civil y donde "alguien" (cuyo nombre no recuerdo) se autoproclama Presidente sin la voluntad popular expresada en el voto.
Para concluir, el término "populismo" no es sinónimo de demagogia y corrupción. Estas cosas son vicios de un sistema que se da también en países abiertamente capitalistas. Y hasta hubo presidentes de EE. UU. que fueron calificados de populistas. El Estado de Bienestar de los países centrales de Europa, garantiza un seguro de desempleo digno, servicios públicos de calidad, y altos impuestos, que los ciudadanos pagan sin chistar porque saben que el Estado no los deja abandonados a su suerte. Punto final.
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