Estamos atravesando la segunda ola de calor de este verano, que según los pronósticos cesará entre jueves y viernes. Ni llevo la cuenta de la cantidad de botellas de agua que tomé, pero fueron varios litros. Cada vez que salía a la calle, inevitablemente volvía a mi casa con el rostro bañado en sudor. Para las compras del día, que son aquellas salidas que no se pueden postergar, usé la bici. Desde que me acostumbré nuevamente a andar en dos ruedas, no lo cambio por nada del mundo. Llego mucho más rápido a todos lados, pero como no tiene un cesto en su parte superior, si hay que comprar algo de determinado tamaño tengo que hacer el trayecto a pie para que no se me caigan las bolsas o cajas.
Un verano atípico, notablemente más crudo que el de 2018, por razones que sólo la madre naturaleza sabrá elucidar. Te la debo estar en Buenos Aires en un día como hoy, una ciudad frenética, con el calor insoportable del subte, puro cemento, y para zafar seguramente te tenías que meter en algún shopping con aire acondicionado. Tengo pensado viajar, pero por suerte hoy no estaba en mis planes hacerlo. Por algún extraño prodigio no se cortó la luz, teniendo en cuenta la alta demanda de energía, y cada uno se las rebuscó como pudo, con un ventilador, un abanico, metiéndose a la Pelopincho, refrescándose con los cubitos de la heladera...en fin, espero que sea la última oleada de la temporada estival, y que lo que resta del verano se mantenga con temperaturas propias de la estación, un promedio de 30/32º C. Puse la mayor cantidad de botellas posibles en el freezer, porque uno ya está curado de espanto y si hay un corte o se baja la tensión, estamos jodidos. Peor la deben estar pasando nuestros compatriotas del Litoral, aunque ellos ya están acostumbrados a marcas térmicas de 40 grados o más.
Lo peor de todo es que estas jornadas bochornosas te cansan notablemente el cuerpo, y lo único que querés es ir a dormir cuanto antes, siempre que tengas la suerte de no tener un perro que ladra toda la noche como ocurre en mi barrio. Dan ganas de amordazarlo para poder conciliar el sueño. Alguien recuerda la crisis energética y la ola de calor de 1988, o soy el único dinosaurio? Punto final.
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