13 de mayo de 2019

Crónica de un proyecto de país que costará años reconstruir


Sabemos que la situación está jodida, pero acá estamos, cada uno a su manera, luchando por salir adelante. Esta crisis demuestra que a los políticos (o a la “clase política”) les importamos muy poco, que son capaces de aliarse con cualquier grupúsculo para conseguir un voto más, y que son expertos en hundir un país. Porque ellos son eso: una clase, una casta, una suerte de logia totalmente ajena al pueblo que dicen representar.  Desde tiempos inmemoriales nos han venido cagando sistemáticamente, porque ese es el modo que conciben de llegar al poder. Si ves el último debate presidencial, en noviembre de 2015, vas a comprender mejor de qué estoy hablando. Las mentiras de Macri y Scioli son tan evidentes que casi no resisten el menor análisis. Podríamos decir que salió airoso (para la posteridad), Scioli porque fue quien perdió la elección y anticipó muchas medidas que luego implementaría el macrismo, pero sería hacer futurología pensar qué hubiera hecho él de haber resultado electo.

Vivimos en tiempos convulsionados, en los cuales muchas veces debemos tomar decisiones que están vinculadas a nuestra calidad de vida. O compro un remedio, o compro dos kilos de carne para comer durante el día. O compro un paquete de yerba, o pago la cuota del club. Y por supuesto que es frustrante y desalentador adaptarse a estos nuevos paradigmas. Cada vez que tenés que resignar algo de comodidad o confort de la vida cotidiana, te jode. Es natural que sea así. El FMI sostiene a este Gobierno porque ve que Macri es funcional a sus propósitos, nada es gratis, no hacen beneficencia, se cobran hasta el último centavo aunque después de Mauricio venga otro. Esa será la “pesada herencia”, y no otra. La que cargarán nuestros hijos si es que deciden continuar viviendo en un país con impuestos altísimos. Un país que tiene todas las condiciones para convertirse en una potencia a nivel latinoamericano, pero que se ha visto superado por otros como México o Brasil. Vemos una Argentina disgregada, ausente, casi autista, ante lo que está sucediendo con la falta de asistencia social. No basta con aumentar la AUH y promover incentivos al consumo, hay que hacer una revisión integral de la situación de las clases sociales de la Argentina y que cada uno reciba su parte en función de su esfuerzo y del aporte que hace al Fisco. Punto final.

Gente que extrañaremos

Como es moneda corriente en este país, comenzamos a valorar algo (o alguien), cuando ya no desapareció del mapa. Un ejemplo de esto se dio c...