17 de diciembre de 2019

La búsqueda de un camino correcto lleva tiempo

Nada es gratis para la economía doméstica: el Fisco comienza a apretar con un complejo entramado de impuestos de todo tipo para financiar el gasto público. Es cierto que se aumentarán las jubilaciones mínimas con un bono especial, pero la plata hay que sacarla de algún lado, y qué mejor entonces que establecer gravámenes a todo lo que se considere "de lujo", aunque en realidad no es tal. La compra de dólares ya había sufrido un cepo que ahora se hace más estrecho. Como hay muchos productos importados que el país no puede producir, esto se traducirá inevitablemente en un aumento de precios. Por supuesto, algo había que hacer, pero el impacto de estas medidas es aún impredecible. 

Mientras tanto, vamos transitando la mitad del último mes del año, y trato de tomármelo con tranquilidad, de pensar en todo lo que logré y no tanto en lo que me falta conseguir. Porque si fuera así, a cualquiera el balance le daría "en rojo". Creo que a veces nos castigamos demasiado con este ejercicio mental, que no aporta mucho más que nostalgia. Es momento de no proyectar metas imposibles de cumplir, de tener aspiraciones modestas pero no por ello menos importantes. Cuando cambiás la formas de pensar, también cambia el modo en que te relacionás con el entorno. Y es un proceso necesario, porque si no te quedás estancado siendo alguien que ya no sos vos. 

Si nosotros logramos darle la dimensión justa a cada cosa, la vida va a ser un camino más fácil y agradable. Lo cual no es poco decir, porque el único camino que conocemos es éste y lo que viene después es un misterio. Desde luego que no es fácil, pero antes de quejarnos por tonterías, reflexionar unos minutos y decir: "¿Esto realmente vale la pena para que yo me preocupe?", es una herramienta útil. Punto final. 

Costillas

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