12 de febrero de 2020

Alberto, de city tour en Europa

Pensar en el futuro siempre genera incertidumbre. Lo que veo de este Gobierno es que, más allá del paquete de medidas que logró aprobar en el Congreso a poco de asumir, no tiene un plan económico. Hay una voluntad de pagar la deuda con el FMI, lo cual es saludable. Pero también han multiplicado la ayuda social sin un criterio uniforme. Por ejemplo, si vos tenés la AUH, no te debería corresponder la Tarjeta Alimentaria, a mi modo de ver. Esto es fácil de lograr si se hace un entrecruzamiento de datos y hay voluntad política para cortar de a poco con la maraña de subsidios y planes que el Estado financia todos los meses. Antes de que me salten a la yugular aclaro que no soy de derecha, ni tampoco reaccionario. El Estado debe estar presente ante necesidades reales y concretas. Y la Anses no puede ser un botín de guerra del gobierno de turno. Si vos otorgás dos bonos y aumentás el haber a los jubilados de cobrar la mínima, es injusto que el resto quede excluido. Fernández hizo un viaje por Europa y se reunió con los líderes de las principales potencias buscando consenso para el pago de la deuda. El Ministro de Economía expuso en el Parlamento los lineamientos básicos de lo que recién ahora va tomando forma de plan, es decir, de algo sustentable basado en la situación que estamos viviendo.

Como cualquier persona, tengo que ir todos los días al almacén o al supermercado a comprar alimentos y veo que la carne, frutas y verduras están considerablemente más caras que el año pasado. Un kilo de carne a $ 300 (en promedio), es una obscenidad para un asalariado que gane 20.000 pesos, por citar un caso. Los quesos tienen un valor tan exorbitante que ni siquiera se puede concebir comprar un buen trozo para hacer una picada entre amigos. La brecha de precios entre las segundas marcas y las de primera línea se achicó, y antes de que se lanzara la nueva versión de Precios Cuidados, ya habían remarcado lo suficiente como para asegurarse una buena tajada o ganancia. De un plumazo se hizo un ajuste descomunal, y parece que nadie se dio cuenta de ello. Con un dólar altísimo, cualquier insumo importado se vuelve imposible de comprar, y si lo necesitás para tu laburo, el problema se agudiza. Podemos hablar del tóner para la impresora, o bien de un modesto pendrive. También dejó de ser accesible comprar online en sitios del exterior, como Amazon. Y para quienes usamos Mercado Libre de vez en cuando, el costo de envío que cobra el correo es cada vez más alto, aumentó un 40 % respecto al año pasado. De esta manera, estamos volviendo al verso de "sustitución de importaciones" del primer kirchnerismo, que fue un fracaso rotundo porque en el país no invertía nadie para permitir lograr ese prodigio. Comprendo que el macrismo nos dejó en la ruina y que la recuperación demandará tiempo, pero si no se planifica lo que se va a hacer, y vamos a los ponchazos, tampoco sirve demasiado. Si los bonistas aceptan una quita de la deuda, volvemos a la época del auge K, cuando Néstor logró pagarle a los europeos mucho menos de lo que merecían. Pero ante el riesgo de no cobrar nada, los tipos aceptaron las chirolas. Repetir la historia no es sencillo, cuando pasaron casi 15 años y el escenario mundial es otro. Menos mal que no repiten aquello de la "redistribución de la riqueza", porque no lo cree nadie. Punto final. 




Las preguntas obvias también merecen ser respondidas

Con el paso del tiempo, vamos cambiando. Eso no es novedad, lo novedoso es cómo interpretamos ese proceso. El destino nos lleva a enfrentarn...