3 de noviembre de 2021

El laberinto de los sueños y el muro de la realidad

Miércoles por la tarde en la ciudad.  Siempre que comienza un nuevo mes, me encuentro diciendo que "se inicia un nuevo ciclo". En términos objetivos, es así. Dejamos de lado los 30 o 31 días, que ya transcurrieron, todo vuelve a foja cero y uno se va encaminando para afrontar el siguiente período, que podrá tener alguna semejanza con el mes que ya "bajó la persiana". Pero siempre, aun cuando no alcancemos a percibirlo, ocurre algo distinto, porque la vida misma es un juego de azar. Y el periodismo tiene esa pasión que te lleva a ir a buscar la noticia, a marcar la diferencia, a pensar en los temas que son de interés de la audiencia, pero sin que se convierta en una máquina de picar carne. Quien no es creativo en el estilo que emplea al escribir, puede emplear otros recursos válidos, pero siempre consideré que al lector hay que sorprenderlo "de una", porque en esta profesión, el que pega primero, pega dos veces. Si vos publicás una nota antes que la competencia, aumentan las posibilidades de sumar visitas o lectores porque ese material sólo lo tenés vos. Pero bueno, ya hemos hablado por aquí de la búsqueda de la primicia, y no vale la pena reiterar algo que todos conocen.

¿Por qué nos empeñamos en recordar hechos totalmente intrascendentes? ¿Por qué perdemos tiempo intentando recordar aquellas cosas que nunca nos importaron de verdad? ¿Nunca te pasó tener la sensación de que estabas distorsionando el pasado, y que esas vivencias no fueron así de ninguna manera, o ni siquiera ocurrieron? Puede tratarse de un mecanismo de defensa, de una versión "amable" de lo que en realidad vivimos, que nos queda cómoda como esos libros de bolsillo. Freud hablaba de una  "huella mnémica", un concepto que puede ser difícil de definir y que no voy a explicar en este momento pero lo pueden googlear. Lo concreto es que sí tiene que ver con las preguntas que me acabo de hacer. 

Muchas personas sueñan que caen la vacío y se hacen trizas contra el suelo. Por lo general, es un sueño bastante común, yo lo he tenido varias veces, uno se despierta sobresaltado, pero feliz de que aún permanece en la cama y que no hubo ningún impulso suicida. Podría agregar que, mientras estamos vivos, una de las peores cosas que nos puede pasar es tener que lidiar con gente que no soportamos. Cargosos, chusmas, chupamedias, irrespetuosos... entre otros ejemplares de la fauna humana. En el común de los casos no hay otra alternativa más que seguir allí. Si se trata del laburo, es una mierda, porque durará varios años. Si es una fiesta o una reunión, hay que poner cara de póquer hasta que surja una excusa convincente que te permita huir de ese tedio. Y a veces el resto de los invitados está tan entretenidos en lo suyo, que te podés retirar tranquilamente que nadie notará tu ausencia. 

Me he cansado bastante de la virtualidad, de que te manden cualquier cosa por WhatsApp, y si aparece la posibilidad de conocer a alguien interesante, puedo intercambiar mensajes por un tiempo prudencial, pero llega un punto en el cual uno busca un encuentro en forma presencial. Y si la otra parte no está segura de lo que quiere, no vale la pena perder el tiempo. No soy un asesino serial ni un criminal, reunirse a tomar un café (o cualquier otra bebida que se les ocurra), continúa siendo la mejor manera de conocer realmente a quien te interesa, no sólo por la apariencia física. Por eso, las app como Facebook Parejas, Badoo, Match, y tantas otras, no resultan más que un fracaso. Si buscan pasar el rato, sería mejor que miren una película o se pongan a jugar a la Play. Punto final. 


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