24 de noviembre de 2021

Trabajo sucio: Declaración de principios versión 2021

 Los periodistas no somos héroes. Somos personas que intentamos interpretar la realidad y hurgar un poco por debajo de la superficie, en base a la formación profesional que recibimos y a los elementos que tenemos a nuestro alcance. Eso no nos convierte en intelectuales, a no confundirse. Existen, sí, plumas notables que han asumido ese rol. Pero, al menos en mi caso, estoy lejos de esa aspiración. 

A medida que vas envejeciendo, vas sumando experiencia. Creo que ese es uno de los pocos consuelos de volverse viejo, o el precio que hay que pagar para no terminar siendo un nabo. Como lo ilustra aquella frase, también muy conocida, de Ringo Bonavena. Claro que, hay gente que puede tener 80 años y comportarse como un completo imbécil. Como decía Federico Moura, trato de no hacer nada estúpido. No recuerdo la cita completa, pero ese remate es brillante, partiendo de un tipo extremadamente talentoso. También, al decir de Lennon, la vida es lo que pasa mientras vos estás haciendo otras cosas. Como si hubiera dos mundos paralelos, aunque creo que Lennon ni lo pensó de ese modo, soltó esa frase porque le gustó como quedaba y listo. Pensar en la vida más allá de un mero ciclo biológico, implica diversas interpretaciones que nada tienen que ver con la religión. Pero no le voy a esquivar al bulto. Sí, es posible que haya dos mundos paralelos: uno sería lo que vos hacés mientras estás viviendo, y otro lo que ocurre a tu alrededor pero que ignorás involuntariamente. En algún momento, esas dos cosmovisiones se juntan y pueden colisionar. A mayor grado de egocentrismo, menos capacidad para ver lo que va pasando mientras no salís de tu zona de confort.  

Creo que el peor problema es el autoritarismo que ejercemos sin darnos cuenta. No sólo hacia los demás, sino que nos imponemos cosas que no sirven para nada, y cuando tomamos conciencia de ello, ya es demasiado tarde. El límite de la autoexigencia es la salud física y mental. Yo me esfuerzo por mejorar día a día, pero nunca a costa de anteponerlo a mi bienestar emocional. El que te subestima no comprende que actúa al revés de lo que él piensa: cree que te está haciendo inferior a él, y termina siendo ese tipo el que nadie soporta por pelotudo y pedante, o al que le festejan los chistes los aplaudidores de turno. Vale decir, un pobre tipo. 

Yo sé muy bien qué puedo hacer y qué no. Sé que trabajar con profesionalismo me otorga credibilidad. De otra manera, sería un fraude, y estaría estafando a la gente. Escucho música nueva, leo libros nuevos, cuando voy al gimnasio intento ejercitarme más. Puede que eso me haga bien o no, pero si no me la juego, nunca voy a saberlo. Haber entrado en una etapa donde estoy apostando muchas fichas a sentirme bien, es lo que debí haber hecho mucho antes, pero nunca es tarde. Y lo más importante, tanto para mí como para cualquiera, es lograr que sea sostenible en el tiempo. Perseverar quizás sea una de las ventajas que tengo por mi personalidad obsesiva. Y lo hago porque yo me lo merezco al igual que el lector. Si estoy cansado, claro que me gustaría pasar todo el día tirado en la cama mirando el techo y pensando boludeces. Pero lo que yo pretendo es llegar cansado, darme una ducha y dormir. Si me queda margen, hacer lo que mencioné antes: leer y aprender de los que saben, no de los improvisados. Si a un discípulo le toca como maestro una persona mediocre, no sólo perderá todo interés por lo que anhelaba, sino que estará limitada por esa misma mediocridad. Hay quienes creen que "el gran salto", en términos laborales, es enganchar una oportunidad en algún medio grande de Buenos Aires. No estoy tan seguro de que sea así. Los grandes medios son una máquina de picar carne, si no bajás la misma línea editorial que ellos, te van a rajar sin miramientos. Es así. Por eso los tipos que aparecen en la pantalla de TN o LN+, son trolls que propagan ese bajada de línea. Ello no quita que sean buenas personas y que necesiten laburar como todo el mundo. Pero yo, no sé si lo haría. Prefiero que el trabajo sucio lo hagan otros, y no meterme en el chiquero. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

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