13 de abril de 2025

Saliendo de la burbuja

 

Hace unos días, fue el cumpleaños de mi mamá. Y más allá de los regalos y de las palabras de afecto que le prodigamos, me quedé pensando en si cambia el sentido de una celebración con el paso del tiempo. No es lo mismo cumplir 30 que 70. El aniversario de cada natalicio se vive de una manera distinta. En mi caso, yo ya no hago grandes fiestas para mi cumple, en parte por una cuestión económica, y en segundo lugar porque no me siento representado por lo que significa una gran reunión. Al menos, no para esa fecha. La última vez que surgió la idea de hacer una juntada fue con motivo de los 25 años de egresados. La verdad es que mi memoria no es la mejor, quizás me esté olvidando de una ocasión más reciente, no lo sé. Tampoco pienso igual que antes, mis prioridades son otras, y uno las va amoldando a su situación actual. Por sobre todas las cosas, busco tranquilidad. Sentirme bien, no dejarme llevar por la ansiedad o el estrés. Laburar todos los días y tratar de encontrarle una compensación a mi trabajo. 


Disfrutar de lo que hago, teniendo en cuenta que me capacité y estudié para esto, debería ser motivo de satisfacción. No todos pueden escribir o describir un determinado hecho que han presenciado. Si yo voy a un evento, lo que debo hacer cuando llegue a mi casa es redactar un texto relatando lo que vi, lo que pasó, aquello que los lectores que no estuvieron quieran enterarse y saber. El periodismo pueblerino es diferente al de los grandes medios, porque lo que uno debe cubrir también va cambiando. No es lo mismo una reunión de gabinete o una sesión de Diputados que un baile de jubilados. O una Misa de Semana Santa. O lo que ustedes deseen imaginarse.

 

Lo que yo me propongo como meta es sentir que voy mejorando, que no estoy estancado en el mismo lugar. Y para avanzar es necesario dejar cosas en el camino. Cada paso que damos implica resignar determinadas oportunidades, renunciar a lo superfluo, volver a lo esencial. Si yo pensara de la misma forma que cuando tenía 20 años, cambiarían por completo mis prioridades. Ahora estoy en una etapa de consolidación de todo lo que fui sembrando a lo largo del ejercicio de la profesión. Tengo la tranquilidad de saber que he hecho todo lo posible para que mi futuro sea venturoso. Asimismo, dejé de hacer lo que no me resultaba útil, para ir en búsqueda de nuevos caminos. Podemos analizarlo desde los dos lados del mostrador. No me gusta que me hagan perder el tiempo con promesas de prosperidad. Tener un programa de televisión, llegar a miles de hogares, es algo que yo nunca pensé que se me iba a dar, y sin embargo ahí está, se concretó. Ser el director de un portal de noticias que refleja el acontecer local también demandó años para su concreción, y hoy es una realidad. Por supuesto que eso no significa dormirse en los laureles ni arriar las banderas. Es una época de cosecha, pero si tenemos expectativas más elevadas, hay que seguir sembrando porque las cosas no se construyen solas. Y esto también tiene que ver con el hecho de cumplir años. 


Yo podría asumir una postura distinta de lo que soy, pero me estaría engañando. Siempre puse como objetivo ser auténtico, algo que en un pueblo no abunda, porque hay mucha gente sin talento ni vocación que se deja llevar por la vanidad y la adulación. Yo no quiero que me adjudiquen méritos que no me son propios. Prefiero que me valoren por lo que hice y por lo que proyecto hacia afuera. Aquellos que me conocen saben que yo no vivo de apariencias, porque no me interesa sacar chapa de nada, con hacer bien mi trabajo me doy por satisfecho. Ojalá todos lo entendieran así, y se dejaran de sacarle el cuero a cualquiera, criticando sin sentido, mirando la paja en el ojo ajeno. Tenemos bastante con ocuparnos de nosotros mismos como para bajarle la caña al prójimo porque sí. Muchos de los que van a la iglesia o a algún templo se creen que profesar un culto los exime de todas sus miserias. Deberían ser más humildes. Lo más irónico con esas personas es que después vas por la calle y se hacen los que no te ven (o cruzan de vereda). Esa es la hipocresía que detesto y que no ejerceré nunca, porque yo no estoy de ese lado de la vida.

 

Los demás podrán ofenderse de lo que digo, pero no tienen argumentos para hacerlo, porque antes de cuestionar hay que ser empático y ponerse en el lugar del otro, sin caer en esa liviandad de juzgar sin saber. El que entendió cómo ser buena persona y lo pone en práctica, lo entendió todo, su devenir cotidiano estará siempre reluciente, y no estará revolcándose en el chiquero de la mediocridad. Lo peor que te puede pasar es creerte alguien que no sos, perder la identidad que te hace un ser de luz. En eso sí estamos de acuerdo. Y vuelvo a la primera frase de este posteo: El jueves fue el cumpleaños de mi mamá, una de las personas más importantes que tengo, y mi único deseo es que se vea recompensada en su vida por todo lo que ella ha hecho por mí y por sus seres queridos. La familia no es un grupo que está unido por un parentesco, es mucho más que eso. Es forjar vínculos genuinos y que irradien sentimientos profundos. De eso se trata. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

12 de abril de 2025

Máxima tensión

 

El Gobierno está jugando con fuego. A pesar de ser distorsivo, el cepo cambiario era un mal necesario para una economía que todavía no había dado señales de despegar. El impacto de los aranceles comerciales que impuso Trump, sumado al aumento de la inflación doméstica, empujaron la cotización del dólar blue en los últimos 15 días, en los cuales la divisa no dejó de escalar. Podemos suponer que el lunes será un día complicado, habrá que ver cómo reaccionan los mercados tras la eliminación de las restricciones que implican una devaluación promedio del 30 %, una brecha que se espera poder compensar con el desembolso que hizo el FMI. El mismo ministro, en dos gobiernos diferentes, es el arquitecto de estas reformas. Estamos hablando de Luis Caputo, quien ocupaba la cartera de Finanzas durante la gestión de Macri, cuando también se levantó el cepo y la situación se le fue de las manos. Por eso vale decir que el gobierno se está enredando en su propio laberinto. Todos los bienes que tengan componentes importados subirán, y también caerán en la volteada los combustibles. 


No lo estoy diciendo yo: Es un hecho que se ha sembrado una gran incertidumbre sobre qué pasará a partir del lunes cuando se reanude la actividad bursátil. Se podría haber avanzado de forma gradual, ir desmantelando el cepo de a poco para evaluar el comportamiento de la economía, en lugar de hacerlo de un modo tan abrupto. En el mejor de los casos, uno puede pronosticar un dólar alto como el de los últimos días, un billete que ya dejó de ser barato como lo era hasta el final de verano. Todo me hace pensar que la cotización va a pegar un salto desde el primer día y que seguirá subiendo sostenidamente y sin techo hasta que toque la banda de los 1.400 pesos que fijaron desde la Rosada. A partir de ese límite, se prevé que haya una intervención del Central como venía siendo hasta ahora, vendiendo reservas para contener la disparada.


Es un escenario complejo, con muchos actores en juego, y tampoco será tan fácil para cualquier persona comprar dólares como si fuera a comprar un paquete de cigarrillos. Alguna limitación tiene que quedar en pie para disipar el riesgo de una corrida, que está más latente que nunca. Mientras tanto, no sería extraño que haya una remarcación masiva de precios en las góndolas, y que todo ese cóctel termine empujando la inflación hacia arriba. Por ahora son todas conjeturas e hipótesis que están basadas en el resultado negativo del anterior levantamiento del cepo. Haber vuelto a pedirle plata al FMI fue un grave error, porque esa deuda, como cualquier otra, genera intereses, y se va a refinanciar varias veces hasta que se pueda saldar, si es que alguna vez se logra. Las similitudes con Macri ya son más que sorprendentes. El nuevo acuerdo con el board del organismo, como cualquiera que se suscriba, seguramente contiene varias cláusulas y una “letra chica” que el gobierno no dará a conocer de buenas a primeras. Milei, que es economista, debería saber que la principal preocupación de los argentinos es la estabilidad y no su sustento ideológico. Los salarios, que ya de por sí son bajos, perderán ante la inflación y la estampida de precios, habrá más aumentos, y pocas recetas para morigerar el impacto desde la ortodoxia de manual. No es tan sencillo como parece. Al establecer una banda de flotación, el Banco Central sigue jugando un rol clave con sus intervenciones en el mercado para evitar que el río se salga de cauce. Por supuesto que quemar reservas no merece siquiera llamarse receta, sino que es el primer recurso al que echan mano los gobiernos cuando el mercado no responde como ellos quisieran. La turbulencia financiera tiene numerosas causas, y más allá de que hay una crisis internacional, una economía fuerte se distingue por saber cómo surfear en las olas de un mar picado.

 

Mientras tanto, aquellos que no viven de la timba ni de la especulación siguen siendo los más perjudicados. Las tarifas del transporte hacen que para viajar a laburar haya que gastar cada vez más, que la plata no rinda, que el changuito del súper esté cada vez más vacío, y que los precios de los medicamentos se despierten del letargo para retomar una espiral ascendente como la de fines de 2023 y principios de 2024. Lo único que puede decirse como novedoso es que el gobierno se jugó a todo o nada, viendo cómo se le quemaban los papeles en un año electoral, donde la marcha de la economía juega un rol fundamental en la intención de voto. Un contexto de volatilidad hará que la precaria estabilidad conseguida quede en el arcón de los recuerdos. Se terminó la ilusión del dólar barato. Y se abre un proceso cuyos resultados condicionarán el devenir de las próximas elecciones. A partir del lunes, ya nada será igual. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

8 de abril de 2025

La falta de un desarrollo integral para Lobos

 

Hoy tuve que desgrabar una extensa conferencia de prensa en la cual se dio a conocer el programa social “Mi primer terreno”. No pude asistir en forma presencial, pero unos colegas me facilitaron el audio para que yo pudiera publicar la nota, gesto que se agradece. En fin, se trata de una iniciativa que permite el acceso de 65 lotes a vecinos y empleados municipales. Por supuesto, hay que cumplir con determinados requisitos, como tener un ingreso mínimo para que garantice que el adjudicatario podrá pagar las cuotas que demande saldar el costo del terreno. En principio, es un anuncio positivo. La principal contra que pueden enfrentar algunos lobenses es que la construcción en el predio deberá comenzar casi inmediatamente, y por lo tanto hay que presentar planos y terminar la obra en un plazo no mayor de 48 meses. Pero vamos a indagar un poco en la letra chica antes de sacar conclusiones apresuradas. ¿Adónde irá a parar el dinero que el municipio recaude de los beneficiarios? ¿A financiar obra pública, como se dijo en su momento? No está claro.


De este programa, vale decir, se brinda respuesta al déficit habitacional que desde hace años tiene nuestra ciudad. De todos modos, también cabe preguntarse por qué el Municipio no ha logrado terminar las 30 viviendas del B° Amarillo, si según versiones confiables ya había un oferente que se había presentado para finalizar la construcción. Seguimos en el reino de la improvisación. Las calles se inundan cuando caen dos gotas, los espacios públicos como plazas y demás tienen una falta de mantenimiento notable, no se atiende a los reclamos de los concejales de la oposición, y el Ejecutivo está empecinado en hacer las cosas como se le ocurra, a como dé lugar, porque si los legisladores ponen reparos o modificaciones a una ordenanza, esas enmiendas son vetadas. La mayoría automática que tiene el oficialismo en el Deliberativo hace que el resto de los bloques no tenga peso propio a la hora de hacer las observaciones que considere necesarias. Vuelvo a lo que dije al principio: Lobos tiene calles muy deterioradas y que se inundan fácilmente con pocos milímetros de precipitaciones. Y la tercerización de servicios públicos no es la solución. Si hace falta personal, es mejor que se destine el presupuesto a la contratación de empleados antes que a gastos superfluos. Dejar en manos de una empresa privada áreas como el barrido y la recolección es entregar la potestad municipal a un tercero adoptando un criterio genuflexo y cuestionable. El Municipio, después de la desastrosa experiencia de Garbo Sur, en los años ’90, debería haber tomado nota de la falta de contralor que existe sobre las empresas tercerizadas y de la dudosa capacidad que tienen para brindar un servicio óptimo.


Por otra parte, la ciudad carece de desarrollo industrial, no hay un predio donde puedan radicarse, pero tampoco hay voluntad política para conseguirlo. Mientras otros municipios son el faro de la región, Lobos va quedando relegado a ser un pueblo pequeño y carente de toda proyección. La otra vez hablaba con un visitante que ponderaba la prolijidad y el orden del centro, y sin ánimo de contradecirlo, le expliqué que los barrios de la periferia son los más postergados, y que sólo saliendo de las diez cuadras del ejido urbano eso se puede advertir con propiedad. Porque hay muchas calles que no están pavimentadas, donde no pasa el regador para mitigar la polvareda que dejan los autos que circulan a toda velocidad, los baches son la trampa perfecta para el conductor desprevenido ante la falta de señalización, y el exceso de piedras que vuelcan las máquinas municipales hace que cualquier vehículo pueda despistarse como ha ocurrido en Arévalo o en Carboni. Hace falta una planificación. Esta gestión decidió no continuar con las Olimpíadas del Salado, pero el dinero que supuestamente se ahorran al no hacerlas, lo dilapidan en proyectos cuestionables y de dudosa utilidad. A mí todo esto me hace mucho ruido, porque no se puede decir que son novatos en la administración pública, ya van por el tercer mandato. Es previsible que haya un desgaste, pero ello se nota más si siempre están los mismos nombres decorando el elenco de funcionarios. Hay que oxigenar el grupo de trabajo, buscar nuevos profesionales que se perfilen con una visión diferente de la cosa pública, que tengan el deseo de aportar sus conocimientos en beneficio de los vecinos. Por eso reitero, lo de los terrenos me parece una buena idea en principio, habría que ver la implementación una vez que se realice el sorteo y la adjudicación. Hablar de lotes por 10 millones de pesos es lo mismo que decir 10.000 dólares, que es el valor promedio del mercado. No son ninguna ganga tampoco, si bien depende de dónde estén ubicados, algo que no especifica la Web oficial. El lugar ideal para hacer un polo habitacional hubiera sido el predio de la vieja Maestranza de la calle Yrigoyen, pero nunca se dio ningún tipo de explicación al respecto y ese lugar sigue estando ocioso, sin ninguna utilidad.


Lo más destacado es la financiación, pero a su vez, en el mientras tanto, hay que construir una vivienda, ya que el terreno se entrega para ese fin y no te dan la escritura hasta que finalices la construcción. Lo único que tendrás como comprobante previo es un boleto de compraventa. Lo que se busca con este requisito es desalentar la compra de un lote como “inversión”, digamos. Lo cual no está mal del todo, pero habría que ver caso por caso. Hay gente que apenas podría pagar las cuotas si lo quisiera hacer y que por ese motivo prefiere postergar la construcción para más adelante. No es tan fácil salir a establecer pautas con el bolsillo holgado cuando el de los trabajadores se resiente día a día.


Por otra parte, hay que estar atentos a la “macro”. Con un dólar en alza y una turbulencia económica por los aranceles comerciales, no habría que descartar una suba en los alimentos, que resentirá en gran medida el poder adquisitivo y el costo de vida. Son variables que no se pueden soslayar. No es un escenario de estabilidad como para invertir, aunque siempre habrá gente que pueda hacerlo, y ojalá sean muchos los que logren acceder a un predio propio donde vivir para no tener que seguir alquilando como lo vienen haciendo hasta ahora. Lo que debemos entender es que el desarrollo integral de un municipio excede estos programas sociales. Según el Ejecutivo, lo vienen gestionando desde el año 2017. ¿Por qué se tardó 7 años? Aun con la mejor buena voluntad que tengan, es mucho tiempo. ¿Y por qué se hace el anuncio en un año electoral? ¿Qué pasa con la gente que queda excluida porque el dinero no le alcanza para llegar a fin de mes? Demasiadas preguntas para un solo posteo. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

6 de abril de 2025

Un domingo con mateada

 

Me preparo unos mates. Pero el agua está muy caliente, ya me doy cuenta con el primer sorbo que me quema la lengua. Le agrego agua fría a la pava y ahora parece que sí, que le encontré el punto justo para iniciar la clásica mateada del domingo. Aclaro que no soy un eximio cebador ni un "sommellier de la yerba". 


La verdad es que estoy pensando en un relanzamiento personal. En descartar hábitos que no me hacen bien y en sumar aquellos que me ayudan a sentirme más lúcido e inspirado. Es un proceso que me parece propicio, me refiero que todos nos planteamos para encontrar un equilibrio en alguna etapa de la vida. Si no lo hacemos, el cuerpo o la mente nos pasarán factura, más tarde o más temprano. Y antes de que sea demasiado tarde, podemos activar los resortes de nuestra personalidad para adoptar nuevas conductas.

 

Los domingos no son los días que más me agradan, no lo paso muy bien, pero sé que eso tiene que cambiar en algún momento. Y el único que puede moldear su propia vida es uno mismo. No hay recetas mágicas, simplemente se trata de buscar momentos de placer porque la vida en general nos agobia con problemas y preocupaciones. Para mí, el hecho de haber elegido ser periodista es una satisfacción personal. Tuve la suerte de que mis padres y mi hermano me motivaran y apoyaran siempre, aunque en su fuero íntimo quizás hubieran deseado que yo estudiara otra carrera. Como siempre me gustó escribir, ya tenía un punto a favor. Pero, por supuesto, eso no es suficiente para redactar una buena crónica o un buen artículo. No alcanza con el voluntarismo o el entusiasmo. Es imprescindible una formación que te indique cómo resguardar tus fuentes confiables, el “off the record”, cómo brindar al lector todos los datos que necesita saber, cómo utilizar el léxico adecuado, el poder de síntesis, y tantos recursos más.


Lo que escribo siempre fluye mejor cuando hay silencio en la casa, y lo mismo cabe cuando tengo que estudiar. Puedo concentrarme mejor en lo que estoy haciendo, por eso diría que el silencio es útil para muchas cosas. También para leer. Cuando voy a un bar, aunque tengan los diarios del día y me interese hojearlos, se me hace imposible leerlos si el volumen de la música funcional está muy fuerte. Soy un poco maniático, lo sé. La ausencia de ruido nos pone en contacto con nosotros mismos. Pero vivir solo, por ejemplo, es difícil. No tenés nadie con quién conversar, no le podés echar la culpa a nadie de lo que te pasa puertas adentro porque el único habitante sos vos, y si se te quema la comida o te pegás un resbalón en el piso es responsabilidad tuya. Yo quizás antes era más independiente, hacía más cosas por mi cuenta, pero no logro recordar cuándo fue que eso cambió. Imaginate que yo vivía en Buenos Aires siendo muy joven y me iba a cualquier lado, me tomaba el subte y enseguida llegaba adonde yo quería ir. Ahora hace muchísimo que no voy a CABA, en principio porque es muy caro, y en segundo lugar porque mis amigos de antaño ya no viven en el lugar donde lo hacían antes. He perdido contacto con ellos. Para hacer compras tampoco es necesario, podés conseguir lo que necesites por Mercado Libre, o por otra plataforma de e-commerce. Lo único que está bueno es ir a un shopping de vez en cuando, para pasear un rato y despejar la cabeza, aunque posibilidad de hacer compras esté restringida porque se sabe que el valor de comprar algo allí supera holgadamente el de un negocio cualquiera que esté fuera del predio. Los trámites digitales que se están implementando también hacen que no sea necesario trasladarse a Buenos Aires para renovar o tramitar un determinado documento.


Mi interés está puesto en conseguir nuevos aprendizajes. Dicen que todos los días se aprende algo nuevo. Yo no estoy tan seguro de que sea así, pero sí creo que podemos darnos la oportunidad de abrirnos las puertas al conocimiento. No hace falta mucho, podés leer todos los días un artículo de Wikipedia, escuchar un podcast en Spotify, abrirte al mundo aunque no salgas de las cuatro paredes de tu casa. Y la soledad tiene aspectos positivos: Por ejemplo, un feriado podés quedarte a dormir hasta tarde y que nadie te rompa las bolas. Sí es cierto que hay mucha gente que vive sola y que tiene dificultad para poder socializar. En mi caso, yo vivo con mi familia, pero fuera de ese núcleo no tengo muchas oportunidades de interactuar con personas, excepto que sea por mi trabajo. Mis amigos tienen sus respectivos empleos y horarios, y rara vez coincidimos como para tomar un café o ponernos al día con nuestras vidas. Yo soy poco afecto a la virtualidad, excepto cuando no hay otra opción. Como bien decía mi viejo, cuando hay una disputa, un conflicto, o algo importante que decir, “por teléfono no arreglás nada”. Hay cosas que por su magnitud no se deberían expresar por WhatsApp, el peso que tienen hace que requieran de una conversación personal. Con mis clientes me manejo por WAP sólo para dejarles el recibo de la publicidad o bien para acordar una modificación que sea necesaria hacer en los valores. Para otros menesteres, prefiero concurrir in situ y escuchar cuál es la idea que ellos tienen para pautar un aviso, qué datos desean agregar, si les interesa replicarlo en las redes… Todo se conversa, porque aunque la palabra ya no valga más que un documento, es un instrumento fundamental de comunicación. Hay determinadas situaciones que requieren la presencialidad, por más que estemos inmersos en una etapa de despersonalización cada vez mayor. No podés separarte de tu novia por un mensajito de texto o lo que fuere. Aunque la charla no termine de la mejor manera, hay que hablarlo. Tampoco se puede cerrar un acuerdo comercial serio por mail. Por eso, como suelo decir, todo me hace pensar que somos seres analógicos en un mundo digital, pero seguimos sin entender los códigos de la comunicación ni el contexto adecuado para cada una de ellas. En la próxima nota profundizaré más sobre este punto, sobre la gente que no sabe o no quiere aprender qué herramienta utilizar para comunicarse según la sensibilidad del tema a abordar, como una ruptura sentimental, un accidente, o una pérdida. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

3 de abril de 2025

Post-feriado en la era digital

 

Iba a escribir algo ayer, 2 de abril, pero no quería ser redundante respecto a los sentimientos que despierta esa fecha en cada uno de nosotros. Fue un feriado que tuvo alto acatamiento en Lobos, ya que la mayoría de los comercios estaban cerrados. Hoy ya es jueves y todo parece indicar que se retomará la actividad pueblerina con el ritmo habitual. Ayer no tuve mucho para hacer, excepto cubrir el acto por el Día del Veterano. Hubo un gran acompañamiento de los vecinos, y es gratificante ver cómo año tras año hay cada vez más gente presenciando este homenaje.


Estamos viviendo tiempos complejos, con un gobierno que sólo parece preocuparse por las variables económicas y que se muestra ausente o contradictorio hacia otros frentes. Uno de ellos es el reclamo de soberanía por Malvinas, que se hace con una tibieza desconcertante cuando debería ser una política de Estado. Se me ocurre pensar que esta gente llegó al poder sin la menor formación estratégica, sin una visión clara de lo que implica conducir un país. Pero en todo caso, deberían asesorarse con personas capacitadas, no kamikazes ungidos del círculo rojo. El Banco Central, que Milei tanto decía aborrecer, sigue vendiendo reservas y quemando dólares para sostener el precio de la divisa. Una vieja receta que se continúa implementando con tímidos resultados en el corto plazo. Cabe hacer esa salvedad porque está claro que no son medidas que apunten a un sostenimiento real de la economía. Desde la Rosada están pensando en llegar como sea a las elecciones de octubre, y lo que uno ve es la ausencia de un plan, porque la motosierra no merece llamarse así, es sólo un proceso de ajuste que aún se sigue aplicando en los resortes del Estado que quedaron en pie.


EE.UU. aplica aranceles a productos extranjeros, entre ellos los argentinos, y el comercio exterior está cada vez más restringido y dominado por las grandes potencias. Se van cerrando las puertas a las exportaciones y muchas industrias tendrán que compensar ese déficit de alguna manera. No se vislumbra que esa reconversión sea posible, hay muchos cabos sueltos y una turbulencia que hace volar por los aires los papeles de la ortodoxia económica.

 

Hoy tuve un día intenso, en el cual me dediqué a hacer algunas cobranzas que habían quedado pendientes y a organizar mis finanzas para el resto del mes. No será tarea fácil, dado que los precios siguen aumentando, sobre todo el transporte, el combustible y las tarifas de los servicios. Y los ingresos que uno percibe son siempre los mismos, más allá de algún pequeño ajuste que se pueda hacer para actualizar el valor de las publicidades. A veces me cansa tener que ir dos o tres veces a un negocio para cobrar dos monedas, no entiendo por qué te lo hacen tan difícil, estamos hablando de sumas que para un local promedio no representan un gran desembolso. Si yo cobrara lo que realmente necesito para poder sostener con mayor solidez mi emprendimiento, la cosa sería distinta. Es arduo llegar a fin de mes con una reserva de dinero que te garantice estabilidad. Están los clientes históricos y cumplidores, y aquellos que pautan por un período limitado de meses. Con los primeros uno es más contemplativo, porque siempre han estado como auspiciantes, en cambio los otros son aves de paso.

 

El espacio de televisión es más caro que el de Internet, y por ese motivo estoy tratando de “vender” mi programa de TV para ir abriendo el juego a nuevos sponsors. Yo creo que un ciclo de entrevistas que hace 6 años que está en el aire tiene potencial para explotarse más. La producción es fundamental: Soy yo quien me encargo de invitar a la gente que participa, a veces de coordinar horarios, y eso es lo más desgastante, no el hecho de conducir el programa. Quienes lo han visto alguna vez en la pantalla suelen ponderar que se le otorgue espacio a vecinos que no suelen ser noticia: Es una forma de visibilizar sus historias de vida. Confío en que hacer un curso de Marketing me ayude a darle mayor volumen a mi producto. En realidad, es un producto y un servicio. Yo brindo servicios publicitarios y de información, y lo hago a través de un sitio Web. Es decir, hay una herramienta que yo utilizo para que mi Pyme pueda sostenerse. Sea como fuere, ser un trabajador autónomo es mucho mejor que hacerlo en relación de dependencia. Ambas modalidades tienen sus pros y sus contra, pero yo ya conozco ambos roles. Ahora trabajo solo, hace unos cuantos años también lo he hecho bajo patrón, y siempre había una exigencia desmedida si lo comparamos con el sueldo que yo recibía. Además, tener un trabajo en blanco en Lobos es un lujo; la mayoría de los empleadores te negrean y cuando llega la edad de jubilarte te encontrás con que no tenés aportes. Con el monotributo que pago todos los meses, yo tengo acceso a una obra social y a los aportes jubilatorios. Seguramente cuando llegue ese momento cobraré la mínima, pero no puedo detenerme a pensar en eso ahora porque no me sirve de nada, es una pérdida de tiempo. Todo lo que pueda hacer siendo trabajador activo va relacionado con lo que recibiré en mi vejez, si es que llego a esa edad. El futuro no es previsible. Se pueden adoptar medidas para mitigar un impacto negativo, pero no hay certezas de nada, y menos en un país como el nuestro.

El futuro no se piensa, sino que se proyecta. No hay lugar para una planificación minuciosa, sino que es una página en blanco sobre la cual vamos construyendo el día a día. Largo plazo o corto plazo, lo mismo da. En teoría, es más sencillo prever lo que puede pasar mañana, que dentro de 10 o 15 años. El azar, la fatalidad, los vericuetos del destino, hacen que nos resistamos a analizar los hechos que permanecen ocultos bajo una extensa línea temporal. Y está bien, porque si vamos al caso, yo concentro mi esfuerzo en lo que estoy haciendo ahora, y lo que vendrá será por añadidura o bien porque se dio así. Siempre doy el mismo ejemplo, pero cuando yo era adolescente, jamás pensé en cómo sería el año 2025, y no me imaginaba en absoluto que iba a existir la Inteligencia Artificial, el auge del streaming, las redes sociales, los celulares. Todo cambió, incluso sin que hayamos hecho algo para evitarlo. El mundo de nuestros hijos o nietos será distinto, no podemos predecir sin margen de error, pero habrá un auge de la robótica, de las máquinas, se afianzará la tendencia que estamos viendo ahora de efectuar cirugías a distancia. Esos son, para mí, indicios de lo que vendrá. Mucho más no se puede predecir. Pero es un tema tan apasionante que daría para escribir largo y tendido. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

29 de marzo de 2025

Terceras partes nunca fueron buenas, ya verán por qué

 

A nivel personal, me siento satisfecho. Ya comencé a tomar clases en los cursos de Formación Profesional. La verdad es que se demoró un poco, y el primer día que llegamos ocurrió una situación inusual, ya que la escuela donde cursamos estaba cerrada, los alumnos tuvimos que esperar afuera y hubo que aguardar 15 minutos hasta que alguna autoridad llegara con la llave salvadora que nos iba a abrir las puertas del conocimiento, por decirlo de un modo poético. Pero por suerte ese día cursamos con normalidad y el inconveniente se pudo subsanar. La primera clase fue muy hablada, esperaba que fuera más interactiva, aunque pensándolo bien, lo fue a su manera, ya que por ser el primer encuentro nos tocó presentarnos en calidad de alumnos y explicar por qué nos habíamos inscripto en un curso de Marketing. Fue así como conocí las historias de varios emprendedores de Lobos que yo desconocía, gente que le está poniendo pilas y esfuerzo a un proyecto y que busca potenciarlo para elevarlo al siguiente nivel. Fue un gran impulso para pensar en cómo incrementar las ventas de mi portal digital, que me costó mucho esfuerzo sostener y que hoy ya está consolidado dentro de los medios de prensa de Lobos. Pero siempre se puede apostar a más, siempre se pueden generar nuevos ingresos. Consolidar un proyecto implica un posicionamiento de marca, que la gente la reconozca y la considere sinónimo de prestigio, de calidad. Lo nuevo siempre atrae, pero al cabo de un tiempo hay que hacer sustentable ese impulso inicial.

 

Yo tengo mi diario Lobos 24 desde 2017, y estoy pensando en darle un nuevo perfil, que no lo tengo definido todavía, pero que es necesario. Cuando yo me decidí a lanzar el portal, tuve que hacer una inversión muy grande, y amortizarla me llevó bastante tiempo. Para ese entonces, el mayor tráfico de Internet ya estaba en los celulares y tenía que ofrecer una plataforma atractiva para ese formato. Trabajamos en conjunto con el diseñador del sitio para lograr el mejor producto posible, que tiene gastos fijos como la renovación anual del dominio y del hosting. El domino es la marca, el nombre que te identifica y que debés renovar porque si no lo perdés y el público ni te registra. El hosting es el alojamiento del sitio en un servidor, para que esté activo y pueda ser visitado por la audiencia. Desde principios de año voy ahorrando lo que pueda para que no me tome de sorpresa, porque los costos suben constantemente. Le estoy dedicando más espacio a noticias regionales que tienen impacto en Lobos, es cuestión de investigar y googlear exhaustivamente porque siempre se encuentra algo. La realidad de los municipios vecinos está muy relacionada con el nuestro. Hay fiestas populares, delitos aberrantes, sesiones del Concejo Deliberante… La vida cotidiana de un municipio no difiere mucho de otro. Lo que sí marca la diferencia son los funcionarios que el Intendente de turno designa para ocupar cargos en el Ejecutivo, ya que hay mucha negligencia o falta de respuesta a los vecinos en determinados casos. Lobos necesita un relanzamiento integral como ciudad, se ha convertido en un pueblo donde abunda la mugre, la basura, los robos son cada vez más frecuentes, el tránsito se vuelve caótico, nadie se hace cargo de nada, y la gente ya no sabe a quién recurrir o a quién reclamar.   


Es cierto lo que me planteaba un concejal: La gestión actual está padeciendo un evidente un desgaste, aunque para mí desde el día uno no mostraron mucho interés en hacerle la vida más fácil a los lobenses. Ya con un tercer mandato encima, esa tendencia se acentúa, no se brindan respuestas a las necesidades básicas, están avanzando en la tercerización de servicios cuando los memoriosos recordarán que hubo una empresa en los ’90 que se llamaba Garbo Sur y que hizo un desastre, no cumplió en absoluto con las expectativas, y lo que se debería hacer es contratar nuevo personal para satisfacer las demandas del servicio de barrido. Por otra parte, el agua corriente sigue con un alto contenido de arsénico y a ninguna autoridad esto parece importarle, seguramente en sus domicilios tendrán dispensers que los abastecerán del vital elemento con otra calidad apta para el consumo. 


Yo tengo una deuda de gratitud con Lobos porque es la ciudad en que nací y que me ha dado todo, pero hay mucha gente de mierda que se empeña en afear el paisaje urbano ya sea por ignorancia o porque buscan la solución más fácil, como sucede con el cableado en la zona céntrica que es totalmente desmesurado e impresionante, sumado a las antenas de televisión abierta que todavía subsisten en los techos de las viviendas y que han quedado obsoletas. Los perros sueltos siguen provocando accidentes, obviamente no se puede culpar a los animales, sino a la ausencia de políticas públicas en materia de zoonosis. Las castraciones barriales están bien, pero con eso no alcanza. Por un lado, los perros de la calle circulan cerca de los domicilios porque hay gente que les brinda alimento. Es un gesto noble, pero perjudicial. Por otro, los canes se acostumbrar a frecuentar esos lugares y cualquier vecino que circula en bicicleta puede ser víctima de mordidas que lo hacen caer del rodado y lesionarse.

Los servicios públicos que presta el municipio distan mucho de ser óptimos. La recolección de ramas, el barrido que ya mencionamos, el mantenimiento de los espacios verdes… Y la lista sería larga de enumerar. La inseguridad se da a todo nivel, los robos de motos y bicis, las riñas callejeras, son cada vez más frecuentes, y todos nos preguntamos qué función cumple el Centro de Monitoreo, porque ha habido casos, como los robos a las inmobiliarias, que se perpetraron en pleno centro y al parecer, nadie vio nada. Si el Intendente tiene la aspiración de finalizar bien su tercer mandato, es necesario ajustar varias clavijas y hacer cirugía mayor, para paliar todo aquello que se ha deteriorado ostensiblemente. Punto final.

27 de marzo de 2025

Cualquiera puede enseñar, pero no todos pueden aprender

 

Hace varios días que no escribía nada por acá. El verano se fue, ya es historia. Entramos en el otoño sin saber qué nos deparará, sólo pensando en el día a día. Ahora estamos en una coyuntura diferente, porque en breve comenzará la actividad política, habiendo ya transcurrido el período de vacaciones. Y como este año no hay PASO, sólo se votará en octubre. Yo creo que es necesario apoyar a una oposición responsable en el Congreso en estas elecciones de medio término. Todos, sin importar el partido, han demostrado ser impresentables, pero los libertarios en particular se comportan como kamikazes, parecen haberse escapado de un zoológico para refugiarse en los estrados del Parlamento. La verdad es que lo que hemos visto en las últimas sesiones da vergüenza ajena, son personas incapaces de debatir de un modo civilizado porque creen que haciéndose los guapos o provocando escándalo tendrán más notoriedad. 


Los peronistas y la izquierda parecen más mesurados, aunque a todos les complace hacer quilombo en las sesiones mientras transcurren las horas y la cuestión de fondo sigue sin zanjarse. Esa degradación de la labor legislativa no es casualidad, como tampoco lo es que diputados y senadores negocien periódicamente un suculento aumento en sus sueldos. Para eso sí que se ponen todos de acuerdo, a nadie le conviene sacar los pies del plato. A mí me da la impresión de que nada de lo que hacen es improvisado, ya antes de entrar al recinto tienen bajo la manga toda clase de chicanas y estupideces para entretener a la manada. Y lo peor de todo es que les da resultado desde lo simbólico. Por insultar a tu colega no vas a ser más combativo. Sos patético, por más que esa estrategia de militar desde la agresividad te reditúe algún voto. Los ves por televisión y parecen sujetos encerrados en la casa de Gran Hermano. Hay mucho freak dando vueltas, eso no se puede negar. A más de uno le faltan varios jugadores. Deberían ir a un neuropsiquiátrico antes de recalar en el Congreso.


Toda esta violencia institucional va a traer consecuencias por algún lado, eso dalo por hecho. La gente está cada vez más escéptica de los políticos porque ni siquiera ocultan su mediocridad. Es evidente que no tienen ningún prurito en exponerse con argumentos sin sustento y una escasa capacidad intelectual. Ese trabajo de pensar lo hacen sus asesores, no el diputado o senador que ocupa su banca. Y cada asesor debe ganar muy bien para haberse ganado ese sitial. En cuanto a Lobos, también hemos tenido concejales que ni saben ni hacer la “o” con un vaso, y sin embargo están ahí, como un premio a los años de pegar carteles y de cantar la marcha partidaria. Su desempeño es paupérrimo, casi ni se les conoce la voz, porque lo presentan ninguna moción. Están pero no están, son como seres virtuales. Parte de esa mediocridad tiene que ver con que son vecinos conocidos en muchos casos y se considera que por ese solo motivo tienen la idoneidad necesaria, pero no funciona así. El hecho de ser conocido en un pueblo ayuda a conseguir votos, pero no es una garantía de tener a un gran concejal ejerciendo sus funciones.

 

Y la escuela, ¿qué onda? Da la impresión de que hace rato que comenzó a asumir roles que la exceden, como contener a pibes violentos que impiden que los demás puedan aprender algo. Ya no se exige disciplina porque no existen las amonestaciones tal como nosotros las conocíamos: Si acumulabas 25 o más, te rajaban. Eso es impensado hoy, y viene desde hace años, cuando se empezó a pregonar la inclusión a cualquier costo, porque los chicos sí o sí debían estar en la escuela aunque no aprendieran nada. Y si no se incluye a todos, ¿con qué criterio se excluye? Eso debería quedar establecido en algún estatuto para despejar pronunciamientos difusos. 


Los docentes hacen lo que pueden, pero como decía Pepe Mujica, la institución escolar no educa, sino que imparte conocimientos. La que debe educar es la familia, enseñar pautas de conducta, buenos modales, el valor de la paciencia, del esfuerzo, del ahorro, y tantos otros que se me vienen a la mente. No es relevante cómo está constituida cada familia porque es natural que eso pueda variar de un hogar a otro. Los maestros y profesores no enseñan a decir “buen día” o “por favor”, porque su función no es esa, sino que se dedican a enseñar Lengua, Matemática o Geografía. Antes, cuando no existía Internet ni mucho menos Wikipedia, los chicos tenían que buscar en las enciclopedias impresas, yendo a una biblioteca, la información que el docente les solicitaba. Hoy todo eso no va más, y no hay marcha atrás, si hasta la Inteligencia Artificial brinda respuestas rápidas (a menudo erróneas) ante cualquier duda. Los alumnos consideran que su paso por la escuela es una pérdida de tiempo, les da igual sacarse un 10 que un 6, y en el futuro se verán las consecuencias de una generación que, por estar escolarizada, se creyó que iba a erradicar la ignorancia generalizada. 


Si no hay un estímulo para leer, para escribir, para hacer de la escuela un espacio del pensamiento, a nadie le interesa perder el tiempo allí, sólo concurren porque es obligatorio. Si más adelante quieren ingresar a la universidad, se dan la cabeza contra una pared porque allí no se jode, hay un examen de ingreso, o un Ciclo Básico, y pasar por ese filtro no es apto para cualquiera. Lo mismo pasa con un instituto terciario. El bajo nivel de aprendizaje de los años previos se paga muy caro, porque la escuela no logró crear una conciencia en el alumno de que esos conocimientos son útiles para el futuro. Por supuesto, sería erróneo generalizar, pero parece que a nadie le interesa indagar en las causas del fracaso escolar, porque el hilo se corta por lo más delgado. La educación formal, que se imparte en un establecimiento, es insuficiente si no se cuenta con el acompañamiento de las familias de esos pibes. Ojalá en algún momento lo podamos entender, para que cuando nuestros hijos regresan de clase, nos tomemos la molestia de ver en el cuaderno o la carpeta qué fue lo que hicieron al cabo de cuatro o cinco horas por día. No estamos viendo pronto. Punto final.

21 de marzo de 2025

Noticias que parecen de la prehistoria

 

Parece que hubiera ocurrido en la prehistoria, pero ocurrió anteayer. Esto ocurre porque las noticias pierden actualidad rápidamente. Finalmente, la Cámara de Diputados dio luz verde al DNU del Gobierno que habilita a la negociación con el FMI. Fue en el marco de una sesión extensa en la cual no faltaron las chicanas, los pases de factura y los cruces entre los legisladores. Un espectáculo vergonzoso, en la misma jornada en que se organizó una nueva protesta contra el ajuste a los jubilados. La presencia de manifestantes fue variopinta y excedió a los integrantes del sector pasivo. Estuvieron referentes de La Cámpora, partidos de izquierda, pero ello no le resta legitimidad al reclamo. La concurrencia fue menor a la de la semana anterior, y hubo algunas escaramuzas entre las fuerzas de seguridad y los peticionantes promediando la noche. Afortunadamente, ninguno de ellos pasó a mayores.

 

En lo que a mí respecta, nunca bajé los brazos a pesar de las adversidades. He pasado por momentos muy gratificantes y otros no tanto, pero nunca tiré la toalla. Y menos voy a hacerlo ahora, cuando me estoy preparando para volver a capacitarme en el Centro de Formación Profesional, cuando la actividad política comienza a salir de la modorra, cuando se respira otro aire que es el de una nueva realidad que nos toca vivir. “Otro aire” es una expresión quizás demasiado presuntuosa, pero que tiene que ver con los hábitos de consumo, con las tendencias culturales, con los cambios que se van dando a un ritmo imperceptible pero sostenido. Es tal cual como lo digo: Hoy no podemos notar muchos matices o diferencias, pero dentro de dos o tres décadas se podrá analizar con mayor claridad la economía, la irrupción de la antipolítica y de los outsiders, los nuevos liderazgos. No podemos permanecer con la guardia baja en medio de ese contexto.

 

Nadie pensaba que Milei podría llegar a ser presidente, y sin embargo ahí lo tenés al tipo, acumulando millas en viajes a EE.UU. y a la elite del poder mundial. Es un fenómeno nuevo, porque si se descalabra la inflación nuevamente, ya tendrá la Espada de Damocles sobre su cabeza. Es lo único que lo sostiene, porque la negociación con los adversarios no es su fuerte. Tiene un discurso violento, vulgar y disruptivo. Carece de la estatura de un presidente que se ha consolidado en el ejercicio de la función pública. El problema es que “la casta” a la cual tanto denostaba es el sector al cual pertenece hoy. La burocracia de los pasillos de la administración pública. Las ínfulas de desregulación y privatización. Los pasos en falso que parecen, para ser francos, pasos de comedia. La pobreza que sigue creciendo entre los sectores excluidos no parece hacerle mella por ahora, y la oposición todavía no logró reaccionar como debería hacerlo ejerciendo ese rol que le fue conferido. Los radicales cometen muchos errores e imprecisiones, los del PRO se pasan a las filas del Gobierno, los kirchneristas se contentan con conservar una porción de ese electorado que les sigue siendo favorable en las urnas. ¿Cómo es posible que alguien salido del panel de un programa mediocre como Intratables hoy sea Presidente? ¿Por qué se votó esto? Una posible respuesta puede ser que haya sido como reacción ante la dirigencia tradicional que ha hecho desastres en este país desde hace casi un siglo.

 

2024 fue un año flojo en el plano personal, y en lo que va de este 2025 no registro todavía algún momento memorable. Pero lo que sí puedo afirmar es que desde el día uno, encaré este ciclo con mayor esperanza. No podemos hacer de cada instancia un gran acontecimiento, porque no sería un análisis real. Si cada día esperamos que nos pase algo extraordinario, vamos camino a la frustración. Hay que trabajar para concretar esos logros que anhelamos a mediano plazo.

 

Sin darme cuenta, cambié de tema, venía hablando de la política nacional, pero no lo hice de un modo antojadizo. Lo hice porque para mí las decisiones que vienen desde la política también ejercen una influencia en el comportamiento de la gente. No importa que tengamos un gobierno proteccionista o de corte liberal, lo más relevante es comprender que todos somos responsables de forjar un futuro. Si delegamos en nuestros representantes es porque la democracia es representativa, no por otra razón. Pero eso no nos exime de la responsabilidad de ciudadanos. Por eso, voy y vengo con la misma idea. Para que un determinado período sea de prosperidad, es necesario hacer algo. Las cosas no vienen solas. Yo acepto que 2024 no fue un gran año a nivel personal, pero eso no quita que este 2025 no pueda serlo. Las expectativas se van acomodando en función de lo que nos toca afrontar. Si estamos ante un escenario de crisis e hiperinflación, habrá que aceptar que nos encontramos ante una situación incómoda para poder despegar y progresar. Lo mismo cabe si se nos presenta una recesión, como está sucediendo ahora. De todos modos, lo más fácil sería buscar excusas en el “afuera”. Que el país no esté en su mejor momento no debe ser un limitante, lo único que es útil en esos casos, como dije antes, es adaptar las expectativas, lo cual no significa renunciar a ellas. Es posible que hoy no sea el contexto más adecuado, pero eso no significa claudicar en nuestros sueños. La mayoría de la gente sueña con un futuro mejor para sí misma y para sus familias. Nadie juega para que le vaya mal o para seguir hundiéndose en el pantano.

 

Yo diría que tenemos mucho de autoboicot en nuestro ADN, eso es cierto. Somos nosotros quienes saboteamos nuestro real potencial y le vamos bajando el precio a nuestras capacidades porque no encontramos incentivos en el exterior. Es una autolimitación que nos imponemos casi sin advertirlo. Cada uno conoce sus puntos débiles y sus fortalezas, y yo antes no le daba bola a todo lo que estoy diciendo, hasta que llegué a una determinada edad en la cual busco otros intereses. Lo que a mí me atrae como desafío no es lo mismo de hace 10 años. Cuando sos adolescente, vivís sin responsabilidades, no tenés que trabajar, tus viejos te bancan los gastos, todo parece fácil… Y de repente te encontrás con que tenés que pagar un montón de cuentas, sostener tu economía, generar ingresos, administrar la plata que ganás. La transición de la adolescencia a la adultez nunca es sencilla. Al principio cuesta mucho entender esos cambios, que van cayendo como las fichas de un dominó. Ya cuando pasás los 40, seguramente tenés un hijo a cargo o formaste una pareja, y las responsabilidades son otras. La vida misma te lleva por esos caminos, te va interpelando, haciéndote preguntas. Aparecen las dudas, los miedos… Otros miedos, no los que te aquejaban cuando tenías 18. El miedo a perder el laburo, a no llegar a fin de mes, a no poder superarte porque sentís que ya llegaste a un “techo”… Y hablando de techo, el mayor desafío pasa por tener una vivienda propia, o aunque más no sea un terreno, un tema que ya hemos abordado en este blog. Para aquel que percibe una suma promedio, se hace muy cuesta arriba alcanzar esa meta. Y destinar una porción de tu sueldo todos los meses para pagar un alquiler tampoco es una situación grata. Algunos lo verán de otra forma, yo no soy el dueño de la verdad, simplemente expreso lo que para mí debería ser una prioridad y que se vuelve tan engorroso como complejo. Además, hay que pagar impuestos, servicios, tasas municipales… Todo eso te empuja a decirle adiós a la adolescencia. Te das cuenta de que esa etapa terminó, no porque lo diga tu edad, sino porque lo que te toca vivir es distinto. Antes no era tan difícil, si hasta con el Secundario completo alcanzaba para acceder a un buen trabajo, y hoy es un requisito mínimo e imprescindible en cualquier currículum que vayas a presentar. Pero no les doy más lata. Es una próxima nota voy a hablar un poco de eso, de la educación formal, de cómo cambió y qué contenidos que hoy se enseñan, no existían hasta hace unos pocos años. Punto final.  

 

 

 

17 de marzo de 2025

Comienzo de semana

 

Lunes en la ciudad. Últimos días del verano. Ya tengo casi resuelto retomar el gimnasio. Me gusta ir, lo que pasa es que cada uno, como es natural, hace su rutina, y en consecuencia está concentrado en ella. Eso hace que no sea el mejor espacio para poder socializar. Me aconsejaron hacer actividad física grupal para paliar esa carencia, y estoy evaluando la posibilidad de ir a un gym distinto al que estoy yendo habitualmente. No lo tengo decidido todavía, lo que me gustaría es que pueda formar parte de un grupo donde todos tiren para el mismo lado. De todos modos, mi prioridad es salir del estancamiento en que se encuentra mi físico. Soy relativamente joven, pero eso no alcanza para suplir ciertas falencias. Estoy más cerca de los 50 que de los 40. Me refugio en el periodismo, que es mi pasión, y trato de hacer mi trabajo de la mejor forma posible. Antes de escribir cualquier pavada sin sustento, prefiero no publicar nada, porque si para mí no está bien hecho, no me inclino a ponerlo a consideración de los demás.

 

En mis ratos libres, escucho música, que es un hobby que cultivo hace años. Tengo una colección de discos (CD), y los voy rotando, un día escucho uno y a la mañana siguiente otro, además de que también uso Spotify. Hago zapping en la tele en el horario de los noticieros, que se repiten en su agenda informativa, por lo cual es lo mismo ver cualquier canal que ir saltando de un número a otro con el control remoto.

 

Trato de aprender de los grandes escritores, detenerme a analizar cómo van tejiendo una trama que atrapa al lector. Yo hago literatura como hobby, y hasta que no me convenza a mí mismo de que ese contenido es publicable, no lo haré. Vengo madurando ideas para futuros relatos, y ese es el camino inicial para desarrollar borradores e irlos puliendo. El respeto al público significa no subestimarlo ni darle cualquier porquería sin sustento, aunque pueda tener éxito comercial. En cada columna que yo redacto me guío por la misma premisa: Escribir sobre un tema interesante, en el cual sea idóneo, y entender que hay muchas ideas repetidas, por lo cual hay que redoblar los esfuerzos por escribir narrativa original. Si vamos a la literatura, hay libros que se han convertido en best sellers y son malísimos, no tienen calidad. Los escritores amateurs nos conformamos con el hecho de poder publicar y vender los ejemplares que la editorial haya impreso para la ocasión.

 

Los periodistas que más plata ganan están encorsetados en intereses espurios y reciben una generosa pauta publicitaria de parte de las empresas. Son los que dominan los grandes medios de comunicación, sobre todo los canales de noticias. En realidad, lo que menos abunda son noticias, ya que tienen columnistas sobre diferentes temas que se dedican a bajar línea constantemente. No informan, sino que buscan influir en un posicionamiento de la audiencia. Nunca me gustó que el periodismo se adjudique el rol de formador de opinión. Yo no ejerzo esa posición, lo único que hago es describir los hechos según mi mirada y dejar que el lector saque sus propias conclusiones. A lo que me refiero es a que nunca he buscado erigirme como el depositario de la verdad. Que otros lo hagan, corre por su cuenta. El público lector no es una masa amorfa que absorbe cualquiera cosa. Muy por el contrario: Es crítico de esa información que recibe, la cuestiona en caso de ser falsa o de faltar a la verdad.

 

Hay gente que destina todos sus días a pensar. Pero no a pensar cualquier boludez, sino a barajar posibles soluciones ante los problemas que afectan a la sociedad. Después viene la fase de la acción, que es la más compleja de llevar a cabo. Con planificar solamente no se llega a ningún lado. Los dirigentes y funcionarios cuentan con varios asesores que hacen todo ese trabajo de diseñar políticas públicas. Y deben aportar alternativas viables, no salidas de la ciencia ficción. Si nos detenemos a escuchar discursos grandilocuentes, no iremos a parar a ningún lado. La realidad exige que se otorgue valor a aquellas soluciones que están al alcance de las autoridades, en cuestiones tales como la seguridad, las protestas callejeras, la economía, el comercio exterior, el tipo de cambio, entre otras.

 

No sé qué les sucederá a ustedes, pero yo ya estoy cansado de palabras vacías, de discursos que apelan a la fibras íntimas y emotivas pero que no dicen nada en concreto. Me aburrí de los líderes mesiánicos que se suben al caballo como si fueran a cruzar los Andes y apenas pueden dar un trotecito por una calle polvorienta. Ya no me interesa que me digan “qué” es lo que van a hacer, sino “cómo” lo prevén hacer. La diferencia es sustancial, porque implica cambiar el eje de la discusión retórica, dejar de hurgarse el ombligo para ver las necesidades palpables y concretas que tiene la gente. Tenemos personas que no pueden esperar a que se implementen planes o proyectos, porque su vida corre peligro, o bien porque están en una situación de vulnerabilidad social. Son personas que necesitan de la asistencia del Estado, al menos durante un tiempo, porque están cayendo en la indigencia como consecuencia de las medidas económicas adoptadas por ese mismo Estado. Es un tema que daría para largo, porque implica indagar en la compleja idiosincrasia argentina, que parece repetirse en sus errores e incongruencias sin que nadie se haga cargo de ello. Nos estamos viendo pronto, ya metidos de lleno en la cuestión que nos convoca al debate. Punto final.

 

 

 

13 de marzo de 2025

La libertad de decidir

 

Hoy me siento tranquilo. Grabé un nuevo programa para la tele, hubo buena química con el entrevistado, y me quedé satisfecho con el resultado conseguido. En realidad, con el susodicho invitado somos amigos, pero obviamente no íbamos a andar tirándonos flores durante el desarrollo del ciclo. En este caso, como se trata de un músico amateur, hablamos de eso, de su arte, de las dificultades para trascender, y la charla fluyó naturalmente, sin sobresaltos. No daba lugar para polemizar, sino para difundir su quehacer. A mí siempre me ha parecido importante brindar un lugar en los medios a los artistas, visibilizar historias de vecinos que quizás no han tenido la oportunidad de estar frente a una cámara, o de poner en conocimiento de la audiencia lo que ellos hacen. Sería muy mezquino que el conductor de un programa buscara ganar protagonismo, siendo que -a mi modo de ver- el protagonista debe ser el invitado.

 

Por supuesto que uno no se queda callado, porque se trata de una charla de la cual ambos participan. No es lo mismo entrevistar a un político que a un vecino que es instructor de Yoga, por dar un ejemplo. Los políticos tienen una responsabilidad institucional mayor, deben rendir cuentas ante la sociedad sobre su accionar. Sea como fuere, el programa tiene que ser ameno, ágil, para no aburrir al público. Ahora estoy subiendo a YouTube ciclos de temporadas anteriores y la verdad es que me brinda satisfacción que muchos hagan un redescubrimiento del invitado que quizás estuvo dos o tres años atrás, porque eso pone en valor lo que significó el hecho de convocarlos.

 

Ya entrando en la sexta temporada, es inevitable no repetirse, pero yo hoy me siento más idóneo en mi tarea. Los primeros programas no son los que recuerde de la mejor manera. Como es lógico suponer, no sabía cómo comportarme frente a una cámara, qué gestos hacer, y a veces sin darme cuenta cerraba los ojos cuando iba pensando lo que iba a decir. Por suerte siempre tuve el respaldo del canal, que me bancó en esa coyuntura. Con el transcurso del tiempo fui mejorando, ya estaba más suelto al momento de grabar, pese a que hubo ocasiones en las que hubo que editar o hacer varias tomas. Cuando algo no sale como yo espero, soy mi peor crítico. No me gusta improvisar ni faltarle el respeto a la audiencia. Pienso que los abonados están pagando por un servicio de cable y se merecen lo mejor. Al actuar con profesionalismo sos vos quien te ganás el respeto y la consideración de los demás. Aunque como ustedes saben, nunca me gustó sobresalir, soy de perfil bajo, no ando por la calle sacando chapa de nada. Hago lo que me corresponde y los televidentes juzgarán el resultado final.


Tal vez sería bueno darle otro formato, buscar renovar la escenografía, pero es algo que me excede, porque si el canal no invierte en eso, yo no voy a poner plata de mi bolsillo. Además de que no me parece correcto, no estoy en condiciones de hacerlo. Voy, grabo mi programa, intento hacerlo lo mejor posible, y ahí se terminó la historia. Nos vemos la semana que viene, así funciona. Hubo veces en que entré en conflicto con algunos invitados que me querían engatusar con argumentos estúpidos, y yo no voy a aceptar que me tomen por estúpido. Es decir que también hubo momentos tensos. Uno de los roles del periodismo es esclarecer, y nunca perdí de vista esa premisa. O, como suele decirse, hay que ser esclarecedor en la polémica. Si algo no está claro o no se entiende, el periodista debe preguntar todas las veces que sea necesario para arribar a una conclusión que sea la que el público espera. 


La información no se puede retacear, debe brindarse completa, de lo contrario se está ocultando, y para tener credibilidad la gente no puede perderse nada de lo que constituye una noticia. La entrevista es un formato con el cual me siento cómodo, porque me permite hablar con la gente con franqueza, intercambiar ideas y opiniones, interiorizarme de la vida y obra del otro. Muchos me han elogiado mi forma de preguntar en las conferencias de prensa, pero yo lo tomo como algo natural, no como una forma de lucirme o destacarme. Si algo no me queda en claro a mí, menos lo será para los televidentes. Preguntar y repreguntar no es tan fácil como parece, pero si partimos del sentido común, de lo que debe informarse al público, es una práctica habitual en el ejercicio de la profesión.


Ya perdí la cuenta de la cantidad de vecinos y amigos que han pasado por “Café Doble” en estas seis temporadas. Y les estoy agradecido a todos aquellos que aceptaron participar, porque fueron muy pocos los que dijeron que no. En este año electoral seguramente habrá más invitados vinculados a la política, candidatos o referentes de los distintos partidos. Es un desafío interesante, porque la gente nota enseguida si vos sos condescendiente o complaciente. Y yo no me veo en ninguno de esos roles, los aborrezco. El periodismo comprometido y sin dobleces es el único que admite la posibilidad de acceder a la verdad. Lo demás es propaganda oficialista de comunicadores de grandes medios que se venden al mejor postor, y a mí eso no me va. Porque ese “sobre” que te da alguien del poder, está comprando tu conciencia. Y si hay algo que priorizo, es que nadie me arrebate la libertad de decidir. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

10 de marzo de 2025

Actuar para vivir

 

Uno de los grandes dilemas que atraviesa la historia de la humanidad desde sus orígenes, es que no puede aceptar su propio final. Nos cuesta hablar de la muerte, ni la podemos mencionar. Es un proceso natural. Es lógico asociarla al dolor, al olvido, al sufrimiento. A mí también me pasa algo parecido, me cuesta referirme a ella, y quizás sea porque pocas veces en mi vida he experimentado una pérdida cercana. Nos preguntamos qué pasará con nuestros hijos cuando nosotros no estemos, adónde irán a parar nuestras colecciones de libros u objetos de valor, quién irá a nuestro funeral. La fuerza de la vida es la que nos motiva a seguir adelante ante la certeza de lo irremediable. Esta nota no tiene un comienzo muy alentador, como podrán comprobar, pero todo es parte de lo mismo.

 

Pasan los años y creemos que no hemos logrado demasiado, vamos aceptando que ya no nos queda espacio para ser personas talentosas o superdotadas, a que seremos uno más de la manada que sucumbirá en ese día opaco y oscuro. Por supuesto, las religiones ofrecen consuelo ante estas dudas existenciales, con mayor o menor grado de eficacia. La salud tiene factores de riesgo, que los propios médicos conocen, y sabemos que si adoptamos determinados hábitos corremos el peligro no llegar a la longevidad 

 

Mis aspiraciones son modestas: Me gustaría ser recordado como una buena persona, y los que me conocen saben que reúno esa condición, más allá de todos mis defectos y desaciertos. Nunca me gustó hablar mucho de mí, pero prefiero hacerlo yo antes que lo hagan los demás tergiversando la realidad. Siempre actué de acuerdo con mis convicciones, aunque algunas veces tuve que tomar decisiones sin estar del todo convencido de ellas. Cuando tenés poco margen para pensar, y hay que adoptar decisiones rápidas y urgentes, no solemos disponer de muchas alternativas. Sólo nos queda elegir por el mal menor. Decir “nunca me traicioné” suena muy pretencioso, todos nos traicionamos alguna vez cuando renunciamos a nuestros sueños, cuando ya nos sentimos derrotados antes de subirnos al ring, cuando no nos damos la oportunidad de asumir un riesgo para recibir un potencial beneficio. La mirada retrospectiva es selectiva y está teñida de indulgencia. Recordamos aquello en que nos vemos favorecidos según nuestra propia versión y hacemos la vista gorda ante episodios vergonzantes, metidas de pata, y demás.

 

Todos hemos tenido en algún momento la sensación de que se nos pasó el tren, de que hemos estado bregando por aspiraciones que nunca llegan. Las expectativas que cada persona pone en sí misma son diversas, pero lo que hace la diferencia es la capacidad de concretarlas. Si actuamos con convicción, el objetivo estará más cercano ante nuestra mirada. A esta altura de mi vida, he reconsiderado mis prioridades: No me interesa renegar ni discutir con nadie, y menos por boludeces. Pocas cosas son realmente importantes como para ameritar una discusión o una situación de conflicto. Es más fácil darles la razón a los necios y que ellos se sientan a gusto con su ignorancia antes que caer en una refriega inútil. Lo que a mí me importa en esta etapa es ser un mejor profesional, interpelar a quien me está leyendo con argumentos sólidos, brindar un espacio para el debate y el pensamiento.

 

Hay quienes se organizan para pensar en qué hacer en su tiempo libre, y ese tiempo no es el mismo para todos los individuos por la jornada laboral de cada uno. Yo lo dedico a tomar unos mates, a leer, escuchar música, a aprender dentro de todo lo que hay disponible en la Web. Y cuando siento que estoy estancado, salgo a caminar o doy una vuelta en bici. Hoy me hice 6 kilómetros. Como les decía, ninguna sensación es más desalentadora que la de estar estancado, al menos para mí, porque implica la imposibilidad de avanzar. Subyace algo que nos impide salir del atolladero. Pero siempre se puede, esa sería la versión positiva de esta historia. Como decía antes, no todos manejamos los mismos tiempos, hoy se dio la circunstancia de que tenía que hacer una cobranza cerca de la Ruta 205 y mi único medio de movilidad es la bicicleta. En un principio me pareció que se me iba a hacer farragoso porque arranqué a pedalear con todo el ímpetu, pero cuando terminó el asfalto y empezó el tramo de calle de tierra fui regulando. Hay muchos pozos y charcos que permanecieron de las últimas lluvias, y no tenía ningún apuro en llegar a destino. Lo único que me molesta es que siempre me dan un cheque por una suma ínfima, y cambiarlo es una tarea complicada. Quedaba la opción de cobrarlo en el banco, por supuesto, pero no tenía ganas de comerme una larga cola en hora pico para cobrar unas pocas monedas. Finalmente encontré alguien que aceptó cambiármelo, y con ese dinero pude saldar las deudas que tenía. Fue un buen gesto. Y a esas gauchadas yo las sé valorar. Bueno amigos, ya les di demasiada “lata” por hoy. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

9 de marzo de 2025

Los cambios de la sociedad y el nuevo rol de la mujer en el Siglo XXI

 

Estuve varios días sin escribir nada por aquí. Hoy es una ocasión propicia para hacerlo. Ya se disipó esa combinación casi letal de calor y humedad que nos agobió a todos a mediados de semana. Hoy tenemos un clima cálido pero sin ser insoportable, anoche llovió y ello hizo temperatura registrara un descenso significativo. Ahora lo que resta por hacer es cubrir la agenda de actividades para este finde, que promete ser intensa. Se le viene dando mucha rosca al comienzo del ciclo lectivo, pero para mí no tiene mucha diferencia respecto de los anteriores. Se habla del tema porque no hay otra cosa (excepto las inundaciones en Bahía Blanca). Si hay algo que trato de hacer es analizar los hechos, indagar en las causas, porque la mayoría de las cosas tienen una explicación, pasan por algún motivo, no son fruto del azar. Y con las noticias de índole nacional es lo mismo. El periodismo afronta ese desafío, que es el de profundizar lo que aparece escrito en una mera crónica, darle al lector otra mirada que satisfaga su curiosidad o su deseo de interiorizarse. Buena parte de la prensa está desprestigiada porque durante años se fue degradando con contenidos paupérrimos y pocos espacios de debate.


Todas las corrientes del pensamiento (que no sean reaccionarias o discriminatorias) merecen tener lugar en un medio. Es la única manera de ejercitar el pluralismo y el compromiso que el periodismo debe asumir con la democracia. Todos estos enunciados parecen bastante utópicos, porque las empresas lo que buscan es ganar guita con el apoyo de sus lectores. El tema es cuando se pierde la credibilidad, ya que luego es muy difícil recuperarla. El lector confía en la información que se le brinda, pero si ésta es falsa o distorsionada, su postura no vuelve a ser la misma. Algo parecido sucede con una obra literaria. Uno puede ser aficionado a un determinado autor, pero si en las sucesivas novelas o relatos ese escritor nos defrauda, el vínculo que se teje entre ambos no es incondicional. La confianza se construye en lo cotidiano, en actitudes nobles, en gestos que demuestren una fidelidad y autenticidad. A mí me parece importante que se hable sobre esto, porque también tiene que ver con las relaciones humanas. Si somos confiables ante los demás, tendremos mayores oportunidades, porque estaremos demostrando una conducta previsible.


En mi caso, lo que yo hago a nivel profesional o laboral está a la vista de todos: Cuando salgo a cubrir noticias a la calle todos me ven, cuando voy a hacer un mandado también, y ni hablar cuando grabo el programa de TV. Una vez dije que estoy en una edad de empezar a cosechar lo sembrado, y sigo pensando lo mismo. El problema es que ya no recuerdo cuántas semillas sembré, o si germinaron y dieron fruto. Todo lo que puedo hacer ahora es continuar revalidando ese vínculo, he dedicado toda mi vida al periodismo y sin duda lo seguiré haciendo. Hubo años en que tuve la posibilidad de ejercer la docencia, pero aun así nunca descuidé mi auténtica vocación. No quisiera llegar a viejo y arrepentirme de lo que no hice. Porque como dijo una vez un amigo: “Yo me arrepiento más de lo que no hice, que de lo que hice”. Lo hecho, hecho está, pero quedarse con la nostalgia de no haber emprendido un determinado camino es muy frustrante.

 

Lo que sucede es que las personas cambian, evolucionan, lo intereses cambian, ya no nos sorprende o fascina cualquier cosa. Y volviendo al periodismo, lo que “vende” no es lo mismo de hace 40 o 50 años, el público cambió, las noticias policiales ya no provocan conmoción, la economía doméstica es lo que preocupa a la sociedad. La inflación, el valor del dinero, la capacidad de ahorro, son los temas más elegidos. Por eso hay publicaciones que no supieron ver a tiempo ese cambio de paradigmas y fracasaron. Ayer fue el Día Internacional de la Mujer, que reconoce la abnegación y el compromiso que ellas tienen en la vida comunitaria, en el mundo del trabajo, en los quehaceres cotidianos. A mí me parece que la mujer hoy tiene un rol predominante en la sociedad, y que fue consiguiéndolo con luchas y reivindicaciones que se fueron dando en más de un siglo. Debemos abrazar y proteger a nuestras mujeres, integrarlas en cada actividad, para que sean protagonistas y no testigos pasivos de la historia. Vamos en camino a lograrlo. Sólo resta seguir avanzando. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

2 de marzo de 2025

El valor de la sinceridad

 

Ya estamos en marzo. Es increíble cómo pasa el tiempo. Parece que fuera ayer que estábamos brindando por un nuevo año y hoy ya estamos entrando en el tercer mes, con el regreso a clases a la vuelta de la esquina. La verdad es que para este nuevo ciclo me he propuesto activarme más, esa decisión se fundamenta en que me hace falta mejorar mi condición física y despejar de la cabeza los problemas. A las dificultades hay que aceptarlas, aunque a veces nos desborden y sintamos que no podemos seguir peleándola. Si logramos cambiar el enfoque y templar el espíritu, vamos a poder lidiar de la mejor manera con situaciones ingratas. Tengo confianza en que me esperan buenos tiempos, pero también sé que deberé apelar a nuevos recursos. Las vicisitudes de la vida nos ponen a prueba constantemente.

 

Para mí, es asombroso pensar que este blog ha cumplido 20 años y que durante estas dos décadas no he dejado de escribir. Creo que es una de las pocas cosas en mi vida en las que he sido constante y perseverante, pese a que lo hago gratis. Seguramente trataré de hacer un back up o copia de seguridad de algunas de las notas que han salido aquí y que considero que tienen valor. Por supuesto, hubo veces en que no se me ocurría nada, me costaba mucho concentrarme en una idea y desarrollarla. Yo no escribo pensando en quién me va a leer, sino en la necesidad que tengo de expresarme y dar a conocer un punto de vista. Ahora estoy transitando una etapa en la que me empiezo a cuestionar determinadas conductas que tenía muy internalizadas, tal es así que eran reacciones casi automáticas. Hoy comprendo que por ese motivo yo las tenía tan arraigadas. Todavía me queda mucho por crecer y mejorar, y estoy en la búsqueda de poder decir que me siento pleno. La plenitud es un ideal, se me ocurre pensar, que a veces se alcanza pero que no es inmutable o infinita. Dura un ratito, y luego hay que seguir trabajando para repetir esa sensación placentera. Empezar a tipear frases o consignas sueltas me ayudó en varias ocasiones a salir adelante. De hecho, en el periodismo yo no publico mi versión de los hechos sin antes asegurarme de que sea verídica y coherente. No tengo ganas de andar haciendo el ridículo. Pero no le he esquivado a ningún tema. Siempre me interesó escuchar a los más idóneos en un determinado tema, porque uno no puede saber de todo, es algo que he aprendido con el tiempo.


Aprendí mucho de mis padres, de mi familia, de la gente que gusta compartir su saber con los demás. ¿Para qué mostrarse vanidoso o inteligente si vos mismo sabés que no lo sos? No le encuentro sentido a quienes declaman conocimientos desde la soberbia y la petulancia. Los ignorantes tienen el problema de que su propia condición les impide ver lo que son. Se creen grandes señores porque en algunos casos tienen plata, pero para mí eso no hace a la calificación de una persona en toda su extensión de la palabra. 


Yo he tenido épocas en las que he ganado bien y otras en las que tuve que rascar del fondo de la olla. Y pienso que no sería sincero si no lo dijera. Cuando tengo para gastar, lo hago, y cuando no, sé que debo cuidar el bolsillo. Me doy mis gustos, pero siempre pagando en primer lugar los gastos fijos, como los impuestos o facturas de servicios. Con lo que resta uno va regulando durante el mes. Pero todo se construye día a día. Otra cosa que aprendés es a ser previsor, porque nunca sabés si te tocará afrontar una erogación extraordinaria ante una emergencia. Hoy por hoy, mis prioridades son pagar todo lo relacionado al diario digital: Renovación de hosting y de dominio. Dos trámites que, además de ser caros, son bastante engorrosos para hacerlos online. En este rubro, mi herramienta de trabajo es el diario digital, y debo dotarlo de contenido para que llegue a la comunidad todos los días con la mejor calidad posible.

Cuando yo empecé con este emprendimiento, no había muchos portales digitales en la zona, ni tampoco blogs. No soy el pionero, pero si soy uno de los que arrancó con la renovación de lo que años después sería replicado en millones de sitios web. Soy monotributista, trabajo por mi cuenta, me organizo mis gastos y mis cobranzas. Y uno de los puntos que te lleva a un siguiente nivel es conocer tus fortalezas y limitaciones. Lo que no se puede hacer solo, hay que delegarlo en alguien que sepa, y así es cómo la economía comienza a funcionar. Yo le pago a un diseñador para que me haga los banners publicitarios, los clientes me pagan a mí, yo debo pagarle todos los meses al Fisco y al Estado por los impuestos, además de que tengo que gastar en alimentos, remedios, vestimenta, y muchos ítems más.  


Cuando me mando una "cagada", trato de ser honesto y no victimizarme si me equivoqué. Lo que no me gusta son los que hacen leña del árbol caído, están esperando verte en la lona para atacarte y hacerte pedazos. Todos tenemos un ascenso y una caída, la trayectoria puede ser diferente pero una vez que se sube llega el momento de volver al llano. Yo tengo la confianza intacta en que puedo seguir avanzando, sólo hace falta un envión hacia adelante para que los planetas comiencen a alinearse. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

28 de febrero de 2025

Perder el control

 

Siempre traté de mantenerme equilibrado, tanto en mis facultades mentales como en mis opiniones. Si hay algo que me saca de quicio, es sentir que he perdido el control. Me ha sucedido en determinadas ocasiones, no lo voy a negar. A más de uno que me está leyendo le habrá pasado en alguna etapa de su vida. Cuando la angustia y la impotencia te superan, no alcanzan tu temple y tu fuerza de voluntad. Te sentís desbordado, y se trata de una situación que se lo deseo a nadie. Para mí, lo fundamental es refugiarse en los afectos cercanos, pero sin desbordarlos, de lo contrario los estaríamos usando como una esponja para que absorban todos nuestros problemas. 


Tiene que haber una retroalimentación. Es decir, cuando los demás la están pasando mal, también es lógico estar al pie del cañón, brindar compañía, y no actuar con mezquindad. Con el tiempo he comprobado que hay mucha gente que te usa como paño de lágrimas, y a mí no me agrada entrar en ese juego. Ni siquiera tienen algo bueno para contar, todas son pálidas. Hay gente que se vuelve muy pesada, incluso, ante desconocidos. Les cuentan sus aflicciones, su tristeza, su soledad… Y el problema es que un desconocido poco puede hacer para mitigar ese sufrimiento, si realmente le interesa. En mi caso, tengo dificultades como todo el mundo, pero trata de no agobiar a mi familia con ellas. Puedo pedirles un consejo, una sugerencia, pero las decisiones que yo tome serán responsabilidad mía, no puedo culpar a nadie por eso, no es lógico. La amistad puede otorgarnos cierta confianza para contarle a un tercero que nos sentimos mal, pero cuando se vuelve recurrente, parece una letanía, es cansador, a nadie le resulta relevante escucharlo. Muchas veces experimentamos esa desazón por factores que nos son ajenos, no tienen nada que ver con nosotros. Por supuesto que nos afecta la situación del país, la falta de dinero, o lo que fuere, pero habría que preguntarse qué podemos hacer nosotros para revertir ese amargo presente. Seguramente algo se podrá hacer, y eso varía de persona a persona.

 

Al final, me anoté para hacer dos cursos este año: Auxiliar en Marketing y Administración de Bases de Datos. Ninguno de los dos dura todo el ciclo lectivo. El de Marketing arranca en marzo y finaliza en mayo; y el de Bases de Datos arranca en mayo y concluye en diciembre. Lo importante es lo que pueda aprender algo de ellos. Me costó decidirme por los dos, porque este año no había tanta variedad como el año pasado. De hecho, me hubiera gustado aprender Portugués, un curso que estuvo disponible en 2024 pero que ya se discontinuó. No sé con qué criterio armaron la planificación de este año, y si vamos al caso tampoco interesa. La realidad es que los que quieran ser alumnos deben elegir dentro de la oferta existente. Y si bien uno puede tener afinidad con algún curso, lo lógico es que a mayor disponibilidad haya mayor variedad. Estoy convencido de que los días que vendrán serán los mejores. Sólo hace falta tener un mayor grado de resiliencia para sobreponerse ante la adversidad. Todo lo demás corre por cuenta nuestra, sin excusas, sin quejas vanas y repetidas. Mientras tanto, el ejercicio del periodismo no descansa. Y estoy determinado a dar pelea como lo hice cuando recién empecé a ejercer la profesión, y me gané muchos enemigos dentro del poder. A mí nadie me intimida, porque yo tengo mis cuentas en regla y sé perfectamente la legitimidad de cada reclamo que hago. Nunca aspiré a ser un privilegiado, muy por el contrario, siempre actué detrás de la trinchera, fogueándome como si fuera un principiante, aunque haya acumulado varias décadas en el oficio. Para mí, la única razón de ser es comunicar con la verdad, le duela a quien le duela. No busco el reconocimiento masivo, me conformo con hacer bien mi trabajo y que la audiencia emita su veredicto. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

24 de febrero de 2025

Nadie es inocente en el juego del poder

 

Lunes lluvioso en la ciudad. Mientras me preparo unos mates, voy planificando el trabajo para el resto de la semana. Ya tengo casi decidido que volveré a tomar clases en los cursos de Formación Profesional. Pero todavía no elegí alguno específico. La inscripción se abre el miércoles, y espero despejarme las dudas para esa fecha. Lo importante es aprender algo nuevo y que te sirva para el futuro, más allá de que es una buena oportunidad para socializar y conocer gente. Cuando hay buena onda y compañerismo, todo es más fácil, porque podés esperar una ayuda de alguien que está en tu misma situación. El camino se hace más llevadero cuando no hay competencia y todos tiran para el mismo lado. Nos ayudamos entre todos, poniendo el esfuerzo de cada uno para un objetivo común. Nadie va a tomar clases para perder el tiempo, somos gente grande que busca sumar aprendizajes con la idea de potenciarlos en algún proyecto o emprendimiento. No hay que perder de vista esa brújula, ya que indica hacia qué dirección queremos avanzar.


A mí me parece interesante el hecho de volver a las aulas cuando uno entra a determinada edad donde esa experiencia había quedado atrás. Cada uno de los que se inscriban llegará con diferentes inquietudes, pero siempre la premisa es reforzar los conocimientos ya adquiridos y otorgarles otro valor. Yo, por ejemplo, soy periodista desde hace casi 30 años, he pasado por la gráfica, la radio, los portales digitales… Pero las formas de comunicar van mutando constantemente, al igual que los contenidos. La industria del entretenimiento tuvo un cambio notable hacia el streaming y las descargas digitales. No se puede hacer periodismo como se hacía cuando yo empecé, porque los intereses de la sociedad pasan por otro lado, y las demandas de información cambiaron. 


A muchos de nosotros nos costó familiarizarnos con las antiguas redes sociales, como Facebook. Por ese motivo cuando aparece otra que se impone como Instagram, hay cierta resistencia. Es inevitable preguntarse qué es lo que trae de novedoso esa plataforma, por qué la gente elige los reels, los videos y las historias en detrimento de algo más sencillo. En realidad, a mí me parece que FB era más sencillo porque crecí con esa red social, del mismo modo que el Fotolog.

 

Estamos hablando de principios de la década de 2000. Han transcurrido casi 25 años y las redes se renuevan en función a un público joven, así como nosotros hemos sido jóvenes alguna vez y nos daba la presunción de que estábamos a la vanguardia de todo. Es muy difícil marcar tendencia si no se logra la aceptación masiva. Ahora que lo pienso bien, el acceso a la información nunca fue totalmente libre. Antes tenías que comprar el diario, así como ahora necesitás de una suscripción digital para acceder a las noticias de los grandes medios. Y siempre hubo un soporte, no es que los datos están flotando en el aire: el papel, la televisión, la computadora, el celular. En los albores de Internet parecía que se había democratizado la comunicación, porque cualquiera podía leer y compartir la información que se subía a un determinado sitio. En esa época, no todo el mundo disponía de una conexión, no existía la banda ancha, y se hacía muy lento navegar por la Web. Estaban los cibercafés, que te cobraban carísimo cada hora que pasabas en ese cubículo atestado de cablerío. La fibra óptica terminó con todo eso, la interacción se volvió más ágil, y hoy no es sorpresa que celulares nuevos incorporen un pack de datos o gigas para navegar por la Red. Vas a un negocio y pedís la contraseña de Wi-Fi, algo que en un principio era muy raro de encontrar. Bueno, si vamos al caso, uno dice “navegar”, y cualquiera entiende de qué estamos hablando, pero fue una palabra que se impuso a falta de otra que cumpliera el rol de sinónimo para referirse a la experiencia de explorar páginas o sitios web.


Comencé hablando de los cursos y me fui por las ramas. Pero lo que puedo decir, es que esos cursos también responden a los intereses de una matrícula. De hecho, las carreras universitarias más elegidas no son las mismas de hace tres décadas. Abogacía y Medicina siguen atrayendo a mucha gente, pero hay otras como Arquitectura o Diseño Gráfico que han crecido muchísimo y que hoy se disputan las preferencias del alumnado.

 

El periodismo cambió porque el público no es el mismo, la gente busca más opinión, análisis, columnas, no una fría crónica que se remita al acontecer de los hechos. Siempre los medios han “bajado línea”, sólo que ahora la audiencia lo tiene más aceptado, se admite que haya un posicionamiento ideológico y que éste ejerza una influencia en el receptor. Cada medio asume una determinada postura, que puede ser oficialista u opositor, el problema está cuando te endilgan una de esas etiquetas sin que vos tengas responsabilidad sobre ese contenido.

 

Si ocultás algo que compromete al poder, te dirán que sos oficialista, y si cuestionás a ese mismo poder, te llamarán opositor. Sin embargo, uno puede coincidir con un Gobierno sin estar 100 % de acuerdo con todo lo que haga, como está pasando ahora. Tenemos un presidente que se expresa tuiteando ataques vulgares y maliciosos contra todo aquel que no piense como él, y que le ha declarado la guerra al periodismo crítico. Para Milei y su séquito, están los “ensobrados” de un lado y el resto de la prensa del otro. A mí no me gusta que se fomente el enfrentamiento entre colegas por su forma de pensar o de difundir la información. Durante el kirchnerismo se acuñó el término “periodismo militante” para describir a los que supuestamente apoyaban por convicciones a ese modelo. Pero ninguna prensa es enteramente independiente. Necesita de auspiciantes o sponsors para poder subsistir. Por ejemplo, si un medio tiene como cliente a una empresa de energía, es probable que no mencione nada sobre los cortes de luz, o que si lo hace, sea cuando ya es muy evidente para ser ocultado. La pauta oficial se manejó discrecionalmente durante muchos años, premiando con ella a los medios periodísticos afines. Ahora que el Gobierno decidió discontinuarla, el juego del poder se construye a otro nivel. Hay muchos lobbies operando a favor o en contra de una determinada causa. Cada uno cuida su quintita, como sucedió acá en Lobos cuando durante más de una década la pauta oficial siempre era otorgada a los mismos sin ningún sentido de la equidad. Todo eso se está terminando. Veremos cómo sigue esta historia. Punto final.

 

 

Saliendo de la burbuja

  Hace unos días, fue el cumpleaños de mi mamá. Y más allá de los regalos y de las palabras de afecto que le prodigamos, me quedé pensando e...