23 de julio de 2005

DEL DÍA DEL AMIGO Y TRAVESÍAS LUNARES


Transcurrido un tiempo prudencial del nunca bien ponderado "Día del amigo", es momento oportuno para esbozar algunas consideraciones sobre el particular.
En distintos foros (radio, TV, mails en cadena, diarios, etc.) se ensalza y se aplaude la idea del doctor Enrique Febbraro, odontólogo de profesión, de haber promovido la institución del 20 de julio como "Día del amigo", sin reparar en las razones que motivaron tal iniciativa.

Desde luego, siempre es bienvenida toda ocasión que propicie el encuentro entre personas que cultivan una amistad, y a menudo el 20 de julio es una excusa para tal fin, lo cual no deja de ser un hecho plausible.
Ahora bien, en los considerandos de su moción, el doctor Enrique Febbraro expuso la importancia que había significado para la ciencia y la investigación la llegada del hombre a la Luna (20/7/1969). El interrogante que surge, casi por inercia, es: ¿qué tiene que ver esto con la amistad?
Cito a continuación un fragmento del texto publicado en el sitio
www.prensarotaria.com.ar , en el cual se reproduce una entrevista realizada al citado profesional:
El 20 de julio de 1969, mientras miraba por tevé la llegada del hombre a la Luna, se prometió a sí mismo que ese sería para siempre el Día del Amigo.
Antes de que el Apolo 11 regresara a la Tierra, desde su consultorio de Lomas de Zamora, donde vivía entonces, envió mil cartas a cien países y, a vuelta de correo con 700 respuestas, había quedado fundado el Día del Amigo.
Cuando Neil Armstrong pisó la Luna y dio “un pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad”, consideró que había madurado su idea de dedicarle un día al amigo.
Dice Febbraro: “Escuché que el alunizaje del módulo era un gesto de amistad, desde la humanidad hacía el universo. ¡Ya está, es el día elegido!, dije. Hoy se celebra en unos cien países y esta en la agenda del corazón de los argentinos”.
Más allá de las razones por las cuales Febbraro escogió esta fecha para honrar la amistad, uno no puede evitar -aún con la mejor buena voluntad- pensar en el contexto político de la época, que estaba lejos de ser, precisamente, "amistoso".
En efecto, desde mediados de la década de 1950 comenzó a surgir entre la dos potencias mundiales de aquel entonces (los Estados Unidos y la Unión Soviética) una compulsa por lanzar objetos al aire, que se dio en llamar "la conquista del espacio", "la carrera espacial", y otros títulos pomposos que nos remiten a una mala película de ciencia ficción.
Estoy convencido de que al gobierno de Estados Unidos no le interesaba en lo más mínimo fomentar la amistad entre los pueblos mientras a través de la NASA lanzaba sus petardos desde Cabo Cañaveral. Su principal objetivo era imponerse a la Unión Soviética en todos los campos que le fuera posible (deportes, ciencia, arte, arsenal bélico), para demostrar con golpes de efecto y acciones de alto impacto mediático las bondades del capitalismo y de la economía de mercado en contraste con un sistema supuestamente opresor y dictatorial como era el comunismo. Quisieron llegar a la Luna antes que los soviéticos -cosa que consiguieron- y de este modo opacaron la hazaña y los padecimientos de la perra Laika (convertida hoy en un ícono kitsch) el 3 de noviembre de 1957, cuando los rusos pusieron el órbita al satélite Sputnik 2. Cual Cristóbal Colón al arribar a las Antillas, el inefable astronauta Neil Armstrong, ni lerdo ni perezoso, se encargó de dejar en claro que el "alunizaje" era un mérito estrictamente estadounidense, y por si hiciera falta, plantó en la superficie lunar la bandera del país del Norte.
Vale decir que, en plena Guerra Fría, nada estaba más alejado que la amistad. Por tal motivo, tomar al 20 de julio como "Día del amigo" constituye un absoluto desatino, que ensalza un hecho que en su momento causó una conmoción mundial, pero que hoy no le interesa prácticamente a nadie. OK, el hombre llegó a la Luna, ¿y qué? ¿En qué medida el tan mentado alunizaje ha sido, como expresó Armstrong "un gran paso para la humanidad"? ¿Qué avances notables (derivados del "alunizaje") se tradujeron en un mejoramiento de la calidad de vida de la población?

Como frutilla del postre, me acabo de enterar que el doctor Enrique Febbraro fue candidato dos veces al premio Nobel de la Paz (!!!).
Los tres renglones escritos más arriba me eximen de mayores comentarios.

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