16 de julio de 2005

LA TORTURA DIARIA DE LAS EFEMERIDES


Vamos al grano: detesto las efemérides. Cada vez que escucho en la radio al locutor de turno anunciar, con voz engolada: “En un día como hoy, pero del año XXXX...”, debo hacer grandes esfuerzos para reprimir el deseo de arrojar la radio por la ventana. Nunca comprendí la utilidad de esa suerte de hojarasca informativa con la cual se regodean las radios, tanto locales como de alcance nacional.
En primer lugar, al oyente que está preparando el café con leche en la cocina de su casa, ¿qué le importa saber que un “día como hoy, pero...” –la conjunción adversativa no puede faltar, ojo al dato, futuros redactores del efemérides- del año 1959, se declaraba la indepedencia de Angola? (Desde luego, estoy citando un caso que acabo de inventar, así que ni se molesten en consultar la enciclopedia para averiguar cuando se independizó esta sufrida nación africana, porque no tengo ni idea).
Pongámonos en la situación: el tipo que escucha estos desatinos radiofónicos tiene, evidentemente, otras cosas en la cabeza: rendir más o menos bien en sus tareas laborales, estar pendiente del horario del colectivo y/o tren que lo transportará hasta su lugar de trabajo; si tiene auto, pensará cómo hacer para evitar la cola interminable que forman los remiseros en las estaciones de GNC; ir al banco, pagar la luz, el gas, el cable, lo que fuere... en fin, indagando en la mente del sujeto podríamos encontrar cualquier asunto acuciante para él, pero menos –se los puedo asegurar- la independencia de Angola.
En el mejor de los casos, el comentario lacónico que puede llegar a surgir en labios del oyente al advertir la coincidencia cronológica (claro, hoy es 16 de julio de 2005, pero hace 46 años antes... no era 2005), es un “Ah... mirá vos”. No hay mucho más para decir, o para agregar de parte de quien recibe esta información de absoluta inutilidad. No obstante todo lo expuesto, las radios se complacen en ofrecer efemérides en abundancia, sobre todo en los programas de la mañana.
Hacemos la salvedad de que a veces un suceso pretérito cuya importancia resulta notable merece un recordatorio, tal es el caso del aniversario de la muerte de Carlos Gardel, de Jorge Luis Borges, de Tita Merello... (y siguen las firmas). Pero, en esos casos, toda persona en ejercicio de sus facultades comprende y acepta de buen grado los minutos que el programa en cuestión dedica a trazar una semblanza de alguno de los artistas antes mencionados.
De modo que, si súbitamente llega a sus oídos la frase “En un día como hoy....” huyan despavoridos del radiorreceptor. Su salud auditiva -y mental- corre peligro!

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...