9 de julio de 2009

Un 9 de Julio con duplicado


Todos los 9 de Julio celebramos, de distintas maneras, la Declaración de la Independencia que nos convirtió en un país libre y soberano. Creo que nos independizamos -hasta cierto punto- del Reino de España, pero tras 193 años de aquella reunión fundacional de la Patria en el Congreso de Tucumán, resulta evidente que mantenemos una dependencia de otros países, que se da por medio del ingreso de empresas multinacionales que tienen a su cargo la prestación de servicios públicos que resultan vitales para la población, como la energía eléctrica y el gas. Además, sin ánimo de desmerecer todo lo que implica el 9 de Julio desde el punto de vista histórico, el comienzo de un país en serio se dio a partir de la jura de la Constitución Nacional, en 1853. Constitución que, por cierto, fue sistemáticamente violada y manoseada por los gobernantes de turno, tanto los "de facto" como aquellos elegidos por la voluntad popular.
No se trata éste de un discurso de izquierda, ni pretendo que sea interpretado de ese modo. Hace pocos días todos concurrimos a votar, y nada parece haber cambiado, más allá del resultado. Desde luego, habrá que esperar hasta el 10 de diciembre, cuando asuman los nuevos legisladores, pero no guardo muchas expectativas de lo que suceda a partir de esa fecha. Lo único gratificante del nuevo mapa político es que el oficialismo se verá obligado a consensuar, ya no podrá imponer proyectos insólitos y aprobarlos a su antojo con el respaldo de la mayoría parlamentaria.
A medida que crecemos, vemos que el sueño de vivir en un país con respeto a las leyes se desvanece por el peso propio de la realidad. Entonces, le pasamos la responsabilidad de "arreglar esto" a las próximas generaciones. En la Argentina predomina un culto a la improvisación que hace que nadie se sienta seguro de su porvenir. Esto no es nuevo, y a menudo alimenta el eterno enfrentamiento entre "los que se quedaron" y "los que se fueron". ¿Quién tiene más huevos, el que se tomó un avión a Ezeiza y no volvió nunca más (soportando el desarraigo, trabajando de lo que sea, etc.), o el que se quedó en el país y se bancó lo que sea porque creyó que alguna vez esto podía cambiar?

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