28 de enero de 2011

De candidatos y campañas vacías


Por los comentarios que he recogido en la calle, muy poca gente tiene decidido por quién va a votar en estas elecciones. Convengamos que, en principio, sería interesante que se oficialicen las candidaturas, pero nadie espera grandes sorpresas. Por el oficialismo, se da por descontado la candidatura de Cristina K., pero el Gobernador Daniel Scioli, desde un perfil bajo, viene sumando adhesiones. Claro está que no es tan ingenuo como para suponer que podrá instalar su figura sin el apoyo de sindicalistas, empresarios y peronistas ortodoxos.

La UCR irá a elecciones internas, y todavía no está definido si el vicepresidente Cobos se participará de ellas. En el hipotético caso de que no se presentara, quedarían Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz para disputarse la candidatura. De esta manera, el radicalismo se aseguraría de llegar a las elecciones abiertas y simultáneas del 14 de agosto con un sólo candidato. Esto significa, en los hechos, que sólo los radicales afiliados al centenario partido dirimirán quién será su candidato, con lo cual, las ponderadas elecciones abiertas serán una mera formalidad.

La popularidad de Cobos entre el electorado independiente fue languideciendo luego de alcanzar su punto más alto con su famoso voto "no positivo" en el Senado. La realidad es que, hasta ese momento, mucha gente que votó al oficialismo nunca había escuchado hablar de él, y el propio Cobos no había hecho demasiados esfuerzos para elevar su perfil. Pero luego de sorprender con su voto en el conflicto contra el campo, no supo cómo capitalizar el protagonismo que adquirió su figura por una decisión que le valió ser considerado un traidor y ser expulsado del Olimpo kirchnerista.

Así las cosas, tal como están planteadas, el bipartidismo se afianzará en estos comicios. En rigor de verdad, la Argentina nunca dejó de manejarse bajo ese esquema. Pero lo que sucede es que las fuerzas denominadas "progresistas" o de centroizquierda han sido absorbidas por el actual gobierno, quien con mucha astucia a seducido a sus principales dirigentes. La reforma política difícilmente pueda plasmarse de un modo concreto y visible en un contexto en el cual nadie quiere arriesgar nada y todos cuidan "su quintita".

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