25 de febrero de 2014

Nosotros y los viejos

¿Por qué los viejos ineptos depositan toda la responsabilidad de solucionar los problemas del país en las nuevas generaciones, en los más jóvenes? Es como si te trajeran un reloj roto y te dijeran: "Miren, hicimos todo lo posible pero esto no funciona. Arréglenlo ustedes". Estoy harto de escuchar que los jóvenes son el futuro, que en ellos está la esperanza de una gran Nación, etc. Pero los que hoy son viejos, qué carajo hicieron? Qué hay de quienes nos precedieron, de nuestros antecesores, que ninguno de ellos fue capaz de que la Argentina fuera un país desarrollado? Hago la salvedad de que me refiero a los ancianos que siempre se caracterizaron por saber un poco de todo, como si tuvieran la idoneidad para ser presidentes. No estoy hablando de un humilde jubilado que gana migajas.

 Podemos debatir si ahora estamos mejor o peor que hace 10 años, pero yo estoy hablando a largo plazo. Los viejos se rascaban la bragueta, se dejaban llenar la cabeza por lo que declamaban Neustadt y Grondona, golpeaban las puertas de los cuarteles cuando el Gobemaierno democrático y constitucional de turno no les satisfacía. Pero sobre todas las cosas, los viejos son nostálgicos. Demasiado, diría yo. Se lamentan por boludeces que se fueron perdiendo con el tiempo. Una cosa es extrañar cómo era Buenos Aires en la década del 60, con toda la bohemia, y otra cosa es ponerse melancólico porque la gente ya no escribe más cartas y esas gansadas. Como mencioné más arriba, hay que dejar pasar un tiempo prudencial para que la Historia pueda juzgar o pronunciarse sobre determinados acontecimientos. Por eso, no tiene mucho sentido, a mi modo de ver, hablar de década ganada o década perdida. Por otra parte, me parece mucho más interesante y enriquecedor pensar que todos estos años no han sido en vano, que algo hemos aprendido, aunque nos haya costado momentos de zozobra y mucha sangre derramada. Quizás por todo lo expuesto, mientras pemanezcan con vida, que los viejos se ocupen de hacer algo y que no le dejen "la pesada herencia recibida" a los más jóvenes. Punto final.

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...