4 de noviembre de 2014

La belleza de lo simple

Luego de tres días consecutivos de lluvia, este martes amaneció fresco y con el cielo límpido. Definitivamente, lo sucedido me terminó de convencer que el mal tiempo y el no poder salir a dar un paseo, o a hacer los mandados, incide en el ánimo de una persona. No me refiero a mi caso particular, sino al de otros amigos con quienes hemos conversado sobre el asunto. Cuando ocurren catástofres meteorológicas, como las inundaciones en Luján, uno no puede estar menos que agradecido de tener un techo y un plato de comida caliente. Por otra parte, debo decir que desde que tengo uso de razón, a mí nunca me faltó nada: ni educación, ni vestimenta, ni víveres. Y ya siendo adulto, procuré ganarme la plata para contribuir a la economía familiar, y para aquellas cosas que me gustaba comprarme. Yo empecé a trabajar, con continuidad, a los 20 años. Alguien podrá decir que es un poco tarde, pero fue al poco tiempo de haber concluido la carrera de Periodismo. Estuve en la docencia, vi muchas cosas que no me gustaron, conocí personas que me inspiraron y otras que no... y es así como "aprendés a vivir". La vida es esto, tan simple y tan difícil como esto. Te van a criticar, te van a juzgar, te van a pagar poco por tu trabajo... pero la tenés que seguir remando. Si bajás los brazos, estás en el horno.

Este es un post atípico, en el sentido de que no estoy comentando música o películas. Me salió escribirlo así, con lo primero que me vino a la mente. Me gustaría que la gente que leyera estas líneas, más allá de que esté de acuerdo o no, comprenda que no estamos en este mundo para sufrir o para pasarla mal. Por supuesto, no podés evitar tener un mal día, o pasar por un problema de salud. Pero cuando ves la belleza en lo simple, comprendés la vanidad del ser humano, y que todo lo demás no sirve para nada. Punto final.

Cayéndose a pedazos

  Nos estamos cayendo a pedazos. Más allá de lo desastroso que es el gobierno de Milei, y que salta a la vista, hay otros aspectos a conside...