18 de noviembre de 2014

Un texto optimista

Un amigo de la infancia me hizo notar, tras la lectura de mis posts, que me he vuelto demasiado quejoso. Y lo cierto es que no quiero ser así: es dañino para uno mismo y para los demás. Por ejemplo, yo no puedo renegar de mi trabajo, porque es lo que elegí hacer. Si hay algo que no me gusta, me la tengo que bancar como cualquier asalariado. Tampoco puedo renegar de mi familia o de mis amigos, que son incondicionales. "Conmigo nada es fácil", cantaba la colombiana Shakira, y algo de eso hay. No soy una persona que se sienta a gusto con lo fácil o con lo mediocre. Pero he logrado descubrir la belleza de lo simple, el sabor de las cosas sencillas. Es evidente que si puteás demasiado por todo, lo único que lográs es que la gente que te aprecia, se aleje de vos, porque no soporta tus quejas, reclamos o demandas. Siempre he sido un poco "contestatario", si cabe el término. Cuando algo no me cierra, o no me convence del todo, lo digo. Cuidando las formas, por supuesto. Pero tengo varios motivos para estar agradecido. Mis viejos, mi hermano, mi sobrinito...son todo para mí. Mis amigos, siempre están. Cada uno anda en lo suyo, pero cuando nos juntamos a comer un asado es como si el tiempo no hubiera pasado. Todo eso es muy bueno, y muchas veces hay gente de la cual no esperás nada bueno y que te termina ayudando. 

Considero que en la vida no hay que ser ingrato, porque en este blog yo puedo recomendar discos, películas, o hablar de cualquier gilada, no obstante lo cual son meras semblanzas para escapar de la monotonía. Pero estoy convencido de que ser feliz es un derecho, y nadie nos debe arrebatar ese derecho. Ni los políticos, ni la gente tóxica, ni nadie. Y si uno rema contra la corriente y pese a ello es feliz, hay que seguirla remando, y seguir dándole para adelante. El periodismo en Lobos está acotado a determinados temas o situaciones, pero siempre se le puede dar una vuelta de tuerca a las cosas. A veces uno llega tan "fundido" del trabajo que redacta casi mecánicamente, pero todos tenemos mucho para dar. Hay gente con gran talento, que merece ser reconocida y tener su lugar. Es hora de que los viejos que posan su culo en las asambleas de las comisiones, dejen su lugar a los chicos que tienen ideas, que piensan y razonan de un modo diferente. Me quedo con esto último para pensarlo. Punto final.

"No me sueltes la mano", dijeron los senadores

Viernes por la tarde en la ciudad. Estoy tranquilo, pero también somnoliento, así que procuraré escribir lo que tengo en mente. Observo que ...