14 de abril de 2016

Jueves rabioso

Hay cosas que me ponen de malhumor, muchas de las cuales está a mi alcance resolverlas y otras no. Por ejemplo, que una ex Presidenta que debe comparecer ante la Justicia viaje a Buenos Aires para hacer un discurso de barricada ante "la militancia", compañeros de la causa (bastante venida a menos en este juego de lealtades y traiciones), que es bien paga por cierto, dado que hacen falta micros y comida para movilizar a semejante cantidad de fervorosos kirchneristas. También hay cuestiones que sólo el tiempo las logrará mitigar, y que no tienen nada que ver con esto, como el esguince de tobillo que vengo arrastrando hace más de un mes y que se resiste a mejorar pese a haber hecho caso a las indicaciones médicas. Me fastidia asímismo este otoño desgradable, con lluvia y cielo plomizo las 24 horas, con una humedad pegajosa que hace que la ropa recién lavada no se seque, que impide la realización de eventos al aire libre, y nos obliga a salir con paraguas todo el tiempo. Hace más de una semana que estamos así y la situación meteorológica no da señales de mejorar. Y como escribí en otro post, el sol y el cielo despejado te ponen de buen semblante, te incitan a comenzar el día con "pilas", a mirar la vida de otra manera, y a dar un paseo a la Plaza o recorrer las alicaídas calles céntricas de nuestra ciudad. Porque Lobos está viviendo un proceso de recesión que nos afecta a todos, y que no sabemos cuánto tiempo va a durar. Muchos comercios están cerrando porque no pueden afrontar los gastos, y esto es preocupante, lo digo no por defender a un sector en particular, sino porque todo es una cadena: nosotros cobramos un sueldo y buena parte de ese dinero se vuelca en el comercio local, desde la carne o las verduras hasta alguna prenda de vestir. Hay que tener esperanzas en que las cosas mejorarán, porque están dadas las condiciones para que así sea, pero no ser ingenuos. Es la peor manera de engañarse. No me malinterpreten: siempre hay motivos para sonreír, y probablemente cada uno de ustedes los tenga, porque es la esencia de la vida. Pero hay momentos en que tenés ganas de mandar todo al carajo porque las cosas no se dan, porque sentís hartazgo de ver más de lo mismo y que nada cambie, y argumentos diversos. No estoy triste, estoy fastidiado circunstancialmente, y hay veces en que debe cambiar uno para que cambie el entorno, creo yo. Punto final.

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...