28 de agosto de 2016

Todo el mundo te observa

Desde hace bastante tiempo, dejé de pensar en el lunes como un día pesado, largo y aburrido. Es, simplemente, el comienzo de la semana, y cada uno va retomando su rutina habitual. Muchas veces me toca trabajar sábado y domingo, de manera que para mí es casi una continuidad. Creo que también tiene que ver con la percepción que tenemos del tiempo. Si estás ocupado haciendo cosas, el día transcurre mucho más rápido. Por supuesto, es cierto que todos estamos cansados en determinado momento, no sólo del trajín cotidiano, sino de todo lo que concierne a nuestra vida familiar, la situación económica, la plata que no alcanza, los trámites engorrosos e interminables... Pero forma parte de la vida misma, estamos en una etapa de transición en la cual Internet se está afianzando cada vez más, la mayoría de los reclamos por los servicios públicos se deben canalizar por ahí, y vaya uno a saber cuándo te dan una respuesta. Recibís en tu celular llamados ofertándote créditos, planes para comprar un auto, y seguramente tu número y mucha información personal la consiguen de bases de datos, que se compran y se venden. Por eso yo nunca participo de sorteos, ni lleno cupones, dado que hay una remota posibilidad de obtener un premio a cambio de que te rompan las bolas por teléfono. 

Compartir todo en Facebook y otras redes sociales es peligroso, porque no dejás espacio a tu propia intimidad, no te das la oportunidad de guardarte tus secretos, tus cosas. Queda todo expuesto, a la vista de cualquiera que ingrese a tu perfil, y no le encuentro el sentido. De más está decir que cada uno sabrá cómo manejar su privacidad, yo me muestro cuando salgo de la puerta de mi casa y camino por la calle, cuando estoy en mi hogar hago lo que me da la gana, y nadie tiene por qué conocer mis acciones privadas a menos que yo lo desee. Hoy, cualquiera te busca en Google y accede a tus datos muy fácilmente, porque hay varias páginas que así lo permiten, y es bastante impensado cómo estamos a un clic de distancia de un Fulano que quiere indagar en tus datos personales. Y otro tema, no menos preocupante, es el robo de identidad: que alguien utilice tu nombre o tus datos para crear una cuenta falsa de Facebook, o que aparezcan de la nada supuestos "amigos" que te envían una solicitud y que ni siquiera tienen un nombre conocido. Será cuestión de tomar los recaudos necesarios de ver cómo nos adaptamos a esta coyuntura, que no tiene marcha atrás. La tecnología no es buena ni mala en sí misma, sino el uso perverso que se le pretende dar, y que desvirtúa lo que debería ser una red social, que es estar en contacto con tus amigos y conocidos. Punto final.

Crónica de una sociedad en ataque de nervios

Comenzamos la semana. Ayer saltó la térmica y media casa permaneció a oscuras mientras intentaba escribir estas líneas. Así que tuve que int...