18 de noviembre de 2016

Los gajes del oficio

Buenos días, amigos. Luego de algunos días de ausencia (en realidad pensé que eran más), me vuelvo a encontrar con ustedes, con mucha satisfacción porque veo que las cosas se van dando de a poco, tanto en el plano personal como profesional. Reitero: de a poco. Mi prioridad siempre ha sido la salud, sentirme bien, porque sin esa necesidad básica de todo ser humano, no se puede rendir al 100 % en el trabajo o en cualquier actividad que emprendas. Y el laburo es importante por varios motivos, no sólo por la plata: te hace sentir útil, idóneo, te mantiene activo, y te permite relacionarte con tus compañeros o colegas.

El periodismo no es una profesión sencilla, del mismo modo que tampoco lo son otras. Uno asume la responsabilidad de lo que escribe o dice, al hacerlo público en un medio de comunicación. Muchas veces los lectores acusan al periodismo de callar o ocultar información. Puede ser cierto en algunos casos y no me voy a poner a juzgar a nadie. Pero no podemos denunciar un hecho sin pruebas, o hacernos eco de un rumor. Porque la Carta Documento después llega a nombre de quien escribió la nota, y es uno quien debe rendir cuentas ante la Justicia por delitos tales como calumnias, injurias, o daño moral. Para tener pruebas de lo que se dice, hay que investigar y consultar diversas fuentes, informantes, gente cercana al entorno. Esto a veces es posible, y otras veces no. También sucede que quien omite la información no es el periodista, sino el que la envía. Me pasó eso durante esta semana, por una gacetilla de prensa que mandó el Municipio sobre decomiso de mercadería en los comercios. La gente nos pedía los nombres, lo cual me parece lógico, pero desde la Comuna se negaron a reverlarlos. Y aunque uno pueda suponer fácilmente qué supermercado vende productos en mal estado, no lo dije por ese motivo. Pedí explicaciones a las autoridades de Inspección General, que me dijeran por qué no daban a conocer los nombres de los comercios en falta. Los argumentos que me dieron no me convencieron para nada, y creo que eso no hace más que generar sospechas en la población de una supuesta complicidad. Por todo esto, sostengo que las cosas deben ser claras, para evitar acusaciones cruzadas que no conducen a ningún lado. Es el Municipio quien debe esclarecer la polémica, ponerse al frente de los hechos, más allá de la tarea que uno pueda hacer como periodista. Punto final. 

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...