Dos noticias acapararon la atención de los medios la semana pasada: el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE. UU., y la lapidaria derrota de la Selección ante Brasil. Los dos diarios más leídos, Clarín y La Nación, me producen un profundo desencanto, porque se nota poca producción periodística, noticias recicladas, y un intento desesperado de captar nuevos lectores con menos texto y más fotos. La venta de diarios impresos viene en caída libre, desde que se multiplicaron los sitios informativos de Internet. Y como cada vez más gente tiene acceso a un celular moderno, puede leer las noticias desde allí. Antes era cita obligada sentarse a la mesa de un bar, tomar un café y hojear los diarios. Asistimos a un cambio de hábitos que obliga a los editores a reinventarse. Casi ningún joven de 20 años o menos va a comprar un diario en papel, y ni siquiera lo lee online, sino que se entera de lo que pasa alrededor por la tele.Abunda, en el periodismo gráfico, una suerte de eterno deja vu, y uno tiene la sensación de que esa crónica o artículo ya lo leyó antes.Como mencionaba antes, en el afán de adaptarse a los tiempos que corren, donde la gente va a mil y cada vez lee menos, se privilegia las fotos, las infografías. Entonces se nota que el texto, la nota en cuestión, queda reducida a unos pocos párrafos. Es una estrategia equivocada la que están empleando, porque hay un público "cautivo" que quiere que el diario siga siendo lo que fue. El cambio más inesperado y sorprendente se dio en La Nación, que adoptó el formato tabloide (similar al de Clarín), y sólo dejó para los fines de semana su tradicional formato sábana. Por el momento, ambos medios se pueden leer en forma gratuita por Internet, aunque en ciertos casos hay que registrarse. En otros países más desarrollados, ya hay que pagar una suscripción para entrar a la versión digital.
El gran interrogante, es cuál será el futuro de los diarios impresos, qué sucederá con los kioscos que los venden, con los canillitas, que ven con preocupación cómo merma su fuente de trabajo. A medida que surjan más medios de comunicación, mayor será la resistencia que deberán afrontar los diarios como los conocimos siempre. Además, se eliminaron suplementos, se suprimieron páginas, se adoptó un criterio opuesto al aconsejable. Al que está pagando para informarse hay que ofrecerle más de lo que pueda encontrar por Internet, porque nadie va a pagar por lo que puede conseguir gratis. Hace falta volver a las notas de análisis político, que ayuden a comprender la realidad que estamos viviendo con este nuevo Gobierno, en lugar de esconder la basura bajo la alfombra como hacen muchos, dado que tienen intereses creados para no ser críticos. Si no sos crítico, de algún modo te convertís en cómplice. Punto final.
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