18 de mayo de 2018

Monólogo pausado de viernes

Llegó el fin para una semana brava, trabada, complicada, tanto desde lo emocional como desde lo profesional. Luego de varios días recuperé el entusiasmo por comunicarme por este medio, que es un humilde blog, pero representa  mucho para mí. Han transcurrido casi 13 años desde la primera nota que está escrita. Mucha agua ha corrido bajo el puente, yo no soy el mismo que antes, y quizás tampoco me gustaría serlo. Creo que uno debe ser consecuente con la edad que tiene, pero sin llegar al punto de que ello se vuelva un factor limitante sobre el modo de actuar. Yo ya no hago cosas de pendejos, porque es una etapa que ya viví y la disfruté mientras duró. Creo que esa es la clave, tratar de encontrarle a las distintas etapas de la vida, un significado, un sabor especial. Ejercer el periodismo en Lobos no es fácil, y yo he mantenido durante casi toda mi carrera -hasta ahora- este blog, y mi trabajo que todos conocen.

Y aunque ahora estoy más gordo, más cansado de ciertas cosas, en parte esto último tiene que ver con que asumí responsabilidades que antes no tenía. Cuando tratás de hacer tu laburo lo mejor posible, a veces te desgasta, pero tenés la satisfacción de algo bien hecho. Después, como lo juzguen los demás, corre por cuenta de ellos. Eso es algo que aprendí con el tiempo. Ya no traslado más las frustraciones ajenas a mi vida, yo soy el dueño de decidir qué hacer y qué no, y además tengo la capacidad de razonar y de discernir. Aunque todos cometemos alguna vez actos irracionales o infantiles. Pero en líneas generales, les puedo decir que me siento bien con los años que llevo puestos sobre mis hombros. Cuesta asumir que uno ya no es un "pendex", pero es parte del juego. No quiero que me pase como cantaba Julio Iglesias, aquello de : "Me olvidé de vivir". Eso no. Yo me olvido de las cosas que quiero dejar atrás, y trato de de recoger lo bueno que me depara el camino. Nuestro paso por este mundo no es más que eso, un camino, que llega a un fin, y hay que aprovecharlo antes de que se baje el telón. Punto final.  

Crónica de una sociedad en ataque de nervios

Comenzamos la semana. Ayer saltó la térmica y media casa permaneció a oscuras mientras intentaba escribir estas líneas. Así que tuve que int...