Estoy harto de ver y escuchar, en los grandes medios, sólo
noticias sobre la cotización del dólar. Ya está, loco, que vuele todo por los
aires y listo, no podemos vivir pendientes de la especulación aquellos que
tenemos que parar la olla todos los días. Nosotros cobramos lo que ganamos en
pesos, y gastamos en pesos, no tenemos margen para salir a comprar dólares. Y
bastante que nos cuesta poder mantener nuestro estilo de vida, darnos algún
gusto como todos nos merecemos, porque no vinimos a este mundo solamente a
trabajar, no somos máquinas, tenemos una familia y necesitamos dedicarle tiempo
y descansar. Manga de inoperantes nuestros políticos, del primero al último, háganse
cargo de lo que hicieron y no joroben al laburante. La presión impositiva es
cada vez más fuerte y buena parte de nuestros ingresos va a pagar impuestos
cuyo destino nadie sabe cuál es, como siempre, mientras nuestros diputados y
senadores cobran dietas altísimas y canjean pasajes de avión que no usan por
guita en efectivo. ¿Por qué no reducen el IVA a los alimentos esenciales? Sí,
van a recaudar menos, pero es una forma de incentivar el consumo y de que esos
productos estén al alcance de los sectores más postergados. Bajen el IVA a la
harina, al pan, a la leche. Todos los países desarrollados están proponiéndose
como meta reducir impuestos, y acá hacemos todo lo contrario. Y encima nos
endeudamos cada vez más para tapar agujeros. Como dijo Melconian, para detener
la diarrea (fuga de divisas).
Por otra parte, el Mundial de Fútbol no me despierta el
menor interés. Por supuesto que voy a ver los partidos y ojalá salgamos
Campeones, pero sería un error considerar este hipotético logro como una forma
de canalizar frustraciones colectivas. No podemos caer en el exitismo. Es
triste pensar que nos aferramos a un evento deportivo para obtener un poco de
satisfacción. Y más aún, cómo se convierte en una cortina de humo de nuestros
dirigentes para no abordar una discusión en serio, un debate donde todos se
sienten en la misma mesa. Si cada uno pone un huevo en una canasta, no vamos a
ningún lado. Punto final.