23 de mayo de 2020

El peligroso hábito de "romantizar la cuarentena"

Me da la impresión de que extender la cuarentena, se ha convertido en una decisión más política que sanitaria. Hace unos días, deportistas lobenses que practican windsurf solicitaron que se les permita ejercer su actividad. Es un deporte individual, al igual que el tenis y la pesca, por lo tanto considero que no hay posibilidad de contagio. En lo que respecta al rubro gastronómico, los restoranes y bares podrían abrir manteniendo una distancia entre una mesa y otra, como se había implementado unos días antes del 20 de marzo. En el caso de los boliches, es evidente que sí hay aglomeración de público, por lo tanto deberían permanecer cerrados. Por supuesto, ni yo ni nadie quiere que se multipliquen los casos positivos, pero aquí en Lobos sólo ha habido uno, un caso importado de un profesional de nuestra ciudad que llegó de Europa y se recuperó realizando la cuarentena en su domicilio. 

También es cierto que en Mar del Plata y otros distritos, los propios intendentes decidieron dar marcha atrás con esta flexibilización, porque la gente creía que estaba "de vacaciones" y que podía hacer lo que quisiera, por lo cual hay que apelar a la responsabilidad de cada uno. Por lo general, en nuestra ciudad, aquellos que tienen un patrimonio que le permite no trabajar o no realizar actividad comercial, son los defensores más acérrimos de que la situación actual se siga prolongando.Pero insisto, se debe adoptar un criterio uniforme que posibilite que todos podamos trabajar para que no caigamos en el quebranto económico.   

Alguien podrá mencionarme lo que está sucediendo en Brasil o en Chile, pero la Argentina está lejos que la apremiante situación de los países vecinos. Pensar en qué podría suceder si se levanta la cuarentena aquí es hacer futurología, pero se podría implementar una prueba piloto de una semana. Y si recrudece la pandemia, volver a "foja cero". 

No soy médico ni  epidemiólogo, simplemente apelo al sentido común, que algunos compartirán y otros no. Es hora de poner las cosas en su lugar y de analizar cuáles actividades constituyen un riesgo real para la propagación del virus. Es el Gobierno quien, hoy por hoy, regula nuestras libertades, en el marco de un contexto excepcional. No me agrada parafrasear a Patricia Bullrich, pero alguna dosis de razón tiene al afirmar que "no hay que enamorarse de la cuarentena". Desde luego, si el macrismo estuviera en el poder, esto hubiera sido un desastre, eso lo tengo bien en claro. El Presidente ha actuado con premura, pero es tiempo de analizar el impacto real en la industria y la producción. Vale decir, en la economía. Hay empresarios o comerciantes que enfrentan serias dificultades para pagarles los sueldos a sus empleados. En lo que a mí respecta, reitero que tengo un diario digital que se financia con el aporte de los anunciantes, y si ellos no facturan, difícilmente podrán pagarme la publicidad. A diferencia del formato papel, lo que yo hago no se vende en el kiosco de diarios, es de libre acceso. En muchos casos me vi obligado a renegociar y a perder parte de mi rentabilidad, pero no sé hasta cuándo se podrá sostener. Por otra parte, sigo pagando el monotributo y todos los impuestos, pero tampoco sé hasta cuándo podré hacerlo. Y no digo más porque no me gusta "llorar miseria", como suele decirse. 

En Lobos, hoy por hoy, los únicos comercios que facturan son los supermercados y las farmacias, y no está mal que así sea, porque fueron habilitados para abrir sus puertas y atender al público con normalidad. 

Esto es una olla a presión, que en algún momento va a explotar cuando la gente se harte del encierro y empiece a salir por su cuenta. Lo que se sabe hasta ahora, es que esto seguirá hasta el 8 de junio. Ahora bien, ya pensar en una "nueva fase" posterior a esa fecha, me parece exagerado. Inclusive, si a mí no me perjudicara, mi pensamiento sería el mismo. La deuda externa puede esperar, y si entramos en default, algún día saldremos a flote. Este el el momento de inyectar guita en la economía doméstica, ni más ni menos. Punto final. 

Las preguntas obvias también merecen ser respondidas

Con el paso del tiempo, vamos cambiando. Eso no es novedad, lo novedoso es cómo interpretamos ese proceso. El destino nos lleva a enfrentarn...