13 de mayo de 2020

Lo que nos pasa es un signo de los tiempos

Miércoles por la noche en Lobos. Hay que apechugar, no queda otra, y dejar de comportarse como niños caprichosos. Es algo que me repito a mí mismo cada vez que se dispongo a quejarme por algo. Y si se trata de algo que no puedo resolver, con más razón aún. Esta pandemia está poniendo a prueba nuestra paciencia, nuestra inteligencia, y nuestra capacidad de autonomía.

Es momento de rescatar lo positivo. Podemos hacer todo lo que antes teníamos relegado por falta de tiempo. Emprender un proyecto en forma virtual o online. Darle una vuelta de tuerca a la rutina diaria. Yo trato de hacer que cada día me rinda lo suficiente para llevarme aprendido algo nuevo. Y esto puede ser desde buscar en Wikipedia, hasta mirar un tutorial por You Tube para buscar algo de carpintería o panadería. Nada es más provechoso y satisfactorio que el producto de tu propio trabajo. No es lo mismo el asado al horno que a la parrilla. No es lo mismo hacerte un pan casero que comprarlo en el negocio de la esquina.

La crisis no es solo sanitaria, sino también económica. Habrá quienes la podrán sobrellevar mejor que otros. Todo depende del patrimonio y del estilo de vida. En mi condición de trabajador autónomo, tengo que buscar la manera de generar mis propios ingresos ante un escenario completamente nuevo. Me la estoy rebuscando de la mejor manera que puedo, al borde del quebranto económico. Mientras tanto, continúo haciendo notas y produciendo información. Yo no lo hago solamente por el dinero que acostumbraba recibir, sino porque en una manera de no caer en la abulia que nos lleva a la desesperación.

Por supuesto que hay cosas que me ponen de mal humor, o que me tiran un poco para abajo, como a la mayoría de ustedes. Pero así como un día me propuse "no claudicar", cada vez que me encuentro en una situación complicada me lo repito a mí mismo. Puedo pasar un poco más o un poco menos de tiempo para seguir activo en mi trabajo, pero de ninguna manera voy a permitir que la pandemia me termine avasallando. 


Cada vez más situaciones que deberían permanecer en la intimidad son divulgadas por Facebook y otras redes como WhatsApp. ¿Qué nos está pasando? Hay gente que permanece varias horas conectada y tiene suficiente tiempo al pedo (más ahora por el encierro forzado) como para subir memes, fotitos y boludeces a su "muro". Se ha vuelto tan común localizar a una persona por Facebook, que es casi imposible pasar despercibido dentro de ese círculo de supuestos amigos, ex compañeros de escuela, o compañeros de trabajo. Como dije una vez, no voy a negar que utilizo FB de vez en cuando, pero todo tiene un límite. No tolero la estupidez, y menos aún cuando se manifiesta por Internet.


Lo curioso del asunto, es que no es algo nuevo. Pero se eleva a la máxima potencia cuando surgen situaciones como las que acabo de exponer: el "escrache virtual" está a la orden del día, y luego se lamentan de haber caído en la trampa de los muros, los perfiles truchos, el no menos conocido "Me gusta" y las fotos que se circulan por doquier. Tengo la impresión de que no se le podrá poner freno a esto, al menos en el corto plazo. Pese a todo, ya no sigo con mi costumbre de indignarme por hechos que otras personas aceptan con naturalidad. El otrora popular Fotolog ya casi no existe (fue reemplazado por Instagram), al igual que sucedió con  el Messenger de Microsoft. De manera que constantemente se van desarrollando nuevas redes que reemplazan a las que usábamos habitualmente, con una velocidad inusitada. "Todo se construye y se destruye, tan rápidamente... que no puedo dejar de sonreír", dijo Charly García en una de sus canciones más logradas. Todo un signo de los tiempos.

Las preguntas obvias también merecen ser respondidas

Con el paso del tiempo, vamos cambiando. Eso no es novedad, lo novedoso es cómo interpretamos ese proceso. El destino nos lleva a enfrentarn...