20 de septiembre de 2020

Continuar honrando la profesión y mejorando lo que haga falta: Esa es la cuestión

Domingo por la tarde. Panorama tranquilo en Lobos, propio de esta burbuja en el tiempo que nos obliga a replantear nuestros hábitos. Finalmente, al menos hasta ahora, no ha habido festejos desmesurados por el Día de la Primavera, que será mañana. Hace instantes, en un calco de lo que vi el domingo pasado, "desfiló" una nueva caravana de motos con escape libre, tirando cortes ante el estupor de la mayoría. Parece ser que se creen dueños de la calle y en virtud de ello, hacen lo que quieren.

Este fin de semana no hubo demasiadas noticias en el orden local, por lo cual el lunes voy a salir como hago todos los días a buscar material para el diario. La verdad es que no es sencillo conseguir notas que conciten el interés de los lectores, fuera de lo que sea el COVID. A veces entro a otros portales de la región, para interiorizarme acerca de lo que sucede más allá de mi nariz. Algunos están más actualizados que otros en cuanto al contenido, o cuentan con mayor cantidad de personal. Yo trato de hacer todo cuanto me sea posible, porque no puedo delegar las tareas en este momento. Si tuviera empleados, me gustaría que ganen bien y tenerlos en blanco, a diferencia de lo que otros hicieron durante muchos años conmigo. 

El principal proyecto que tengo es continuar posicionándome profesionalmente, y esto se logra marcando la diferencia, porque si vos hacés lo mismo que tu competidor, carece por completo de novedad. Estoy tratando de lanzar un Instagram para transmitir en vivo, el problema es que consume muchos gigas del celular, sobre todo cuando se trata de coberturas que duran más de 15 o 20 minutos. Pero no es algo imposible de resolver. Me voy a tener que acostumbrar a usarlo, del mismo modo que lo pude implementar en Twitter. Al replicar el contenido en la redes sociales, se amplía el espectro, lo noto en Facebook, donde la gente interactúa y escribe sus comentarios. Respeto todas las opiniones, pero cuando empiezan a insultarse entre sí o a descalificar al medio, debo eliminar ese tipo de expresiones que alientan el odio a través violencia verbal. Lo que sostuve muchas veces: hacer la guerra detrás de un monitor.

Es curioso que le pidan a la sociedad que sea responsable, ya sea para cuidarse del virus o para no agredir en las redes, cuando han sobrados ejemplos de que cada uno hace lo que quiere y se caga en el resto. En circunstancias normales, ni el Estado debería controlar todo, ni los periodistas deberíamos ser agredidos o perseguidos. Muchas veces pienso que hay gente que vuelca todas sus frustraciones e incapacidades insultando al otro, con una mirada muy corta que les impide ver todo lo que ellos no pudieron hacer. Yo no he podido concretar un montón de objetivos aún, pero sería un necio si culpo al resto de la humanidad por ello. Es posible que no me haya puesto las pilas lo suficiente, o simplemente no se dio como esperaba. Hay que cultivar la tolerancia a la frustración, siendo más introspectivos y analizando por qué las cosas no salen como quisiéramos. Y si al otro le va mejor que a vos, no hay problema, se habrá esforzado más, tendrá méritos para conseguirlo, o lo que fuere. Si neutralizás la envidia, vas a vivir mucho mejor, pensando en vos y no en lo que hacen los demás. Si tu competidor lanza algo exitoso e inteligente, no lo copies, buscá mejorarlo. Es  la única manera de marcar la cancha y hacer la diferencia. Punto final.  


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