18 de septiembre de 2020

No dejes que te digan cómo tenés que pensar

 A veces me da la impresión de que muchos funcionarios reaccionan tardíamente, cuando los medios y la oposición les marcan la cancha. De esta manera, pierden la iniciativa política, por no intuir para qué lado soplará el viento. Pero ojo, a Fernández también le pasó, cuando se vio sobrepasado por la protesta de los policías de la Bonaerense, que le hicieron una suerte de piquete en la Quinta de Olivos. El oficialismo no supo qué hacer durante tres días, hasta que hicieron la más fácil y le quitaron un punto de coparticipación a CABA para financiar los aumentos de salarios. Si vos sos un dirigente político que lográs instalar un tema en la opinión pública y conseguís que la gente te siga y apoye, los demás tendrán que recoger el guante. El que pega primero, pega dos veces. No obstante, esta jugada no siempre sale bien, sobre todo en tiempos donde mandan las redes sociales y los trolls. Entonces te recuerdan tus contradicciones si es que antes opinabas otra cosa, y terminás en la lona otra vez. Hay legisladores que son casi denunciadores seriales, como Carrió, que carece de toda credibilidad, aunque los medios se hagan eco de los exabruptos que dice y que a menudo quedan en la nada, porque no resisten el menor análisis. 

Si hablamos de generar empleo, no es tan sencillo como parece. Primero tenés que brindar incentivos a las empresas para que les resulte conveniente tomar personal. No son entidades de beneficencia. Hay rubros, como la construcción, que generan muchas fuentes de trabajo. Justamente hoy me estaba quejando de unos albañiles que hace más de un mes que están en la casa de mi vecino, dale que dale con la maza y la sierra caladora. Sé que necesitan laburar, trato de ser tolerante, pero me parecen unos desubicados. Que busquen horarios razonables para hacer su tarea. Pero eso es casi una anécdota. La cuestión es que el Estado no puede dar empleo, hay demasiados empleados públicos y muchos continúan siendo ñoquis. Fomentar la iniciativa privada en este contexto requiere de medidas inteligentes, y no de discursos para la tribuna. 

 Nosotros muchas veces no podemos cambiar la realidad, lo que podemos hacer es intentar apartarnos de algunas "porciones" de ella sin que parezca un escapismo. Lo que pasa es que hay estructuras tan burocráticas equistadas desde hace años, que todo el mecanismo de saquear al Estado está perfectamente aceitado. Pese a ello, hay que buscar el modo de torcer la historia, de cambiarla, con ese impulso libertario y creativo que todo ser humano lleva consigo, porque no nacimos para sufrir o ser sometidos, sino para vivir con plenitud, sin esclavizarnos por los prejuicios, que es el peor modo de esclavitud moderno. No está mal que te importe qué dirá tu vecino de vos, lo que es limitante, es que todo el tiempo bases tus conductas para buscar la aprobación de los demás. O decir lo que al otro le gustaría escuchar. Porque hoy por hoy, mucha gente no se detiene a pensar y como si se tratara de "la comida de un bebé", quiere que le den todo masticado, todo procesado. Por ese motivo es que nuestra sociedad es disfuncional: nadie hace un esfuerzo por entender o interpretar lo que nos pasa. No se trata de escribir un manifiesto, sino de plantear las cosas que nos afectan de un modo simple, pero concreto.

 Ciertamente, dejarse llevar por el rebaño no es el modo que yo concibo de vivir, ni el que quisiera para mi familia. Hay que indagar en qué estamos fallando, qué estamos haciendo mal (no hacen falta ni cinco minutos para darse cuenta de los vicios que tenemos los argentinos). Tan sólo eso, pensar y debatirse entre varias ideas, porque si no, vamos a dejar que los demás piensen y decidan por nosotros. Punto final.  



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